Prólogo

Mi espalda dolía de aguantar el peso de Jimin sobre mí. Estaba intentando alcanzar el avión de papel que se había atascado en el árbol.

- ¿No era más fácil pedirle a mi hermano que lo agarre?

- No puedes depender de tu hermano siempre, además, Seokjin está en clases ahora, solo somos los de segundo - suspiré.

- Jimin, no tengo tanta fuerza en las piernas.

- Aguanta un poco - miré mis piernas pequeñas, estaban temblando y parecía que se iban a quebrar en cualquier momento, miré hacia el frente y vi a los chicos del otro curso jugando a la pelota.

- Nos verán todos mientras caemos - me quejé.

- Ya casi... ya... - de repente, sentí como una pelota me golpeó en la cabeza, logrando que pierda la poca fuerza que estaba manteniendo.

- Auch - ambos nos quejamos del golpe y comencé a llorar desconsoladamente.

- Yah - abrí los ojos, una mano se extendía frente a mí, era mi vecino, el niño popular de la escuela. Todos los ojos se pusieron en mí, me levanté sola y limpié la tierra de mi pollera.

- No necesito tu ayuda. Casi nos matas con esa cosa - lo dije enojada, aunque seguro me veía graciosa con mis dos coletas intentando ser mala.

- Pero si yo no f...

- Como sea - salí de ahí intentando mantener la poca dignidad que me quedaba.

Entré al baño y me miré al espejo, tenía toda la camisa blanca del uniforme manchada con tierra, y las rodillas con raspones. Mi pelo había quedado hecho un desastre y aún me dolían las manos, con las que aterricé en el suelo. Apenas llegaba al lavabo. Lavé mis manos y mi cara y salí de ahí.

Esquivé a los profesores y el curso de mi hermano, si me veía así iba a salir a patear traseros con tal de vengar mi golpe. Llegué a la cantina y Jimin me esperaba con mi dulce favorito.

- ¡Paletas! - mi tristeza se disipó en unos segundos.

- Lo lamento.

- No hay problema - hablaba mientras devoraba el dulce - ¿y a esas qué les pasa? - hablé cuando noté a dos niñas susurrarse cosas mientras me miraban.

- Ya todas las niñas de segundo están hablando de que Kim Taehyung te golpeó con una pelota.

- Ese niño tonto, se llegan a enterar que es mi vecino y se mueren.

- No sé qué tanto le ven y a mí no - reí.

- Es solo porque su papá es el dueño de la escuela.

- Debe ser genial tener un papá así.

- No lo creas, sus papás están separados, él vive con su madre. De todas formas ninguno está nunca, Taehyung siempre está solo con las sirvientas.

- Doblemente genial - rodé mis ojos.

- A veces me da pena.

- No me digas que a ti también te gusta.

- ¡Claro que no! Ni en años.