Drabble de 469 palabras, eliminando mis notas de autor y demás. Nos leemos abajo.
"Kaichou wa Maid-sama!" no me pertenece.
Qué bonito Día Blanco.
Sus ojos ambarinos estaban abiertos de la impresión. Las estrellas estaban de fondo, iluminando en aquel espacio oscuro dentro del parque. Su novio estaba frente a él, hincado, mirándola a los ojos. También estaba nervioso. Ella temblaba levemente, sosteniendo el pequeño objeto entre sus dedos.
Y finalmente, al borde de las lágrimas, sonrió.
Había valido la pena todo lo que sucedió: valió la pena las miradas asesinas que les lanzó a todos los pervertidos de las calles; valió la pena recibir la mirada asesina de su novia cuando mordió el trozo de chocolate y lastimarse un diente; valió la pena haber ideado el plan y haber preparado esos chocolates; valió la pena todo.
Porque todo lo que siempre quiso, era verla sonreír de esa manera.
Lo abrazó tierna y violentamente, tumbándolo, soltando una carcajada de nerviosismo y entusiasmo.
Aunque debía admitir que daría cierto terror escucharla en medio del parque a esas horas de la noche. Pobres las personas que pasarían cerca de donde estaban ellos.
Recibió el abrazo sonriendo también. Su hombro se humedeció por las lágrimas que soltaba la chica pelinegra. Miró el cielo. Sonrió más ampliamente.
―¿Qué me dices, Misaki?
Se separó de él, sosteniendo con la mano derecha el pequeño y plateado objeto, mientras que con la otra intentaba sostenerse sobre él. Miraba sus hermosas joyas esmeraldas que tenía por ojos, las cuales también brillaban de nerviosismo. Se hincó y miró el suelo por unos segundos. Él se sentó.
La tensión comenzó a subir. Él intentaba buscar su mirada, pero sus cabellos negros le impedían apreciarla. Como odiaba que ella se callara de esa manera. Pero así era ella, así era su Misaki.
Levantó el rostro. Las lágrimas recorrieron sus mejillas. Sonriendo, mostró su mano derecha; mostrando el perfecto anillo plateado con un diamante sobre su dedo anular. El rubio sonrió satisfecho.
―Digo que sí, Takumi. Sí quiero ser tu esposa.
Lo volvió a abrazar. Ambos rieron abiertamente. La caja de chocolates se había destrozado. Y las estrellas, juraría, brillaban más que nunca.
La separó de sí. Acarició su rostro sonrojado. Y poco a poco se unieron en un suave y tierno beso.
Quedaron ahí, mirando el cielo nocturno por un rato más. Él la abrazaba protectoramente, mientras ella seguía sonrojándose a más no poder. Volvió a besarle.
―Te amo, Misaki.
Ella volvió a sonreír.
―Te amo, estúpido Takumi.
Su muy perfecto Día Blanco, se volvió aún más hermoso después de aquella propuesta. De alguna manera, Takumi quería agradecerle los conejitos de chocolate ―mal formados que cayeron en residuos tóxicos― que le había regalado su novia en San Valentín, además de haber cumplido ya nueve años de relación. Qué mejor manera de agradecerle que ésta, con una propuesta de matrimonio.
Qué bonito Día Blanco vivieron este par de jóvenes enamorados.
Fin.
No sé ustedes, pequeños, pero siempre los finales no me convencen del todo.
Eeeeeeeeeen fin. El fanfic tiene un propósito: que le agrade (¡no!, que ame el fic, xD) a una amiga de aquí, de fanfiction, llamada Nohemi (Noemi-senpai yupiiiii, :D). Quería agradecerle por todo el apoyo, el cariño y el aguante que me ha brindado, así que, aquí está el fic, pequeña Nohemi.
Pero no sólo a ella, también espero que les haya gustado a ustedes, quienes se pasaron a leer el fic. Espero y sea de su agrado.
No se olviden de decirme qué les pareció. Si encontraron errores, díganmelos. No me dio tiempo de revisarlo, u.u.
Nos leemos. Saben que los adoro. Se despide: pues yo.
