Disclaimer:
Los personajes y ambientes son propiedad de Stephenie Meyer, yo sólo los tomé prestados para escribir ésta historia.
Para éste capítulo les haré una recomendación musical: If I Could Be Like That-Three Doorws Down.
Boda, Luna de Miel y Transformación.
Cáp. 1
Enfrentando a Charlie.
Jueves.
Edward detuvo el auto en la calle, frente a la entrada de mi casa. Las manos me temblaban a causa de los nervios.
-Todo saldrá bien, ya verás.-me aseguró él con una de esa sonrisas de medio lado que tanto me fascinan. Intenté devolverle la sonrisa, pero todo lo que logré fue hacer una mueca que estaba muy lejos de llegar a ser sonrisa.-Tranquila, Bella.-tomó mis manos entre las suyas y las besó tiernamente. Estuvimos así apróximadamente dos minutos, el besándome y yo pensando el la reacción de Charlie.
-Andando.-me instó. Escuché su puerta cerrarse y una milésima de segundo después, la mía ya estaba abierta. Me tendió la mano y me bajé del precioso Volvo aún más nerviosa que antes. Edward cerró la puerta y activó la alarma del auto. Me aferré con fuerza a su mano y caminamos hacia la puerta de la casa.
-Edward...¿Cómo está?-le pregunté mirando las baldosas del suelo.-¿Crees que lo acepte?
-Esta un poco irritado porque sabe que vengo contigo. Y en cuanto a la segunda pregunta... No lo sé, Bella. Para serte más franco, no lo creo...-más al ver mi cara de desilusión añadió:-El aún sigue resentido por todo el daño que te hice...
-¡Pero eso es cosa del pasado, ya todo volvió a ser como era antes!
-Lo sé, Bella, por eso siempre pongo la opción de la duda. Ten, abre la puerta.-Me tendió las llaves que había sacado de mi mochila. Debido al temblor de mis manos, introduje con mucha dificultad la llave en la cerradura y la giré. La puerta se abrió con un leve pero audible chirrido.
-¿Bella eres tú?-Preguntó Charlie desde la sala de estar. Estaba viendo un partido de los Medias Rojas de Boston contra los Marineros de Seattle a todo volumen.
-Si, vine con Edward.-dije casi gritando. Edward me miró preocupado.
-Está irritado con mi presencia aquí…-susurró.
-No me importa, tenemos que resolver esto y rápido.
-Creo que es mejor que me vaya para no tensar más las cosas...
-¿Qué¿Y vas a dejar que me enfrente yo sola a una posible rabieta de Charlie?-exclamé indignada y enfadada.
-No, pero creo que es mejor que tu hables con él...No digo que sola, no me iré. Estaré ahí.-señaló un rincón en sombras de la cocina. Lo miré con el ceño fruncido y lo amenazé con la mirada.
-Me pareció oír que hablaban de mí.-dijo Charlie desde el umbral de la cocina.
-Si, estábamos hablando de ti.-coincidí, mientras le lanzaba una mirada asesina a Edward.-Papá, tengo que decirte algo que cambiará mi vida para siempre.
Charlie enarcó una ceja. Sin duda alguna mis palabras le sonaban extrañas, y en cierto modo a mí también.-Es mejor que te sientes.
-Me estás asustando, Bella.-arrastró una silla y se sentó.-¿Tiene que ver con...ése?-señaló con la cabeza a Edward.
-Si. Verás... no quiero darle muchas vueltas al asunto, así que seré directa.-tomé aire y miré a mi novio, buscando apoyo. Él me regalo una de sus cegadoras sonrisas y me sentí con fuerzas para continuar.-Edward y yo vamos a casarnos.
Charlie tosió un par de veces (Eran fingidos, pero aún así me preocupé.). Me miró con el ceño fruncido y luego miró a Edward, que permanecía tan calmado como siempre. Se estableció un silencio incómodo en la cocina, y la tensión era casi palpable. Después de lo que me parecieron horas, Charlie habló:
-¿Estás segura de que es esto lo que quieres¿No...deberías esperar un par de años más?.-sus preguntas me agarraron con la guardia baja.
-Jamás en mi vida había estado tan segura de algo, quiero estar con Edward para "siempre".-miré a Edward esperando que captara la indirecta. Me sonrió.- Y no pienso esperar ni un año más para casarme con él.
Charlie suspiró.
-Supongo que nada de lo que te diga te hará cambiar de opinión.-negué con la cabeza. Él volvió a suspirar.-Entonces¿Esto es un adiós?
-Si es lo que tú quieres, así será.
-Sabes que no quiero esto, Bella. Sabes que prefiero mil veces a Jak...
-Papá, ya hemos discutido sobre eso...
-Sólo espero que no te equivoques, Bella.-miró de reojo a Edward y mi corazón se contrajo al imaginar todas las cosas que estaría pensando mi papá, y, por consiguiente, Edward.
-No estoy equivocada.
-Si tú lo dices, entonces te deseo que seas felíz.
-¿Estás aprobando nuestro matrimonio?-le pregunté radiante de alegría.
-Algo así-masculló Charlie entre dientes. No pude contenerme y grité de júbilo. Rodeé la mesa corriendo y abracé a Charlie.
-¡Gracias, gracias, gracias¡Eres el mejor papá del mundo!
-Pero hay una condición, Bella.-sentí como si me hubieran explotado la burbuja de ilusión y felicidad.
-¿Cuál?
-Nada de nietos antes de los veinticinco.
Edward y yo no nos vimos durante un par de segundos y estallamos en risas.
-No es un chiste, Isabella.
Edward salió de las sombras con su elegante porte y dijo con una sonrisa:
-No se preocupe por eso, Charlie. No tenemos pensado tener hijos, aún somos muy...jóvenes.-le lancé una sonrisa de complicidad. Edward no era para nada jóven, tenía más de cien años, aunque su físico no lo demostrara y no podía tener hijos por ser vampiro. Además, yo no quería cometer el mismo error que mi madre (me iba a casar con Edward sólo porque esa era la condición que él había impuesto para transformarme).
Charlie miró con desconfianza a mi novio y pasados unos segundos, sonrió débilmente.
-Cuídala bien, Edward... y por favor, no la lastimes más.-bajé la mirada a la mesa.
-Jamás repetiré la estupidez que hice hace unos meses, Charlie. Admito que fue un gran error y que por mi culpa Bella sufrió mucho, no volverá a ocurrir jamás. Se lo aseguro.-le aseguró con una sonrisa deslumbrante.
-Más te vale, chico.-luego me miró a mi y con una triste sonrisa me abrazó.-Cuídate, Bella. Te quiero muchísimo, más de lo que te puedas imaginar.
-Lo sé, papá. También te quiero.- nos separamos suavemente. Charlie permanecía con esa triste sonrisa en el rostro y yo tenía los ojos aguados.
-¿Donde será la boda?-preguntó mientras me tomaba la mano.
-En las Vegas.-se apresuró a contestar Edward.- No será nada ostentoso, Bella lo prefiere así.
-Oh, Bella¡Eres tan distinta a tu madre!-rió tristemente.-Ella quiso una boda por todo lo alto, con flores por todos lados, lazos, guirnaldas, en fin.-suspiró-Algo sobrenatural.
-Pa...Tienes que ir.-musité mientras me esforzaba por no derramar ni una lágrima.
-Lo siento, cariño. No voy a poder. Este sábado estaré muy ocupado en la comisaría.
-Claro, entiendo. No hay problema entonces-sonreí débilmente y pensé: "mientras menos gente, mejor".-Tienes que cumplir con tu trabajo, jefe Swan.
-Bella, tenemos que irnos. Alice nos está esperando.-susurró Edward junto a mi oído. Asentí con la cabeza.
-Papá, nos tenemos que ir. Mañana vendré por mis cosas junto con Alice.-lo abracé de nuevo.-Te quiero.
-También te quiero. Adiós.
-Adiós.
-Hasta pronto, Charlie.-dijo Edward tendiéndole la mano
-Hasta pronto, chico.- mi padre se la estrechó y sonrió.
En cuanto se soltaron, Edward y yo salimos de la casa sin mediar palabra, más al entrar en el coche, ambos estallamos de pura felicidad.
-¡Edward, lo aceptó¡Lo aceptó!-exclamé abriendo los brazos hacia Edward.
-¡Te dije que todo saldría bien! Oh, Bella, estoy tan feliz.-me abrazó-literalmente-fuerte.
-Edward, te amo.
-Yo te amo mucho más, Bella.-ambos sonreímos. Edward acercó su rostro al mío y yo cerré los ojos, esperando. Sólo milésimas de segundo después, sentí los fríos labios de él chocando contra los míos. Pasé mis brazos por su nuca y empecé a juguetear con su cabello. Edward puso una mano al rededor de mi cintura mientras que con la otra sostenía el volante. Separé los labios y esperé a que Edward hiciera lo mismo. Un segundo después, reaccionó.
-No, Bella.-quitó mis manos de su cuello.
-¿Por qué? Edward¡vamos a casarnos¿No crees que ya es tiempo de pasar de esos besos inocentes?
-No es eso, sabes lo que me pasa cada vez que lo intentas.
-¿No se supone que ya lo habías superado?
-No del todo y lo sabes.-suspiré enfadada. Odiaba tener que darle la razón. Me crucé de brazos y miré por la ventanilla. El me tomó por la barbilla y me giró el rostro.-Bella, no te pongas así. Sólo un par de días más, por favor.-bufé enojada. Sus ojos se oscurecieron levemente y después de soltarme, encendió el auto, lo puso en drive y pisó el acelerador. En menos de cinco minutos llegamos al camino que se abría paso en el bosque hasta su casa.
-Edward...-comencé, en un susurro. Él no respondió.-Edward...-repetí sin éxito. Me di por vencida.
Estacionó el auto en el garaje y se bajó, pero no me abrió la puerta. Me desabroché el cinturón de seguridad, abrí la puerta y me bajé del Volvo.
Edward había entrado por la puerta trasera de la cocina, así que fui hasta ahí. Giré la manilla, pero la puerta no abrió. Volví a intentarlo unas dos veces más, siempre con el mismo resultado negativo. Lancé un suspiro de resignación y me di la vuelta para entrar por la puerta principal. No había dados tres pasos cuando la puerta de la cocina se abrió y Edward apareció en el umbral.
-Entra.-me dijo entre dientes. Di media vuelta y entré, pasándole bajo el brazo a Edward.
-¿Se puede saber que sucede?-le pregunté en cuanto hubo cerrado la puerta.
-No te agradará saberlo.-respondió él evadiendo mi mirada. Entramos en la cocina. Nunca antes había estado ahí; era una estancia espaciosa, de techos altos y lámparas de araña, igual que el comedor. En el centro había una sencilla mesa de comedor y sobre ésta, un frutero lleno de frutas de plástico.
Salimos de la cocina y atravesamos en comedor en silencio.
-¿Edward? Quiero saber que sucede.-le exigí cuando entramos en la sala.
-Hablamos en mi cuarto.-su respuesta parecía más un gruñido que cuatro palabras formando una oración. Se detuvo en las escaleras y me levantó en volandas; tardamos lo mismo que un estornudo en llegar a su habitación. Me dejó en el sofá y comenzó a pasearse de un lado a otro de la habitación, mientras yo lo miraba de hito en hito.
-Edward, me estás poniendo nerviosa¿qué pasa?
-Alice tuvo una visión.-se detuvo frente al equipo de sonido y se dio la vuelta hacia mí. No me di cuenta de que había colocado un CD sino hasta que la música lleno el cuarto.- Unas cuantas personas vendrán a nuestra boda.
-¿Qué¿Cuáles personas?-exclamé levantándome del sofá.
-Siéntate Bella. No te va agradar para nada la noticia.
-Ed...me estoy poniendo más nerviosa. ¡Dime de una vez por todas!
-Los Vulturis.-repondió él con un gruñido.
-¿Qué? Edward¿Qué estás diciendo?
-Alice lo vio cuando estábamos en el auto. Vendrán el sábado a nuestra boda.
-Pero¿por qué? Es decir... ¡no tienen nada que hacer aquí!
-Al parecer están interesados en ver nuestro matrimonio por ser... inusual. No todos los días se ve una boda entre un humano y un vampiro.
-No, no, no, no puede ser... Edward dime que estás bromeando.-lo agarré por el cuello de la camisa.
-Ya quisiera yo que fuera una broma. Desgraciadamente es cierto.-dijo él con un suspiro.
-¡Maldición¡Maldición¡Maldición¡No es justo!
-Bella, cálmate, por favor.
-¿CÓMO PRETENDES QUE ME CALME SI UN MONTÓN DE VAMPIROS OBSECIONADOS CON MI SANGRE VAN A IR A NUESTRA BODA!
-¡YA SÉ QUE ES EXASPERANTE, BELLA¡PERO SI TE CALMAS, ME HARÁS LAS COSAS MÁS FÁCILES!
Nos quedamos callados durante unos minutos. Édward resoplaba fuertemente a causa del enfado y yo lo veía estupefacta.
-Lo siento, es que...-comencé con un ligero rubor en las mejillas.
-Bella, no es tu culpa.
-Si lo dices así, si parece que es mi culpa.
-Estoy cabreado.
-¿En serio?-le pregunté con sarcasmo.-Déjame decirte que no se nota.-soltó un bufido y después sonrió de lado.-¿Dónde están los demás? No los ví cuando llegamos.
-Están de caza.
-Oh...claro.-dije- Supongo que debería haberlo sabido.¿Sabes? Quiero ver como cazan.
-¡No!- exclamó él con los ojos negros como la brea. Retrocedí dos pasos, asustada.-No quiero que veas eso.
-Algún día lo veré de todos modos, y seré partícipe.
-Ese día aún no ha llegado.
-Edward... ¡por favor¡Me muero por ver a Emmett luchando contra los osos¡Y a Alice¡Por favor, por favor, por favor!
-Bella, ya te dije que no.
-Gracias.-le espeté enfadada.
-Vamos, Bella... no te pongas así, sabes que es por tu bien.-mientras hablaba se iba acercando más a mi y yo me crucé de brazos.
-Edward, es que eres demasiado sobre protector. A veces me siento como una niña de dos años que no la dejan salir a la calle por temor a que un carro se la lleve por delante.
-No quiero que nada malo te pase...comprende que eres mi...vida.-me apartó el cabello de los hombros y comenzó a besarme en el cuello.
-Lo sé, pero es que... ¡sería tan emocionante!
-Te voy a decir sólo uno de los motivos por los que no te puedo llevar a vernos cazar; imagina que un oso, un puma o un lobo te ataque¿cómo crees que me sentiría?
-Eso no pasaría porque lo acabarías antes de que el pobre animal pudiera tocarme un sólo cabello.-Se quedó en silencio un rato. Sabía que yo tenía la razón. Bella: 1. Edward: 0.
-Está bien, a ver que tal te parece este; todos sabemos que a Jasper le cuesta mantener su autocontrol.-me estremecí al recordar el día de mi décimo octavo cumpleaños.-Imagina que lo pierda por completo al olerte y yo no estuviera cerca de ti en ese momento.
Tragué saliva asustada por mis horribles imaginaciones.
-Bella, la caza es el punto débil de los vampiros. Cuando cazas te dejas gobernar por los instintos, no por la razón y la mente. Sería muy difícil, no sólo para mí, sino también para todos los demás, el estar cerca de ti en medio de una caza.
Eres terriblemente apetecible, te lo he dicho una y otra vez, y ya lo hemos comprobado; James, Victoria, Laurent, Los Vulturis, la chica neófita en el bosque...todos hemos tenido el atrayente incontenible deseo de morderte, Bella. Sólo imagina, imagina ese momento de debilidad. En menos de dos segundos estarías muerta.
-Ya basta, Edward. Tu ganas.-murmuré con la vista fija en el enorme bosque que rodeaba la casa de los Cullen. Me abrazó.
-¿Ahora entiendes lo peligroso que es?-asentí levemente. Las puntuaciones cambiaron: Bella: 1. Edward: 999.999.999.
-Sólo tres días.-murmuré apenas consciente de lo que decía.-Sólo tres días.
-¿Tres días para qué?
-Para ser como ustedes sólo se necesitan tres días.
-Es cierto. Pero a ti te faltan muchos mas días para ser "como nosotros".-lo miré desconcertada.
-¿Por qué dices eso?
-Porque nos casamos en dos días, más cuatro días para disfrute personal...-me guiñó un ojo-...y los tres de dolor. Suman en total 7 días. Es decir, una semana.
-¡Una semana!-repetí escandalizada.-¿Hasta cuando voy a tener que esperar!
-Hasta después de la boda y la Luna de Miel.-dijo otra voz desde la puerta. Ahí estaba Alice con una enorme caja rosada en las manos.-Fuera, Edward.
-Estoy en mi habitación.-protestó.
-Bien, entonces iremos a la mía. Vamos Bella.-Alice se dio la vuelta y salió de la habitación. Miré a Edward entre extrañada y divertida y me levanté del sofá.-Bella, apúrate.-me urgió Alice asomándose de nuevo a la puerta.
Salí de la habitación de Edward detrás de Alice.
-Y ni se te ocurra fisgonear entre mis pensamientos, Edward. Y mucho menos entrar en mi habitación.-le amenazó Alice cerrando la puerta de su habitación con un portazo. Se dio la vuelta hacia mi y caminó hasta el sofá fucsia que estaba en el centro de la habitación, donde un hermoso vestido blanco yacía envuelto en papel de seda.
Mi vestido de novia.
Hola! Realmente espero que les haya gustado! Bueno, se aceptan flores, joyas, tomates, lechugas...en pocas palabras ¡reviews!.
A ver que me dicen de Alice... jaja... bueno, intentaré actualizar este fin de semana si puedo... sino, a mas tardar el martes estoy actualizando.
Gracias por leer!
FatiPotter
