~†» Opresión en el pecho «†~
Era un atardecer frío, las nubes grises como el humo rodeaban el cielo amenazando con azotar el lugar con una gran tormenta, había estado así los últimos días.
Allen se encontraba caminando a un paso lento por los desiertos y oscuros pasillos de la orden.
Estaba muy adentrado en sus pensamientos, simplemente tenia la mirada perdida.
Caminaba y caminaba, pero no tenía un destino exacto
"No te metas en mi vida, y mucho menos trates de entender mi pasado ¿has entendido Walker"?
Lo había llamado por su nombre, bueno, por su apellido, pero eso era grave. Debía estar realmente molesto.
Esas palabras resonaban en toda su cabeza.
Sin darse cuenta Allen había dicho algo que perturbó de sobremanera al mayor, quería molestarlo, solo eso. Pero al parecer lo había herido. El solo hecho de preguntar sobre su pasado había herido a esa persona que parecía inmutable, el significado de sus palabras eran más profundos de lo que él creía.
No tenía idea de porque esas palabras se encontraban en su mente, ¿por qué era que todavía las recordaba?
Un nudo se formó en su garganta.
A pesar de los malo tratos, de los insultos, era un "compañero" que le divertía, no porque él fuera divertido, si no porque sus peleas lo eran. Para él, no era más que un juego de niños.
El pelear, y llamarse por sobrenombres le entretenía de una forma singular. No quería aceptarlo pero en cierto sentido se parecía a Lavi
Aun así, se encontraba muy confundido por el último encuentro.
Había derribado esa muralla que Kanda ponía a su alrededor, y lo había molestado de sobremanera, Kanda lucia casi como herido.
— ¡ja!—
El pequeño que se encontraba caminando por esos solitarios pasillos no puedo contener esa risa irónica.
Quería disculparse, no porque le importara mucho Kanda, después de todo este siempre le trataba mal.
Era egoísmo. No quería sentirse mal con el mismo, simplemente quería pedir disculpas y quedar limpio de remordimientos.
O eso quería creer.
Tan adentrado estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta de que inconscientemente sus pies se habían movido por voluntad propia y lo estaban llevando hacia la habitación del pelinegro.
— ¡Debo prestar más atención a lo que hago!—
Murmuro con una gota de sudor en su sien
Quería disculparse, pero no iría hasta su habitación para hacerlo, no era necesario.
Sin más ni menos continúo su camino sin rumbo alguno
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Se encontraba rumbo al comedor, no había comido nada en todo el día debido a que estuvo entrenando muy duro.
Una vez en el comedor, desde la entrada pudo divisar a su amigo pelirrojo agitar sus brazos sin sentido alguno, lo cual le hizo sonreír, pero al observar bien se percató de que Lavi estaba con Kanda, quien no apartaba la mirada de su soba.
Al parecer el pelirrojo trataba de hacer que Kanda le prestara atención, sin éxito.
No entendía bien el por qué, pero el solo hecho de ver a Kanda le había producido una sensación extraña, algo como una opresión en el pecho.
Lo primero que atinó a hacer fue a dar media vuelta e intentar salir del lugar, pero cuando trato de llevar a cabo su plan unos brazos lo aprisionaron tan torpemente que lo llevaron al piso
— ¡Lavi!—Reclamó el de pelo plateado, con enojo.
—lo siento Moyashi-chan, pero si no lo hacía te ibas a escapar—Añadió con una gran sonrisa en el rostro
El pelirrojo lo guió hacia el lugar donde se encontraban comiendo él y Kanda.
Evidentemente su plan de huir se había visto frustrado por la euforia de Lavi.
La verdad era que se sentía demasiado incomodo, esa opresión no se desaparecía, podía sentir como la sensación amenazaba con volverse algo físico.
Se estaba desesperando, sudaba frio. ¿Qué demonios era esto? ¿Acaso la culpa podía hacer eso?
Pero sus pensamientos fueron interrumpidos por un Kanda indiferente que se levantó de su lugar dispuesto a irse.
No podía dejar que se fuera, tenía que disculparse, si la disculpa se prolongaba tendría esta horrible sensación cada vez que lo viera. No lo dejaría en paz consigo mismo Y hasta quizás haría que su apetito desapareciera.
—NOOO! ¡NO PUEDO PERDER MIS GANAS DE COMER!—
Sin darse cuenta estaba pensando en voz alta, y todos en el lugar se voltearon a verle, pero la verdad es que no le importó mucho, salió corriendo detrás de Kanda quien se encontraba ya caminando por los sombríos pasillos de la orden rumbo a su habitación.
Sabía que el otro se daba cuenta de que le estaban persiguiendo, pero por algún motivo no iba a voltear, quizá porque sabía que se trataba de él, de Allen.
—Kanda! ¡Espera!—
Pero el otro no se inmuto.
— ¡He dicho que esperes Joder!—
Dijo tomándolo muy fuerte por el brazo. No sabía porque pero apenas Kanda volteo para mirarlo fríamente sintió como sus mejillas se teñían de un color carmín.
—e-etto… yo… lo…—
Sintió que las palabras morían en sus labios
— ¿vas a hablar o qué?—Interrumpió el mayor.
—Lo siento, no debí haberme metido en tu vida—
Dijo con mirando a Kanda fijo a los ojos y sin soltarle el agarre del brazo.
—tsk, no se dé que hablas—
Y sin decir más se soltó del agarre y se metió en su cuarto.
Allen lo miro atónito, ¿eso era todo?
Se quedo en silencio a la espera de algo más, si, estaba esperando que opresión se fuera, porque… se suponía que su opresión desaparecería ¿verdad?
Muy lejos de desaparecer solo incrementó
Había algo más…
Y entonces lo Comprendió.
Esa sensación no se iría tan fácil. Era algo que no podía comprender del todo, pero que empezaba a hacerse cada vez más claro a pesar de que se resistiera con todas sus fuerzas.
No había seguido a Kanda solo para disculparse.
No quería que Kanda le ignorara, era eso. La indiferencia le dolía
¿Desde cuándo le sucedía eso? ¿Desde la última discusión verdad?
Entonces… estaba en lo cierto, era eso.
Un nuevo sentimiento se abría paso por su vida
