Muñeca

Ella no lo era. No era una muñeca. Cualquiera que la conociera más allá de su nombre. ¡Oh! Se quería engañar. Ni si quiera creía que el chico pudiera acordarse de su nombre. ¿O quizá si? El nombre de Naomi Campbell era muy conocido, pero no por ella sino por una modelo famosa. Cada vez que había una presentación o tenía que decir su nombre, todo el mundo reía y miraba interesado a ver quién era esa tal "Naomi Campbell". Incluso en los ojos de los profesores se veía el interés y ella siempre se preguntaba por qué su madre le había puesto ese nombre. Ella le respondió una vez a eso y le dijo que era porque quería que fuera igual de hermosa.

"Tan hermosa como una muñeca."

Suspiró y puso los ojos en blanco.

Ella no tenía problemas de ira, sólo que él era un idiota. Era un idiota con una mata de pelo en sus huevos, o eso decía él.

Para "reducir" su ira únicamente lo que hizo fue hacerle un corte de manga con su preciosa manicura azul mordida. James Cook rió, pero volvió a hablar. No a ella, sino al aire, pero lo escuchó perfectamente y resonó unas cuantas de veces en su cabeza. "Me gusta."

Y para "reducir" su ira únicamente levantó la mano y se quejó a la profesora de que quería enseñarle un tatuaje de un sitio inapropiado.

Y para "reducir" sus ganas de cogerle el culo delante de toda las clases, miró a otro lado.

Miró su reflejo en el espejo del baño. No era fea, pero tampoco destacaba. Era una chica de ojos azules y pelo rubio. No era una muñeca. Se recriminó a si misma cuando él le dijo que quería comprobarlo. Él mismo quería ver si era de verdad una muñeca.

Quizá le daba la oportunidad de dejarle saber si lo era o no.