Mi gemela oscura.

Ya ni sé que hago aquí, en esta polvorienta y tenebrosa mansión.

Claro ya me acuerdo, Ciel me retó a entrar sola y pasar una noche entera aquí.

-Que miedo.- Con la luz de la linterna iluminaba los cuadros y las estatuas llenas de polvo.

Las grandes cortinas estaban rotas y descoloridas, las alfombras estaban mordidas por los roedores, el viento sonaba como un susurro terrorífico. Las aves de las noches se reflejaban en el suelo, dándole un aspecto más oscuro.

De repente, el graznido de un cuervo hizo que soltara la linterna, iluminando una habitación oscura. Me agaché para coger la linterna y al levantar la cabeza, vi como una tela azul oscura se arrastraba por el suelo, me acerqué a la puerta, la abrí del todo y un chirrido resonó por toda la habitación.

-¿Hay alguien ahí?- Esperé unos segundos para alguna respuesta, pero hay que ser sinceros, ¿quién respondería en una mansión abandonada?

Me di la vuelta, lo primero que la linterna iluminó fue el rostro desfigurado de una mujer de cabello azul.

-¡Aaaah!- Solté la linterna y me metí en la habitación cerrándola de golpe, me apoyé en ella, noté mi respiración agitada.

Pasaron los minutos, cogí valor y abrí la puerta muy lentamente. Vi la linterna justo donde la dejé.

La cogí y corrí hacia la salida.

No pasaría ni un solo minuto más en esta mansión.

Llegué a las escaleras donde estaba la entrada principal.

Corrí escaleras abajo, pero me tropecé y caí hasta llegar rodando al final.

-¿Pero qué…?- Las velas del candelabro que colgaban del techo se encendieron. Lo primero que vi fue el enorme cuadro que había al final de las escaleras.

En él había retratados un hombre y una mujer. La mujer de largas coletas negras y ojos azules parecía muy feliz junto a su esposo.

Empecé a subir las escaleras, ignorando el hecho de que las velas se encendieron solas.

-¿Por qué te pareces tanto a mí?- Detrás de mi resonó una voz aguda y desgastada, que hizo que mi columna recibiera varias descargas.

Me di la vuelta lentamente, para ver la misma mujer de cara horrible. Tenía un vestido de color azul oscuro, lo que me hizo pensar que era alguien de la época victoriana.

Abrió la boca y gritó, era un grito ensordecedor, agudo, terrorífico. Hizo que callera al suelo, tapándome los oídos.

-Largo de aquí.- Gritaba una y otra vez, pero yo apenas podía levantarme, sus gritos hacían que mis sentidos se entumecieran.

Sin previo aviso el grito y la mujer desaparecieron, las velas se apagaron, la puerta principal que estaba medio abierta se cerró de golpe.

Lo único que iluminaba la puerta de abajo era la linterna. Me daba miedo bajar, mis ojos se movían a cada sonido que escuchaba, mis labios temblaban, mis manos sudaban, y tenía muchas ganas de llorar.

Un escalofrío pasó por mi espalda, me di la vuelta lentamente, el cuadro desprendía una luz un poco inusual.

Posé mi mano sobre el marco del lienzo.

Una risa malvada se escuchó detrás de mí, pero no pude moverme.

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Salí de la mansión en la cual estuve encerrada tanto tiempo. Cerré la puerta y no me di la vuelta ni siquiera para ver cómo estaba la deteriorada mansión.

Pasé por unos coches y me quedé mirando mi reflejo en la ventana.

-El rubio me queda mejor que el negro.- Susurré para luego poner una sonrisa siniestra.

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El cuadro ahora reflejaba una chica rubia de ojos verdes, su expresión mostraba terror, ya nada importaba, la gemela oscura de Lizzy tenía su vida y ella, ella solo estaba rodeada de oscuridad.


Fic participante en la actividad "¡enciende la luz! del foro: Mansión Phantomhive.

Ha quedado un poco corto I know.

Espero que les haya gustado.

With love:

Mihaela-Taka