Este fic participa en el minireto de junio para "La Copa de las Casas 2015-16" del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black.

En está ocasión nos tocó hacer un fic inspirado en un fan art.

Fan art sorteado: flominowa. deviantart /art/ yearbook-pomona-sprout 58305087


A Pomona le gustaban muchas cosas, le gustaban las galletas de chocolate con vainilla que preparaba su madre cuando iban a visitar a la abuela y las rebanadas de pan tostado con mantequilla que preparaban los elfos domésticos. Le agradaba relajarse junto al fuego de la chimenea en la sala común de Hufflepuff y disfrutaba de los días lluviosos porque aunque tenía que quedarse dentro del castillo, podía deleitarse con el olor a tierra mojada que tanto le encantaba.

Pero había una cosa que Pomona amaba más que nada y eso eran las plantas, le gustaban todas, desde las mandrágoras hasta las rosas y desde los bubotubérculos que curan el acné hasta las petunias que adornan la mayoría de los jardines de los muggles. No importaba la especie, para ella todas las plantas eran fascinantes y únicas, cada una tenía su encanto y aunque algunas no fueran muy bonitas a la vista, ella siempre les encontraba su lado especial y mágico.

Pomona tenía un don y eso lo sabía su profesor de Herbología, quien veía la dedicación y cuidados que tenía para cada planta que estudiaban. Miraba el esmero, la atención y la pasión que ponía en cada clase; definitivamente era su mejor alumna y por eso una tarde aprovecho la ocasión para hablar con ella.

—Señorita Sprout la he estado observando, desde primer año para ser exactos. Usted es la mejor alumna que he tenido, en ningún curso he visto a nadie con su talento y he llegado a la conclusión de que podría ser una gran herbologista por lo que he pensado en tomarla como mi aprendiz. ¿Qué le parece? ¿Acepta mí propuesta? —dijo mientras acomodaba el lazo del diablo que había utilizado para la clase.

Pomona no sabía que decir, era un gran honor, pensó que quizás estaba soñando y tenía que admitir que aquellas palabras la hicieron sentir importante y especial

—¡Sí! —fue lo único que pudo decir, ya que las emociones que estaban creciendo rápidamente en su interior le impedían pensar con claridad.

Su profesor sonrío complacido.

—Entonces la espero mañana para comenzar con su primera clase — dijo mientras la acompañaba a la salida de su oficina.

Pomona solo asintió con la cabeza, pero por dentro estaba que brincaba de felicidad porque eso significaba que aprendería muchas cosas, trabajaría con plantas exóticas y sobre todo implicaba que se encontraba un paso más cerca de alcanzar sus sueños.