Hola chicas, siento la tardanza en empezar otro fic, pero estoy en evaluaciones y entro preparar exámenes y corregirlos, y esas cosas, se me va el tiempo.

Aquí os traigo otro fic portugés, llamado Una promesa de amor. Es largo, y es un fic de esos con mucho amor, muchos desencuentros, hay niños por medio, y bastantes escenas calientes. Jajajajaja, no digo más. A mí me encantó. Su autora es LaisCarolLara.

Espero que os guste tanto como a mí. No he empezado los fic francese que os había prometido porque son fics muy largo, y muy densos, y uno de ellos, yo pensé que ya estaba acabado y el otro día me sorprendió una actualización, con lo cual esperaré a que lo acabe, pero sin duda los traduciré en algún momento.

Sinopsis: Cuando una persona lo tiene todo, pero no tiene con quién compartirlo, ¿qué lleva la soledad a hacer a una persona? Una única elección puede cambiar una vida por completo. ¿Qué precio estarías dispuesto a pagar? Regina es una mujer de éxito y dedicada al trabajo, vive volcada en la empresa, por sentirse sola, toma una decisión que cambiará su vida para siempre. Lo que no está en sus planes es la llegada de una cierta rubia torpe en su escarabajo amarillo, que choca literalmente con su vida, causando un conflicto interno en su mente y en su corazón, poniendo patas arriba sus planes. ¿Dejará Regina de vivir su sueño? ¿Podrá Emma Swan llenar ese vacío? ¿Será demasiado tarde para el amor?

Accidente

Regina ya estaba cerca de sus 36 años, y eso la incomodaba, sabía lo que quería, y se consideraba preparada para dar el próximo paso. No debería ni podía esperar más.

-¿TÚ QUÉ?- gritó Zelena que se atraganta con el zumo

-¡Lo que has escuchado, hermanita!- dijo Regina animada

-¡No puedes estar hablando en serio, Regina! ¿Te has vuelto loca?- dijo Zelena incrédula

-No, no Zel, lo he pensado mucho, y es lo mejor que puedo hacer. Como ya te he dicho, no necesito a un hombre para ser feliz, y he tomado mi decisión- intentó convencer a la hermana

-Bueno…Tú sabrás entonces- se encogió de hombros

-¿Cómo está ese nuevo miembro de la familia que está de camino?- cambió de tema acariciando la barriga de la hermana

-Ay, hermanita, está cada día más pesada ¡No deja de dar patadas! Le dije a Robin que había salido a él, ¡agitada! Cuando estaba esperando a Roland no tuve tantas molestias. A parte de las nauseas que parecían no tener fin- le puso mermelada a la tostada y la devoró.

-¡Tita Regina! ¡Cómo te he echado de menos!- Roland despertó entusiasmando y saltó a los brazos de la tía

-Yo también, mi amor…¡Ven aquí! ¡Que te voy a llenar de besos!-atacó al niño haciéndole cosquillas

-¡Ja, ja! ¡Tía Regi…Ja. ¡Ganaste, ganaste!- se carcajeaba

-¿Ah sí? ¡Pero si ni siquiera he comenzado, crápula!-él salió corriendo por la casa y se detuvo tras las piernas del padre.

-¡Socorro, papá, ella me quiere coger!- dijo riéndose

-Buenos días Robin- Regina saludó sin entusiasmo desviando la mirada, aún le era difícil aquella situación.

-¡Qué buenos días tan desangelados, Regina! ¿No estás feliz de verme?- dijo dándole un abrazo apretado levantándola del suelo y rodando con ella.

Regina decía que ya no sentía nada al ver a Robin, pero en el fondo no le había perdonado que la hubiera traicionado con su hermana. Fue a comienzos del noviazgo, sin embargo había sido su pasión más fuerte tras la muerte de Daniel. Ella creía que finalmente formaría una familia con Robin. ¿Amor? Juzgaba que no era necesario, que le gustara y sentir atracción era suficiente. Robin era maravilloso, amable y sabía cómo agradarla a la hora del sexo, quizás esa fue la parte más dolorosa para Regina, pillar a su hermana mayor en la cama con su novio. Está claro que había perdonado a su hermana después de unos años, y consecuentemente a su ex y actual cuñado, parecía que él quería mucho a Zelena, lo que dejaba a Regina menos mal, miraba a su hermana de una manera completamente diferente a como la había mirado a ella, así que decidió dejarlo estar y seguir adelante. Cuando llegara el momento también ella tendría su propia familia, marido e hijos. Por lo menos era lo que pensaba cinco años atrás. Sin embargo, las cosas no han salido como ella imaginara. Y ahí estaba ella, lista para cometer la mayor locura de su vida.

-¡Déjame en el suelo, insolente! ¡Nunca estoy feliz de verte!- habló seca

-¡Wow! ¡Pensé que ya habíamos dejado atrás esa fase!- se apartó, fingiendo dolor con las manos levantadas en señal de rendición.

-Sí, la pasamos, pero mi antipatía hacia ti continúa…Bueno…Zel, tengo que irme- fue en dirección a su hermana para despedirse y volvió a mirar a Robin.

-Tengo que cerrar un negocio en la empresa, que por cierto es de tu interés, Sr. Locksley. ¡Así que no te atrases!- lo miró con su mirada sugestiva, su tono era autoritario.

Su humor se había ido por el desagüe tras su encuentro con su cuñado por la mañana, ya tenía suficiente con verlo todo el santo día en la empresa.

-¿No te vas a quedar al desayuno, tita? Mamá ha hecho tortitas y tarta de manzana. ¡Sé que te encanta!- dijo Roland decepcionado, adoraba la presencia de su tía

-¡Apuesto a que es de manzanas verdes!- dijo bajito como si le contara un secreto

-¡Sí! ¡Es su preferida! Quédate más, tita Gina…- dijo con carita del gato con botas, quería que la tía se quedara a desayunar.

-¿Sabes? Otro día vengo solo para comer la tarta de manzana verde de tu madre- le guiñó un ojo cómplice, no quería alejarse de su sobrino, pero con Robin ahí, era mejor marcharse.

Le dio un beso a Roland y le hizo un gesto con la cabeza a la hermana, y enseguida se acercó a la puerta sin dirigirle una mirada a Robin.

Regina dividía su legado con Zelena en las empresas Mills, cuando Robin dejó embarazada a su hermana y se casó con ella, se convirtió en socio minoritario de Regina. No dejó que estuviera bajo la supervisión de Zelena para evitar acusaciones de favoritismos.

Desde muy pronto, Regina se encarga de los negocios de la familia, su hermana mayor no tenía mucho interés en ello, pero cuando su padre murió, ella decidió asumir su parte, aunque la mayoría de las veces era Regina quien coordinaba todo.

Regina era mandona y autoritaria, nadie osaba desobedecer sus órdenes, sus trabajadores le tenían temor. Sin embargo, reconocían que no había nadie más capacitado que ella para estar al frente de la Mills Company. Como presidenta de la empresa, no se dirigía mucho a sus trabajadores, daba órdenes y eran acatadas sin "peros", tenía éxito y era feliz en su trabajo, además de poseer una cuenta bancaria de dar envidia. Tenía dos carreras y un doctorado en administración de empresas, era majestuosa en sus negocios, y había conseguido triplicar la fortuna que su padre había dejado.

Pero incluso así, le faltaba algo, algo que en breve tendría, y nada podría hacerla más feliz. Y a partir de dicho momento su vida estaría completa. O al menos así lo pensaba.

RAYA

Alrededor de las 11:40 de ese mismo día, Regina se detuvo en mitad de la calle y respiró hondo. Su semblante era de pura felicidad. El día estaba gris, parecía que iba a llover, pero no le importó y caminó lentamente hacia el aparcamiento. Entró en su coche, se miró al espejo, estaba radiante, se sentía genial, viva, nada podría estropear su felicidad aquel día. Era lo que pensaba cuando vio un bulto amarillo por el retrovisor y sintió un choque en la parte de atrás de su Mercedes.

-¿Pero? ¿Qué?- miró hacia atrás, salió del coche a paso largo y se paró, con la mano en la cintura, mirando a aquel escarabajo inmundo aplastando su coche en perfecto estado.

-Pero, ¿qué significa ESTO?- gritó irritada. En seguida vio a una rubia desastrada salir del coche, estaba roja de vergüenza.

-¡Hola! Yo…yo…- intentó decir algo

-¡"Yo" nada! ¿Qué piensa que está haciendo, pedazo de torpe?- dijo seca, su irritación era visible

-Disculpe, iba a estacionar en la plaza…- dijo colocando las manos en los bolsillos traseros de los vaqueros y miró el destrozo en ambos coches haciendo una mueca.

-¿ACASO ESTÁ BEBIDA? ¿CUÁL ES LA DIFICULTAD DE APARCAR UN ESCARABAJO?- ahora estaba gritando, algunas personas la miraban

-¡Disculpe señora! ¡Pagaré!- dijo, irritada ante la grosería de la morena

-¡NO NECESITO SU DINERO! ¿COMPRÓ EL PERMISO DE CONDUCIR? ¡SEGURO! ¡DEBERÍA ESTAR PRESA POR CONDUCIR BEBIDA!- aún gritaba enloquecida

-Mire, ¿señora…?

-¡Mills!- respondió ríspida

-Soy Emma Swan…- extendió la mano en vano. Regina cruzó los brazos e ignoró el gesto mirando a Emma de arriba abajo con aquella mirada de superioridad –Siento mucho lo que ha pasado, realmente no fue mi intención…Podemos resolver esto…- Emma dijo aún avergonzada

-¡Pues claro que no!¡NUNCA, SEÑORITA SWAN…!

-¡EMMA, MI NOMBRE ES EMMA! ¡Y DEJE DE GRITAR! ¡NO ESTOY BEBIDA NI SOY SORDA!- gritó ella con la misma intensidad, pero rápidamente recordó dónde estaba, debía mantener silencio –Ha sido un accidente, estaba distraída. Realmente lo siento mucho, así que, para que usted pueda marcharse, le pido que me dé su contacto para poderle pagar el arreglo- intentó una solución para librarse lo más rápido posible de aquella altanera mujer.

-Ya le he dicho que no quiero su dinero. Retírese de mi vista para poder salir de aquí- entró en el coche y cerró la puerta con rabia. No, Regina, dijiste que nada iba a estropear tu día. Respiró hondo y esperó a que aquella rubia insolente apartara el coche. Giró la llave y comenzó a salir de culo, vio a la rubia correr hacia su coche, bajó la ventanilla a disgusto. Y arqueó una ceja -¿Qué quiere esta vez, señorita Swan?

-Mire, perdóneme, de verdad…Puedo pagarlo, tome, es mi teléfono, llámeme, insisto en pagar…- su orgullo estaba herido, y por algún motivo quería ver a la morena otra vez.

-Realmente no es necesario- dijo sin paciencia

-¡Cójalo!- insistió

-¡Ok!- Cogió el papel sin ganas y lo tiró en el asiento de atrás. Jamás iba a llamarla, pero quería librarse de aquella rubia irritante –Ahora, si me permite, quiero salir de aquí. Y mire a ver si puede librarse de esa chatarra al que llama coche. Y preste más atención cuando vaya a aparcar. ¡Adiós!

Emma se quedó parada mirando el coche de la morena alejarse. ¡Qué mujer más presuntuosa y snob! Linda…en realidad, muy buena. ¡Aggg! Para con eso, Emma, ¡no puedes ver una falda!, se reprendió.

-¡Eh, Emma! ¡Wow! ¿Qué le ha pasado a tu escarabajo?- llegó Lily corriendo y desorbitó los ojos

-Después te explico, vamos…- ahora tenía prisa

-¿Por eso tardaste? Tus padres están esperándote…- siguió a la rubia

-Sí, por eso, una ricachona la montó porque le di a su coche. Encima se negó a aceptar que pagara el arreglo. ¿Te lo puedes creer?- estaba indignada con la creída morena.

Pasó el brazo por el hombro de Lily y caminaron hacia la entrada.

-¡Vaya! ¿Qué coche era? Porque dependiendo de eso no ibas a tener dinero para pagarlo, ¿no?- hizo la observación

Emma suspiró y decidió ignorar la pregunta, realmente no tenía, pero insistió en pagar solo por la arrogancia de la morena, pero prefirió dejar eso en stand by.

-Vamos ya que no puede atrasarme, tengo que conocer hoy al inversor que está interesado en el negocio. Quién sabe si las cosas comienzan a mejorar…- siguieron hablando de los beneficios que traería si conseguía cerrar la propuesta.

Los Swan tenían una buena vida, sin embargo, de unos dos años para acá, las cosas se habían complicado y estaban en números rojos, sus productos eran óptimos, pero, poco conocidos en el mercado, necesitaban a alguien que creyera e invirtiera en el negocio. Por eso era importante que consiguieran un inversor interesado en ayudar.

RAYA

Regina llegó a la empresa y se dirigió a su despacho, organizó algunos papeles, llamó a su chófer particular para pedirle que se llevara el coche al taller, no sabe por qué, pero había cogido el papel con el telefoneo de la rubia. "Emma, del escarabajo amarillo", estaba escrito en el papel, debajo del teléfono.

Pero, ¿quién escribe algo así? ¡Por Dios! ¡Me encuentro a cada loco en esta ciudad!

Se levantó y fue a servirse una taza de su té preferido, de manzana a la canela. Miró el reloj en su muñeca mientras bebía un sorbo del té y vio que ya era hora de cerrar otro negocio, parecía lucrativo. Se encaminó a la sala de reuniones.

A Regina le gustaba invertir en pequeñas empresas, la mayoría de sus inversiones eran en la industria alimentaria, tenían más calidad cuando eran menores, Regina sabía eso y como consecuencia los productos en los que invertía eran los mejores. Ella compraba un porcentaje y ayudaba en su expansión, montaba un elaborado marketing y pronto las empresas se afirmaban en el mercado sacando más beneficios para sí mismas y claro, para la Mills Company.

Miró el reloj de pared. Atrasados, llevaban siete minutos de retraso, Regina odiaba los retrasos. Llamó a la extensión de Robin.

-Robin al habla- atendió como de costumbre

-¡Hola, impresentable! ¿Dónde están esas personas? ¿Acaso quieren que desista de ellos antes de conocerlos? ¿Esas personas que sueles conseguir son tan insolentes como tú?- estaba irritada

-¡Calma un momento, Regina! Debe estar de camino- su tono era calmo, lo que enfadaba aún más a Regina

-¡Sabes que no tolero los atrasos! Y otra cosa, se atiende al teléfono diciendo el apellido. ¡Si te llamo otra vez y escucho tu miserable nombre, juro que te despido!- fue grosera

-¡Joder! ¡Cálmate Reina! Te has pasado…- se mofó

Regina odiaba cuando él la llamaba de aquella manera, le recordaba cosas que quería olvidar, momentos de lujuria y placer que de vez en cuando poblaban su mente.

-¡Cállate! Cuando esa insolente decida aparecer, mándala derecha a mi despacho, no quiero ver tu cara hoy- ordenó

Colgó con furia el teléfono. Resopló y volvió a su despacho.

-Belle, cuando esa persona llegue, mándala a mi despacho- le dijo a su asistente

-Sí, señora- Belle respondió sonriendo, era extremadamente eficiente y Regina no tenía de lo que quejarse, era su mejor trabajadora.

Unos instantes después, Regina escuchó dos golpes en su puerta.

-¡Adelante!- dijo sin mirar a la puerta, estaba centrada en unos contratos que tenían que ser renovados.

-Hola…Con permiso- una voz tímida resonó por la estancia.

Un frío recorrió su espina, conocía aquella voz, una cierta rubia de un escarabajo amarillo. ¡No podía ser! Aquello solo podría ser una broma de mal gusto. Levantó la cabeza para encarar el par de ojos verdes.

-¿Usted?