Capitulo uno.

Veamos.. Universidad.. Si, digamos que estaba bastante entusiasmado al principio. La idea de poder formarme para un futuro, aprender lo que me gusta y claro, poder pagarme ciertos lujos como té de calidad, exportado.. Tazas.. me encanta coleccionar tazas. Es algo que mis padres nunca entendieron pero aún así me fomentaban el hobbie. Cada vez que veían una taza en alguna tienda con un diseño particular, una que otra forma o que fuera distinta a las que ya tenía (cabe decir que eran más de 36) me la obsequiaban. Ellos sabían que me hacía feliz..

.. Me desvié, volviendo al tema de la universidad, si, estaba entusiasmado.

Nunca me caractericé por ser un tipo atractivo, alto y musculoso, más bien era bastante "feo" en esa época, mi cabello no era de esos que puedes moldear a tu antojo, este tenía su forma y ya, sin discusiones. Mi piel no era bronceada, si no que pálida, ayudando a aquellas pecas que se alojaban en mi nariz a notarse aun mas. Mis cejas no eran lo ideal tampoco, pero lo que yacía bajo ellas era lo que si me gustaba de mi apariencia. El verde es mi color favorito, por lo que estaba muy agradecido de que mis ojos tuvieran matices verdosos.

Por como pueden imaginar, nunca tuve muy buena suerte con las mujeres.. Aunque no es como si me importara, la verdad yo prefería el sexo opuesto, ya saben.. Los hombres.

Por lo mismo nunca me acerqué mucho a las chicas, sus charlas sin sentido no me parecían interesantes, y los chicos de mi edad solo hablaban de sexo o deportes, cosas bastante superficiales para mi gusto, así que prefería hundir mi pecosa nariz en los libros de fantasía, en donde cualquier cosa podía pasar.

Así me pasé la escuela, alimentando mi imaginación, enriqueciéndome de conocimientos y soñando despierto mientras devoraba cada letra, cada párrafo. Eso me ayudó a tener la beca que tengo ahora, mis calificaciones siempre fueron bastante altas, así que la Universidad es totalmente gratis para mi.

Pero lamentablemente no todo en la vida son libros, en algún momento tenía que crecer y volverme adulto, madurar como dicen todos.

Aún no sabía muy bien lo que quería estudiar, así que para ayudarme con mi elección, lo más conveniente era el Bachillerato.

Todo iba bien hasta que una tarde mientras leía acerca de la ciudad en que nací, esa ciudad fría con un gran reloj como atracción turística, en donde se conduce por la izquierda, mi padre entro a mi habitación con dos grandes maletas azules con ruedas. Yo tenía más que claro que tenía que deja mi casa y adoptar la universidad como mi nuevo hogar mañana, eso me hacía imaginar que yo era cierto mago con una curiosa cicatriz en la frente, que también debía viajar kilómetros para poder estudiar en su particular colegio, lo que me hacia sonreír para mis adentros. ¿Hay algo mejor que identificarse con uno de tus personajes favoritos?

Cerré el notebook y levantándome de mi cama estiré los músculos, después de haber estado horas inmóvil no hay nada más agradable que estirarse.

Mi padre puso ambas maletas ya abiertas sobre la cama, y se cruzó de brazos analizándome con la mirada, como si tuviera algo muy importante que decirme. Por la cara que adoptó al momento de cruzar sus brazos algo me decía que aquello que me tenía que informar estaba lejos de ser una buena noticia.

– Arthie.. hay algo de lo que no te hablamos.. – Me dijo dando un profundo suspiro, yo alcé una ceja, esperándome lo peor, se podría decir que en menos de 10 segundos hasta alcancé a imaginar que la Universidad se había incendiado – No te dijimos que tendrías que compartir cuarto. –

– Bien, ¿qué más da? – Kiku puede compartir conmigo, después de todo nos parecemos bastante en lo que son hábitos de limpieza, orden, estudio, y habíamos acordado ir a la misma universidad. Así que hasta el momento no me parecía tan terrible.

Por cierto, Kiku es mi único y mejor amigo, es una persona serena y empática, siempre me ha apoyado y escuchado cuando lo necesito.. y cuando no también.

– Y lamentablemente – Continuó mi padre - no puedes elegir a tu compañero, asumo que ya pensaste en Kiku, pero los compañeros los designan al azar, y Kiku no está en Bachillerato, el ya eligió su carrera.. por lo tanto no existen posibilidades de que les hallan asignado la misma habitación.. – En ese momento mas que pena sentí rabia e impotencia, tener que soportar el estar alejado de mi casa, en donde tengo todas las comodidades habidas y por haber.. mi colección de tazas! Y además tener compartir mi habitación con un completo extraño!

Puedo asumir que mi padre entendió que debía dejarme solo por la expresión involuntaria que se formo en mi rostro, trató de suavizar la situación poniéndome una mano en el hombro, a lo que yo solo respondí de mala gana – Quiero estar solo..- murmuré. El conocía mi carácter, y sabía que cuando me enojaba no necesitaba que me insistieran, eso solo empeoraba las cosas. Así que aceptando mi amorosa petición salió del cuarto, cerrando la puerta con suavidad.

Me senté en la cama apoyando los codos en mis rodillas, y reposando la frente en mis manos analicé la situación.

Me mentalicé con que la situación podría ser peor, pero no pensé en qué era exactamente peor, si no que lo dejé así.

Luego de estar unos minutos respirando profundo me volví a levantar y abrí mi armario, saqué toda la ropa que había, entre ella camisas, sweaters, pantalones, calcetines y ropa interior, también guardé dos abrigos, en esta maldita ciudad hacía muchísimo frío.. Debí haber analizado mejor la situación antes de decidirme por estudiar aquí, aunque agradezco muchísimo el esfuerzo que hicieron mis padres para no dejarme solo y venir conmigo. No cualquiera lo habría hecho.

Toda esa ropa llenó por completo una maleta, al punto que la colapsó y tuve que sentarme encima de esta para poder hacer presión y cerrarla.

La otra la llenaría con libros, mi notebook, llevaría dos tazas, después de todo Kiku podría querer tomar té conmigo, Puse varios pañuelos, me encantaban. Aparte de que soy frágil de salud me veía bastante bien con ellos.

Puse mi Ipod, y los típicos utensilios de limpieza personal que no vale la pena mencionar dentro de la maleta.

Mañana en la mañana comenzaría todo, por ahora debía aprovechar el tiempo que restaba con mis padres.

Mi madre que ya me conocía de sobra, había puesto en la mesa una tetera con té, tres tazas entre ellas mi favorita, Scones, mermelada de durazno y un trozo de chocolate amargo para cada uno, nunca supe en dónde guardaba los chocolates y dulces para que nadie se los comiera escondido, la cosa es que siempre había chocolate o algo rico para comer.

Sabía que era mi despedida y que al menos por unas semanas no me sentirían ni el rastro. Me desplomé en la silla y me rasqué la cabeza, quejándome por lo fría que estaba la silla, a lo que mi padre prendió la estufa y se sentó.

– Mi Arthie! Estas tan grande, me pone tan nerviosa que te vayas solo a un lugar lleno de gente que no conoces.. – Cabe señalar que mi madre siempre se preocupaba mucho por mi, se lo agradecía ya que era una clara muestra de cariño, pero a veces olvidaba que yo ya tenía 19 años. Mi padre aclaró la garganta con una toz bastante fingida para que cambiáramos el tema, ella rió y tomo un sorbo de té con leche.

– ¿Por qué no me dijeron antes lo del compañero de habitación? – Solté luego de unos incómodos minutos de silencio, me molestaba mas el hecho de que no me lo hubiesen dicho antes, ya que de haber sido así habría tenido más tiempo para "canalizarme" o mejor aún, arreglar la situación. Ambos se miraron como si estuvieran echándose la culpa el uno al otro.

– Bueno hijo – Respondió mi padre, aclarando la garganta nuevamente. Solía hacerlo ya que era fumador de hace años, y el cigarrillo había afectado su salud – Pensábamos que querrías cancelar la matricula si lo sabías con anticipación, pero hay cosas que debemos afrontar, verás que no es tan terrible, tal vez te toque un compañero como Kiku. – Sonrió este tratando de quitarle peso al asunto. Iba a protestar, pero se me acabaron los puntos a favor, ellos tenían razón, seguramente hubiese armado un escándalo digno de una comedia, cancelando todos los planes y haciendo que el viaje a Estados Unidos fuese en vano.

Aquella comida transcurrió bastante tranquila luego de ese minúsculo enfrentamiento, me dirigí a mi cama y me desplomé como saco de harina sobre esta, sin siquiera ponerme pijama me entregué a mis suaves y blancas almohadas, despidiéndome de ellas por un tiempo.

El maldito y siempre puntual despertador retumbó en mi oído.

Como odiaba ese aparato, me desperté y lo lancé por la ventana, había dormido en una pésima posición, por lo tanto me dolía el cuello. Fruncí el ceño y me fui a la ducha. Como aún tenía tiempo aproveché de pensar mientras el agua tibia envolvía mi cuerpo. Tendría que adaptarme a las normas de mi nuevo compañero?.. No! El se tendría que adaptar a las mías, y si era muy distinto a mí de seguro este lo pasaría muy mal.

El tiempo se pasó volando entre que me vestí, comí algo rápido ya que me quedé mucho tiempo bajo la adictiva ducha, me despedí de mis tediosos padres como unas cuatro veces y me subí al taxi, el cual me llevaría a mi destino, el campus.

Me bajé luego de media hora de viaje, la cual había ocupado escuchando una de mis canciones favoritas de The Beatles una y otra vez,

.."He's a real nowhere man, sitting in his nowhere land, making all his nowhere plans, for nobody"..

Con una maleta en cada mano mire la adversidad de lo que me esperaba. La universidad era muy bonita, era una construcción antigua la cual habían adaptado como centro educacional, lo que me hacía sentir identificado nuevamente con cierto mago.

En la entrada había un letrero con nombres y apellidos de cada uno de los alumnos nuevos con el numero de sus respectivas habitaciones.

El lugar se dividía en dos edificios, en uno estaban las habitaciones y en el otro se ubicaban las salas de clases, junto con canchas para hacer deportes, piscina, y cosas por el estilo. Después de todo viviríamos adentro así que era una ciudad "pequeña".

Debo admitir que me perdí tres veces en los malditos pasillos, no encontraba nunca la dichosa habitación.

Finalmente, cuando la encontré, abrí la puerta y visualicé dos camas, una a cada extremo del lugar, con su respectiva mesita de luz, un escritorio y un armario, al medio había una alfombra de color azul chillón y un sillón grisáceo, todo era bastante acogedor. Escogí la cama de la derecha, ya que estaba más cerca del baño, acomodé mi ropa en los estantes del armario y esperé a mi compañero, pidiéndole a todas las fuerzas místicas y poderosas del universo que me tocara un compañero tranquilo y estudioso.

Me senté en la cama y desbloqueé mi celular, le enviaría un mensaje a Kiku preguntándole si es que había llegado.

No alcancé ni a escribir la mitad de dicho mensaje cuando la puerta se abrió de golpe, acompañado con el "Hello dude!" más desagradable que había escuchado en toda mi vida, subí la vista luego de haber saltado del susto y pude ver a un chico rubio, con lentes, ojos azules casi celestes y una gran sonrisa. En sus manos llevaba 2 maletas plagadas de símbolos que recordaba haber visto alguna vez al pasar por fuera de una tienda de historietas. Bastó con analizar su voz para saber que éramos polos opuestos.

– ¿T-Tu eres mi compañero de cuarto? – Pregunté algo tartamudo, aun no me recuperaba del susto que me había dado aquel maldito portazo. De todas formas traté de ser cortés.

– ¡Yes! Soy Alfred Jones, un gusto! – El chico sonrió de oreja a oreja y una vez dentro de la habitación cerró la puerta tras de sí, acompañado por supuesto, de otro maldito portazo.

FIN?

Notas de la autora:

Hola! Me presento, como deben de haber adivinado soy fiel seguidora del UsUk-UkUs (más la segunda que la primera because freedom). Espero que les haya gustado esta primera parte de mi fic. Subiré un capitulo cada martes, y claro, si puedo antes.

Trataré de hacer los personajes lo mas canon posible, claramente agregándoles uno que otro toque mío, para que la historia se haga mas interesante y personal.

Saludos y espero sus comentarios/sugerencias.

Hamburguesas y libertad para todos!