Un chico pelirrojo y alto y una chica de pelo castaño y enmarañado recorrían los pasillos del enorme castillo, preocupados buscando a su amigo, al que completaba el trío.

- Pero el entrenamiento terminó hace dos horas ¿no, Ron?

- Sí, ya te lo dije. Yo mismo me retiré más temprano hoy.

- Deberías haberte quedado esperándolo- contestó ella algo enfadada.

- Pero tenía que hacer mi tarea de Transformaciones- respondió él sonriendo.

- Ron, no has tocado un libro desde que llegamos a la sala común.

- Hermione, ¿creías que lo decía en serio?

- Nunca vas a cambiar- le dijo ella con una sonrisa enmarcando su rostro, aunque fuera todo un holgazán seguiría queriendo muchísimo a su amigo.

Después de un buen rato de estar buscando a Harry, desistieron ante la idea de que estaría ocupado y regresaría por su cuenta a la sala común. (ps, que querían , el chico ya tiene 15 años XD)

Llegaron a la sala común algo cansados por el trayecto y entraron. Al ser un frío día de invierno, la chimenea estaba prendida y permitía ver la sombra de alguien sentado en uno de los sillones.

Extraño que la sala estuviera totalmente vacía, además de la persona que allí se encontraba. Era tarde ya. Hermione vio su reloj sin poder creer lo rápido que habían pasado 3 horas.

- ¿Quién es?- le preguntó Ron a Hermione señalando el sillón.

- No lo sé.

No quisieron molestar a aquella persona, así que se dirigieron a sus habitaciones con cautela, sin hacer ruido.

Cuando se iban a dividir para que cada uno fuera a la escalera que llevaba a su respectiva habitación, vieron un oscuro cabello desordenado por encima del respaldo del sillón y unos lentes redondos. Cinco años de convivencia les había ayudado a reconocer a su mejor amigo, aún a esa distancia.

- Ha...- comenzó a hablar Hermione, dirigiéndose a él.

- ¡¡¡Shhhhh!!!- la interrumpió Ron, mirándola con reproche.

Hermione vio que Ron estaba preocupado por la expresión de su cara. Luego observó a su amigo de anteojos y vio como un espasmo de llanto se apoderaba de su cuerpo. Él trataba de evitarlo, pero le era imposible.

Se acercaron más sin hacer el menor indicio de ruido y vieron que unas silenciosas lágrimas recorrían sus mejillas. Él seguía sin notar la presencia de sus dos mejores amigos en la habitación... bueno, estaban bien escondidos.

Delante de él, en una pequeña mesa había, por lo que reconocieron, un pensadero. Se percataron de cómo Harry sacaba sus pensamientos con la varita y los introducía en el aparato, allí daban vueltas y vueltas. Cada vez que uno de sus pensamientos era extraído más lágrimas empapaban sus ojos verdes. Ron y Hermione no sabían qué hacer. Si irse y dejarlo en paz, o acercarse y consolarlo. Querían saber qué le ocurría, estaban preocupados.

Se debatían entre estas ideas, cuando, después de unos escasos minutos de haber ocurrido lo que presenciaron, Harry se levantó, se limpió las lágrimas y emitió un suave "¿Por qué?" impregnado de dolor y angustia. Luego de eso, subió las escaleras al cuarto de los chicos y se perdió en ellas.

Los dos amigos se quedaron en silencio, sin saber qué decir. Luego se acercaron al lugar donde estaba sentado su amigo anteriormente y notaron algo. Su pensadero seguía allí. Lo había olvidado.

Hermione se sentó en el sillón y Ron lo hizo en el brazo de este a su lado. Los dos miraron el pensadero con detención, en silencio.

- ¿Sabes qué pasaría si miramos en el pensadero?- preguntó la castaña, después de un rato.

- Sí, Harry nos asesinaría- respondió Ron con sarcasmo.

- Podríamos sabes qué es lo que le está ocurriendo.

- No estarás pensando...

- No- respondió tajantemente- No lo sé...-titubeó ella después.

- No puedo creerlo. Te adelantaste a mí en planear algo así. Esto es de recordar, señorita Hermione Granger.

Esta vez Hermione le lanzó una mirada de "No estoy para bromas, Ron". Él se calló de inmediato.

- Es sólo que... me preocupa- siguió ella- Quizás si... quizás si sabemos lo que ocurre podemos ayudarlo. Ya sabes que no acostumbra llorar, bueno... no delante de nosotros.

- Él no sabía que estábamos aquí, Herm.

- Lo que sea... Es mi amigo y voy a ayudarlo. No importa que se enfade, lo hago por su bien.- dijo con decisión la chica.

- ¿Vas a entrar en su pensadero?- Hermione asintió- Bueno, voy contigo.

- ¿No que no querías?

- No eres la única que se preocupa por sus amigos, ¿sabes?- contestó Ron guiñándole uno de sus azules ojos.

- Entonces...

- Vamos- Completó Ron.

Los dos chicos se acercaron a la mesita en donde se encontraba el pensadero y acercaron su cara a él.

- ¿Lista?

- Lo dices como si fuera una gran odisea.

- Quizás lo sea, Herm.- respondió Ron con un tono de angustia en su voz. Hermione comprendió. Asintió.

Se acercaron aún más al pensadero y se sintieron como atraídos por una fuerza hacia él.

En un remolino de colores y formas desaparecieron de la sala común y no supieron nada más hasta que cayeron duramente en la sala de estar de una típica casa inglesa.

Todo estaba ordenado, demasiado para su gusto dirían ellos. E incluyendo a Hermione en esa frase, es ya decir mucho.

- ¿Dónde estamos?- preguntó ella.

- No lo sé- respondió su amigo en un susurro casi inaudible.

- Ron. No pueden escucharnos, no te preocupes.

- Ehhh... lo siento- se sonrojó un poco.

Se pusieron de pie. Al otro lado de la sala se encontraba el comedor, todo estaba ordenado para la cena, los cubiertos y los platos se encontraban en sus lugares correspondientes sobre la mesa.

De pronto se oyeron unos pasos pesados caminando rápidamente por la casa. Un hombre obeso apareció en el umbral de la puerta, su cara demostraba odio, furia... Traía consigo a un pequeño niño, de unos tres años aproximadamente. Lo llevaba de la oreja, tirándolo fuertemente, pero él no se inmutaba, solo traía una mueca de dolor en su pálido rostro. Lo que pudieron observar de lejos y que era difícil pasar por alto eran sus enormes ojos verdes.

Ron y Hermione se miraron. Ese no era...

- ¡¡HARRY POTTER!!-gritó desesperado el gordo hombre. Era casi gracioso el contraste que hacía su inmenso y alto cuerpo, con el pequeño y flacucho cuerpo del niño. Harry aún no llevaba anteojos.

Los dos amigos se volvieron a mirar nerviosamente. Presentían lo que iba a ocurrir segundos después.

- ¡¡¡¡CÓMO TE ATREVES!!!! ¡¡¡Qué fue lo que hiciste!!! ¡Arréglalo!¡¡¡DE INMEDIATO!!!

- Lo... l-lo siento...

- ¡¡¡ESE ERA UN JARRÓN MUY COSTOSO DE TU TÍA, ¿SABES?!!!

- Yo...yo n-no quise... no...- tartamudeaba

- ¡¡¡Vas a dejar de dar muestras de tu anormalidad en esta casa!!!

- ¿A-anormalidad... t-tío?- preguntó extrañado el pequeño niño. Aún con el trato que le daban él seguía siendo muy dulce y educado con sus tíos. Era lógico que por el miedo que les sentía.

- ¡No!- parecía que aquel hombre había metido la pata- Es... ¡Oh! ¡YA LÁRGATE A TU ALACENA!

El pequeño Harry miró con terror al hombre y salió por la puerta.

- Ese niño me las va a pagar...-susurró silenciosamente, pero Ron y Hermione pudieron oírlo perfectamente.

Ninguno pudo decir nada, nunca habían sido mencionados los maltratos a Harry en las conversaciones del trío. Quizás sí de una forma un tanto humorística recalcando que sus tíos eran malas personas y unos buenos para nada, pero nunca fueron relatados a fondo, como realmente habían sido.

De pronto sintieron nuevamente que el pensadero los dirigía hacia otro lugar, otro recuerdo más bien.

Esta vez aparecieron en la cocina de aquella misma casa, pero al dirigirse a la misma sala de estar en la que habían estado minutos atrás, se percataron de que ahora estaba adornada con mayor cantidad de fotos, la mayoría de un niño rechoncho con aspecto de cerdo. El primo de Harry.

Unos gritos ya conocidos por Ron y Hermione resonaron en la cocina. Corrieron hacia allá.

- ¡TÚ! ¡¡MOCOSO MALCRIADO!!- ahora la furia de aquel hombre parecía mayor. Harry se encontraba parado delante de él como la vez anterior, pero ahora sí llevaba los anteojos. Esos conocidos anteojos que veían cada día sus dos mejores amigos.

No pudieron seguir pensando porque el enorme hombre había empujado al niño con una fuerza brutal contra el lavavajillas. El ruido de la pequeña espalda chocando contra la máquina fue desagradable. El aparato se tambaleó y muchos platos cayeron al piso, haciendo estruendosos sonidos, pero unos de ellos fue a dar en la cabeza del pequeño muchacho, el cual estaba aún tirado en el piso y trataba de contener las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos.

- ¡¡¡ESO ES PARA QUE NUNCA MÁS TE ATREVAS A DESAFIARME!!! ¡¡¡Y PAGARÁS POR HABER QUEBRADO TANTOS PLATOS!!!

Luego de eso una sonora cachetada fue a dar en la cara del niño, botándolo de nuevo y quebrándole los lentes que habían ido a dar muy lejos de él.

El hombre salió del lugar a pasos agigantados. El pequeño Harry se quedó allí tirado en el piso mirando un punto de la habitación. Su rostro estaba pálido por el miedo que le causaba aquel hombre. No pudo aguantar más y soltó las lágrimas. Comenzó a llorar fuertemente, pero nadie en la casa parecía darse cuenta de aquello. Se sobó su enrojecida mejilla, sin dejar de llorar. Aquellos espasmos los habían visto en el Harry de 15 años esa misma noche. Trató de ponerse de pie y de buscar sus anteojos. Cosa que le costó porque no veía mucho sin ellos.

Ron miró a Hermione quien también estaba pálida. Tenía sus dos manos sobre su boca y al parecer no podía salir de su impresión. Ver un tipo de maltrato así era doloroso, pero ver cómo lo ejercían sobre su mejor amigo, lo era aún más.

- No...no... no deberías haber.... hecho algo así... Harry- se decía el pequeño en medio de su llanto- Sabías que.... que iban a golpearte... lo sabías... eres un... un tonto...

Y lo peor de todo era que se culpaba a sí mismo por lo que había pasado. Pobrecillo.

Trató de recoger el desastre que había quedado en la cocina, pero al cortarse con uno de los pedazos de porcelana de los platos desistió y se fue a su "habitación" lentamente.

Con gran esfuerzo Ron consiguió que Hermione lo siguiera hacia donde iba el niño. Los dos no podían creer lo que habían visto, era totalmente... injusto... horrible...

- Oh, por Dios- susurró Hermione al darse cuenta de donde dormía el pequeño Harry. La alacena debajo de las escaleras.

Harry entró, y antes de que pudiera cerrar la puerta Ron y Hermione entraron también. El lugar era pequeño así que un niño y dos adolescentes dentro de ella lo llenaban por completo.

El niño se acurrucó con sus piernas entre sus brazos y el llanto frenético volvió.

- Yo... yo solo... solo pregunté donde estaban mis papás. No... no pensé que... que eso fuera tan malo como para... que me... m-me...golpeara...-se decía a sí mismo.

Ron y Hermione estaban quizás tan angustiados como el pequeño niño, como Harry.

- ¿Qué... les ocurrió? ¿Por qué? ¿Por... qué nadie... nadie me ... me quiere...? ¿Por qué?- dijo ahora en un susurro.

Ese "¿Por qué?" lleno de tristeza y desconsuelo les sonaba a ambos. Esa misma noche ese tono de desesperación había vuelto a la boca de su dueño. Con esa misma frase: "¿Por qué?"

Sin poder decir nada al respecto Ron y Hermione estaban siendo atraídos por una fuerza otra vez.

- Ron, ya no quiero ver más de esto- dijo Hermione desesperadamente al ver que otra escena se presentaría ante sus ojos- ¡No quiero!

- Tranquilízate...- dijo Ron sin siquiera tener el control él mismo.

- ¡Sácanos de aquí...!

Ron la abrazó fuertemente y juntos fueron llevados hacia ese remolino de formas, esperando que nada peor que eso fuera a suceder.

Cuando se dieron cuenta ya habían llegado. Ron soltó a Hermione. Habían regresado a la sala común de Gryffindor y el pensadero seguía delante de ellos. Intacto, igual como lo habían dejado.

Se sentaron cerca del fuego, agradecidos porque todo aquello había terminado. La temperatura había bajado, y el frío era infernal.

-¿Te... te arrepientes de haber entrado en su pensadero?-preguntó Ron rompiendo el silencio.

Hermione se quedo callada por unos momentos.

- No... Ahora más que nunca sé que debemos estar con Harry, que él necesita cariño, Ron.

- Lo sé... lo sé...- contestó simplemente el pelirrojo.

- Aunque aún no puedo creer lo que le hicieron.

- Yo tampoco, Herm. A eso sí se le llama crueldad. Pobre Harry...

De pronto un sonido se escuchó en la orilla de las escaleras. Harry se había levantado.