Disclaimer: Los Juegos Del Hambre y sus personajes salieron de la cabezita de Suzanne "Sussie" Collins.

Aviso: Este fic participa en el mini reto de febrero del Torneo Entre Distritos En La Arena.


—¡Aaaaaah!

Enobaria desciende a toda velocidad con el viento silbándole en los oídos furiosamente y el grito de Clove difuminándose en el aire. La chica se abraza más a la mujer, inca las rodillas en sus caderas y aprieta los pies contra el mástil de la escoba. Porque sí, ambas van montando una escoba voladora.

Enobaria hace que la escoba vuele sobre las valla del Distrito 2, en el que se encuentra durante la gira de la victoria de su tributo. Pasan zumbando entre los árboles del salvaje bosque. Algunas hojas salen volando por su velocidad vertiginosa.

La vencedora del dos hace que pasen zumbando entre los árboles, dirigiendo el mástil de la escoba de lado a lado con brusquedad para pasar zigzagueando.

—¡Vas a matarnos! —Grita Clove.

—¡Relájate y disfruta!

Enobaria tira del mástil de madera hacia arriba y la escoba sube disparada hacia el cielo. Clove se agarra a la cintura de mujer como si la vida le fuese en ello —y está segura de que es así—. Inca los dedos en la piel de la otra fémina, a través de su camiseta. La escoba da una vuelta en el aire, quedándose bocabajo unos eternos segundos antes de que Enobaria vuelva a hacerlas descender en picado.

Clove vuelve a gritar cuando se acercan peligrosamente hacia el suelo. La vencedora del 2 tira de la escoba hacia ella a poco más de un metro del suelo y vuelven a volar entre los árboles. Vuelve a entrar en el Distrito 2 y aterriza en el patio trasero de Clove, que se baja de la escoba y camina sobre el césped con piernas temblorosas.

Enobaria se baja de la escoba y se la coloca sobre los hombros.

—Increíble, ¿verdad?

—¡Déjame verla!

Le arrebata la escoba y se deja caer sobre el césped. La hace rodar entre sus manos mientras la observa con ojos atentos. Recorre el mástil barnizado con los dedos de cabo a rabo con parsimonia e inspecciona sus hebras. Frunce el ceño desconcertada.

—¿Qué clase de sistema utiliza? ¿Cómo lo habéis puesto dentro? ¿Cómo lo haces para operar su motor? No parece tener ninguna abertura.

Enobaria se sienta a su lado.

—No tiene ningún motor, se mueve por sí sola.

—Me estás vacilando.

—Que va. Es madera sólida, no tiene nada dentro. Tú misma lo has comprobado. —Sonríe, dejando al descubierto sus dientes de fiera— Es mágica.

—Sigo pensando que me has tomado el pelo, aunque no sé cómo.

Enobaria ríe suavemente y se tumba sobre la hierba, con los brazos cruzados bajo la cabeza a modo de almohada.

—Es simple: es má-gi-ca.

Clove chasquea la lengua.

—Ni de coña. Una escoba no puede volar por sí sola, ¡es antinatural!

Enobaria suelta un quejido desde el fondo de la gargante y se incorpora.

—Tienes la cabeza más dura que una piedra. —Se pone en pie y le hace un gesto para que la imite— Anda, ven aquí, voy a enseñarte a conducirla.


495 palabras en total.

Emm. . . se me cruzó la idea por la cabeza en un segundo, así que no estoy completamente segura, pero ha sido divertido escribirlo. Habría puesto a Cato como paquete, pero dudo que la escoba hubiese alzado el vuelo con su peso.