Owari no Seraph pertenece a Takaya Kagami (Lord Takaya. Serafín de un fandom que arde en llamas constantemente, amén)


.


Cuando Yu entró a la habitación de una de las mujeres mayores que se encargaban del orfanato, se encontró con Akane, justamente a la persona que estaba buscando hacía un buen rato. Bueno, la reconoció porque estaba de espaldas, porque cuando ella se dio la vuelta, y el niño reparó en toda la capa de base de maquillaje, lápiz labial, y coloretes que cubrían el rostro ahora irreconocible de Akane, dio un respingo y soltó un seco:

—Horroroso—la niña arrugó el rostro ante la reacción de Yu. Mientras tanto, él podía jurar que las mejillas se le desgarrarían en cualquier momento ante el movimiento de los músculos faciales bajo toda esa capa de sustancias que estiraban su piel aún tierna.

—¿Porqué eres tan malo, Yu?—él se desordenó los cabellos sin saber que decir—.Así me veré más bonita—Yu levantó la mirada.

—¿Bonita?—Akane asintió efusiva—.¿Para qué quieres ser "bonita"? —ella desvió la mirada avergonzada.

—Hum... bueno—vio como jugaba con sus pulgares—.Hace unos días vi a una niña muy linda venir al orfanato.

—¿Una niña?

—Sí, tenía un cabello precioso, tenía un color similar al de las violetas durante la primavera—Yu arqueó una ceja suspicaz. No le sonaba de nada esa descripción—.Y, eem... estuvo hablando con Mika—finalmente lo comprendió todo. Suspiró totalmente resignado y caminó hacia ella.

Akane se sentía avergonzada, pero aún así, quería expresar de alguna manera lo inferior que se sintió durante un instante al estar ante alguien tan elegante como esa niña (¿Hi-hira-gi?)

—Ven aquí—la tomó con involuntaria brusquedad por la muñeca y la jaló hacia él. Cuando estuvo frente a él, comenzó a frotarle el rostro con una de las mangas de su chaqueta roja.

—¡Ay, ay, Yu, me lastimas!

—¡Quédate quieta!—regañó haciendo más rápida la fricción. La delicadeza no era su punto fuerte definitivamente. Cuando creyó que fue suficiente, la tomó por los hombros y comenzó a inspeccionar su rostro de cerca, buscando rastro alguno de maquillaje, finalmente, cuando se vio satisfecho, le dedicó una pequeña sonrisa—.¡Listo!—la giró hacia el espejo con tanta rudeza, que Akane hubiese caído de narices, de no ser por el fuerte agarre en sus brazos. No dijo nada, sabía que él no lo podía controlar, y que era algo tosco para demostrar su afecto—.¿No crees que así es mejor?.

Akane miró el espejo frente a ella. Tenía las mejillas enrojecidas por el súbito tratamiento, pero nada más estropeaba su piel, junto a ella el rostro sonriente de Yu le hizo reír por lo bajo, eran tan pocas las veces que lo veía de esa manera...

—Gracias.

—¿Huh?, ¿Q-q-qué?—él retrocedió un par de pasos y desvió la mirada—.No es para que lo agradezcas, tonta.

Akane siguió riendo, esta vez con más fuerza, y en un impulso de felicidad, se abalanzó contra Yu, para rodearlo con sus brazos y estrujarlo contra ella, aún con una extensa sonrisa tatuada en los labios.

—¡Ah, suéltame!—se revolvió en el abrazo tratando de escaparse, sin hacer fuerza realmente. Akane apretó la mejilla contra él.

"Gracias Yu"

.