Esto lo escribí mientras esperaba ( y sigo esperando…) un promedio fuera del salón, en principio es un honesto, aunque podría considerar seguir con más personajes de la tercera generación…no sé, todo está en ustedes.
Disclaimer: Bueno, como todos sabemos, Harry Potter y todo su mundo pertenecen a JK y a todo el que haya pagado sus derechos, entre los que no me cuento porque no soy rica.
Lily Luna Potter tenía claro que no era la favorita de sus familiares, tampoco de sus profesores y esto no le importaba en absoluto. A ella se le hacía muy difícil hacerse notar en medio de una familia tan grande cuando tenía un carácter más bien tímido, nunca le habían gustado los grandes escándalos, los tumultos de gente o ser reconocida en la calle por ser hija de Harry Potter. Siempre se había preocupado de ser ella misma, más allá de lo que todos dijeran.
También sabía que no se parecía mucho a ningún miembro de la familia. Sí, su cabello era rojo y sus ojos del mismo tono azul de su abuelo Arthur pero detestaba el Quidditch, las bromas, las visitas a Hogsmeade y las fiestas en La Madriguera. En resumen, Lily Potter siempre pensó que era desde todo punto distinta.
Hasta que un travieso papelillo salió del cáliz de fuego y la directora McGonagall gritó:
— ¡Lily Potter!
Ella había analizado las posibilidades con anterioridad y había llegado a la conclusión de que el representante de Hogwarts estaba entre James o Louis. Nunca había considerado que el cáliz la elegiría a ella. Aun teniendo conciencia de que su nombre estaba en él debido a una broma de su prima Dominique.
—Ve — susurró Rose a su lado.
Ella se levantó de la mesa de Gryffindor y caminó vacilante hasta colocarse al lado del chico de BeauxBatons hasta que todo terminó y caminó detrás de la directora en silencio.
—Como ocurrió esto Lily, tú no tienes la edad aun…
—Una broma — explicó la pelirroja tratando de no inmutarse demasiado — ¿Se puede deshacer?
La directora miró al ministro antes de sacudir la cabeza.
—Lo siento Lily, pero el cáliz parece creer que entre todos los miembros de Hogwarts que colocaron sus nombres tú eres la más cualificada para el torneo de los tres magos.
Ella se esperaba esa respuesta, había escuchado cientos de veces las historias de la adolescencia de su padre.
— Mamá me va a matar — masculló para sí misma y luego miró a todos sus profesores —, ¿Suena muy cobarde decir que estoy aterrada?
— No, también es de valientes admitir cuando se tiene miedo — dijo el profesor Longbotton.
—Es igual a su padre— dijo el ministro Shacklebolt con una sonrisa. — Sí, definitivamente igual que Harry a esa edad.
Ella estaba más acostumbrada a escuchar decir que se parecía a su madre o alguna de sus abuelas, sin embargo, tanto físicamente como en el carácter ella y su padre no parecían encajar en absoluto.
Si algo hizo memorable a Harry fue la habilidad que tenía de meterse en problemas — le explicó Neville —. Puede que Albus y James sean traviesos, pero en tu caso es innato Lily, igual que en tu padre.
De pronto Lily recordó la vez que encontró el nido de acromántulas en el bosque prohibido, o cuando se metió al lago a recuperar la cadena que su prima Roxanne había perdido y terminó teniendo algunos problemas con las sirenas.
— No es mi intención — se defendió la chica
La directora le sonrió.
— Lo sabemos, aunque sinceramente creí que iba a tener esta charla con James y no contigo. ¿Ahora que piensas hacer Lily?
Eso era lo único que la pelirroja tenía claro.
—Luchar
Puede que ella fuera el único miembro de su familia que prefiriera sentarse a dibujar un paisaje o a escribir antes que el quidditch, fabricar artículos de broma, estudiar hasta ser el mejor alumno o todas esas cosas que hacían sus primos, tíos y abuelos pero había algo en lo que era igual cada uno de ellos.
No se daba por vencida. Luchaba con todas sus fuerzas hasta el final.
