Disclaimer: Digimon no me pertenece pero sí esta historia.
He empezado a escribir este fic hoy, porque he abierto un documento de Word y he escrito lo primero que me ha venido a la cabeza. La idea ha crecido y ahora creo que dará para unos cuantos capítulos.
Un capítulo lo contará Koushiro, el siguiente Mimi, y así sucesivamente. Algunos serán cortos, otros más largos. Sin más, espero que disfrutéis.
.
Más fácil que aprender a volar
I
Ser una jirafa quizás no sea tan malo
.
A veces no se trata de cuánto estás dispuesto a hacer, sino de lo que podrías olvidar. A veces no hay que andar rápido, sino despacio. A veces no hay que mirar hacia delante, sino pararse para no avanzar.
Cuesta, claro que sí. Pero la vida no es sencilla, aunque tampoco tan difícil como la vemos. Lo difícil es tomar las decisiones apropiadas, es no arrepentirse de no haber hecho algo por miedo ni tampoco de haber pensado solo en uno mismo. Tropezar aposta sabiendo que llorarás, y aún así estar dispuesto a volver a caer, esa es la razón de todo. Levantarse sin esperar la mano que quieres que te ayude y caminar en otra dirección porque sabes que es lo mejor.
Recordar duele. Sobre todo, cuando lo haces tan a menudo como yo. Pero es inevitable. Al menos para mí. Y recordarla a ella, cuando solo éramos niños con ilusiones o adolescentes con ansias de vivir, es lo más duro de todo. Aunque al mismo tiempo sigo sonriendo cuando pienso en cómo nos hicimos amigos. El resto de la historia no es tan bonita.
―A veces pienso que eres una jirafa.
No hace falta decir que no entendí a qué se refería. De ser otra persona hubiera creído que se trataba de un insulto sarcástico acerca de mi baja estatura, pero ella solía ser simpática. Se rio al ver mi ceño fruncido.
―Me contó mi madre hace poco que son mudas, el único animal, o mamífero o algo así, que no puede hacer ruido. Tú lo pareces. Me miras en silencio y no contestas a nada. Pero me gusta pensar que es porque no puedes. No por ser mudo, sino por algo más profundo.
Mientras ella volvía la cabeza de nuevo a la pizarra yo, un simple niño con el pelo llamativo y los tobillos flojos, no podía quitar mis ojos de su pelo. Supe que iba a querer escuchar reflexiones como esa todos los días, que no era tan cría como parecía, que su ingenuidad no tenía que ser algo malo sino todo lo contrario.
Debería estar prohibido que alguien tan joven quede atrapado de esa manera. Porque todo cambia. La vida como la conoces se trunca y se da la vuelta. Crees que puedes decidir tu futuro, pero está determinado por algo que no controlas. Por una presencia en tu vida o un gran dolor en la ausencia.
Puede que yo no lo supiera entonces, puede que todavía no lo comprenda del todo, pero en ese momento todo había cambiado para siempre.
Ese día pasamos de ser compañeros de pupitre por obligación a amigos de clase. Un gran avance teniendo en cuenta lo poco sociable que he sido siempre. Me ofrecí a dejarle copiar unos deberes y se convirtió en costumbre, una de esas que puede exasperar pero que echas en falta cuando desaparece.
―Toma un caramelo. Mi papá me los da a escondidas cuando mi mamá no mira. Son de cereza, hay mejores pero estos también me gustan.
Mientras cogía el dulce, sospeché que no era así. Seguramente su madre fingía no darse cuenta para no romper la complicidad de Mimi con su padre. Yo nunca hacía nada de ese tipo, y si me decían que no hiciese algo nunca me plantearía lo contrario. Ella era lo opuesto a mí, veía la diversión en romper lo establecido. No sabría decir por qué, pero pensé que no me vendría mal aprender su forma de ver la vida.
Fue la primera vez en la que me planteaba que éramos diferentes. No sabía hasta qué punto eso iba a ser un problema en el futuro.
.
No tardaré en subir el siguiente porque ya lo tengo. Será una historia sencilla pero intentaré darle profundidad.
Gracias de antemano a quien me lea :)
