Capítulo 1: paracito
La noche era clara y despejada. La luna dejaba caer sus rayos tenues sobre los tejados y callejones.
De un basurero de chatarra, un coche negro con franjas amarillas se abría paso hacia la salida. Poco a poco se fue alejando y alejando.
Dentro, de entre todos los vehículos, una ambulancia que parecía estar en buen estado, yacía estacionada en el polvoso suelo.
En los callejones cercanos, las pisadas presurosas hacían eco. Seguido por el sonido de garras resbalando contra el concreto.
Un niño de aspecto descuidado, piel morena y ojos oscuros corría a todo lo que sus piernas le permitían.
Tres enormes perros le seguían muy de cerca. Estaban muy exaltados; lo iban a atacar sin piedad alguna.
Su respiración era agitada y comenzaba a agotarse. ¿Cómo saldría de ese problema? Divisó el basurero de chatarra rodeado de maya. Una hendija sobresalió de su atención. Cruzó por esta lo más rápido que pudo. Casi se deslizó por esta. Creía que los perros furiosos se detendrían pero no fue así. Al ver que cruzaron también, volvió a correr.
Llegó hasta la otra orilla del lugar pero esta vez estaba acorralado. Se recostó llenó de pánico a la maya, mirando como los canes continuaban corriendo hacia él.
Los perros casi habían llegado. El pequeño se encogió y cubrió su rostro con terror.
De repente, una especie de rayo láser de color turquesa impactó justo en medio de él y los animales. La honda expansiva del impacto hiso caer a todo los presentes.
Los perros se levantaron aturdidos mientras emprendían el camino hacia su regreso.
El niño con el mismo asombro que los animales, buscó con la mirada el causante del fenómeno. Su mandíbula casi tocó el suelo al ver el ser que se acercaba hacia él. Era un robot enorme.
Frenó al ver que los animales se alejaban. Luego volteó a ver al niño; estaba petrificado, observándolo con asombro.
Ratchet hizo una expresión de duda y temor. Lentamente, se regresó a su lugar y se transformó en su antigua posición.
El niño, sin decir ni una sola palabra, se levantó y se acercó lentamente a la ambulancia.
-¿Qué eres?- preguntó. Pero no recibió respuesta. -¿Sabes hablar? ¿Me puedes escuchar?-
Seguía sin tener respuesta.
-Me llamo Codie…- seguía sin haber movimiento o sonido alguno. -¿Me puedes escuchar?- repitió la pregunta.
Ratchet maldecía el momento en que decidió ayudar a aquel niño. Había cometido un error terrible. Ahora él sabía de su existencia. Pero ¿Cómo no ayudarle cuando lo vio en tal peligro? Le recordó a su amigo Raph, era un niño aún y era muy vulnerable; los seres humanos eran muy vulnerables.
Codie sonrió al notar que uno de los retrovisores le enfocaba. Rápidamente este se movió de lugar y el espejo lo siguió con un movimiento suave.
-No me escuchas pero sí me vez.- dijo con picardía.
El retrovisor se reacomodó con rapidez. Ahora estaba en su posición original.
-También me escuchas…- dijo con la misma picardía. –Entonces ¿Por qué no me quieres responder? ¿No puedes hablar?-
-Vete…- tuvo como respuesta.
Codie no supo con exactitud de dónde había salido exactamente la voz. Solo que se emitía del camión de auxilio.
-¿Qué? Pero si ni si quiera te he dado las gracias.-
-Vete ya…- volvió a decir Ratchet con fastidio.
-Déjame verte; para darte las gracias.- comenzó a pedir el niño.
Ratchet no respondió. Solo se quedó esperando con fastidio a que el chico se largara.
-Vamos por favor… sé que estás ahí.- comenzó a dar golpecitos sobre la tapa del motor.
Esto hiso que Ratchet perdiera la paciencia. Se transformó rápidamente, quedando de pie justo en frente de Codie. Su expresión era de fastidio.
Codie se dejó caer al suelo, como un cachorro intimidado por la más fuerte de las bestias.
-No me vas a hacer daño ¿Verdad?- dijo con la voz más aguda por el temor.
-No. Yo jamás te dañaría.- respondió más pasivamente.
Codie se puso de pie ahora con seguridad.
-Lo sospeché; me salvaste hace un momento. ¿Por qué me harías daño entonces?... – comenzó a hablar el niño.
-Oye Connie…- comenzó a hablar Ratchet cuando fue interrumpido:
-Es Codie.-
-Como sea…- resopló con fastidio. –Está bien, ya me agradeciste y ya te puedes ir.- y se transformó de nuevo.
-La verdad es que… ¿Puedo quedarme con tigo esta noche?- preguntó el niño, tímidamente.
-No.- respondió con fastidio.
-Por favor. No tengo donde pasar la noche…-
Ratchet sintió como su chispa se ablandó de repente. ¿Dónde estaba la familia del niño? ¿Por qué estaba solo?
-Está bien.- dijo con un fastidio fingido para que Codie no notara su cambio.
-Gracias…- se sentó en frente de Ratchet y se recostó a la parrilla frontal. Mirando hacia el cielo estrellado. -¿Cuál es tu nombre?-
-Ratchet.-
-¿Quién te hizo? ¿Escapaste de tu amo?- preguntó con curiosidad.
-No me hicieron, yo nací. Y no me he…- estaba respondiendo cuando notó lo que estaba diciendo. Con un desánimo y cierta tristeza, continuó. –Escapado…-
Los recuerdos de su huida de la base lo abrumaron. ¿En qué momento llegó a caer tan bajo? ¿Cómo fue capaz de abandonar a su mejor amigo? Se había convertido en un cobarde. Ahora Optimus debe de estar muerto; y él solo se largó como todo un cobarde. Ni si quiera se quedó para ayudarle a enfrentarlos.
-¿Entonces qué eres?- interrumpió sus pensamientos.
-Solo quédate cayado si no quieres que te eche de aquí.- respondió con enfado.
-Lo siento…- susurró y buscó una posición más cómoda para dormir.
Codie dormía recostado sobre el frente de Ratchet. La saliva salía de su boca desordenadamente mientras roncaba. De repente, su sueño fue interrumpido.
Su cómoda "almohada" se quitó, haciéndole caer de espalda contra el suelo.
-¡¿Qué pasa?! ¡Yo no fui!...- se sentó casi de inmediato.
Miró como Ratchet se movía en modo vehículo hacia la salida.
-¿A dónde vas?-
-Lejos…- respondió con fastidio.
-¡Espera!...- corrió junto a él. -¿A dónde vas?-
-Al este.- respondió sin detenerse.
-¡Genial! Yo también voy para allá. Por favor; déjame ir con tigo.- seguía corriendo junto a Ratchet.
-No.- respondió con fastidio.
-Mi padre me espera allá. Por favor…- suplicó.
Ratchet se detuvo.
-Solo quédate callado y no toques nada.- respondió con fastidio, abriendo la puerta.
¿En qué estaba pensando cuando decidió ayudar al tipo este? Ahora le estaba siguiendo como un paracito.
Continuará…
