Aclaraciones:

Los personajes que aparecen en esta historia son obra de Tite Kubo, algunos de los personajes presentan algo o bastante OOC, esta historia la subió DarkmoonxD hace aproximadamente un año, pero no la termino, asi que le pedí amablemente si me permitía continuarla ya que su historia me pareció bastante interesante la cual tenia merecido un buen final.

Sinopsis:
-Cuando tu vida se vuelve un calvario, cuando ya nada te sale bien, muchas cosas pasan por tu mente, posibles soluciones y también salidas rápidas ¿Qué podría hacer para obtener lo que quiero como por arte de magia? si me lo preguntaban hace años no diría esto pero hoy en día un fuerte pensamiento me persigue día y noche "¿Por qué no venderle mi alma al diablo?" seguramente nunca lo pensaron…o quizás si, en mi caso se ha vuelto muy frecuente ¿Pero qué pasa cuando ese pensamiento se vuelve frase? ¿Qué pasaría si el diablo lo escuchara? ¿Estaría realmente dispuesta a hacer un trato con él?
Mi historia trata sobre la lucha entre dos demonios…el famoso diablo y un demonio joven. El diablo le apuesta a su joven seguidor conseguir el alma de una persona… (La mía), antes que él y si lo consigue sin violar ninguna regla podrá quedarse con todo su reino y con mi alma.
-Relaciono la palabra perdición con la ciudad. Nuestra piel se eriza en un lugar lleno de luces, ruidos y ambiciones. New York es una de esas ciudades que tiene todo y más. Una chica como yo llena de deseos, ambiciones y metas tiene muchas posibilidades en este lugar. Dicen que en la noche en la ciudad es el mejor momento para dejarnos ver como realmente somos. Hoy tengo un presentimiento, no lo sé, algo inimaginable pasara en mi vida, algo inexplicable y sorprendente.

Capitulo 01

-Basta de esto…-Dije mientras me daba la cabeza contra la mesa.
-¿Hablaste con el señor Aizen?-me pregunto. Lentamente me gire a verla y sentí como mi frente se arrugaba.
-¿Tengo cara de haber hablado con él?-le dije. Ella puso sus ojos en blanco frente a mi mala respuesta.
-¿Estas con abstinencia, no?-Se giro y volvió a mirar la pantalla de la computadora.

Teníamos que terminar un trabajo para Aizen y recién íbamos por la mitad. Rangiku Matsumoto, ella era una de esas amigas que no se encontraba seguido. Llevamos siendo amigas seis años y viviendo juntas, tres. Nos conocimos en la secundaria y desde ese momento somos inseparables, hacemos todo juntas. Las dos conseguimos un empleo en ¨Las Noches Corporation¨ y no podemos desaprovecharlo.

-¿Podrías mover tu lindo trasero de melocotón y ayudar a tu amiga?-Me dijo.
La mire, me acerque a ella, mire la pantalla blanca y suspire.
-Los números del consumidor final están mal-Dije mordiendo mis labios. Ella suspiro frustrada.
-¿Puedes hacerlo tú? No doy mas-Me dijo y se levanto de la silla.
-Muévete-Dije y me senté mirando esos números, y comenzando a hacer cuentas en mi cabeza.

¿Qué necesidad tengo yo de pasar por todo esto? Podría ser una mujer exitosa, a mis pocos años, tengo todo lo que se necesita para serlo, pero no…tengo que estar toda la noche haciendo un trabajo para un hombre inservible que no sirve ni para sumar 2+2 ya que el señor tiene cosas mas importantes que hacer y me pregunto… ¿Por qué debo rebajarme a ese nivel?. Creo que estoy demasiado estresada hace aproximadamente cinco meses no tengo sexo, lo básico y muy necesario para la vida, o por lo menos para la mía…El sexo es capaz de sacarme los dolores de cabeza más intensos. Pero no lo tengo, estoy más sola que un perro.

-¡Termine!-Le dije a mi amiga se giro a verme. Se sentó junto a mí y dejo el cigarrillo a un lado.
-Gracias a Dios Rukia -Dijo y sonríe levemente.

Mi nombre completo es Rukia Kuchiki; Tengo 23 años y me considero una mujer independiente, muy sociable, algo testaruda, atrevida y sobre todo una chica bastante sensual a pesar de mi baja estatura. No es por presumir pero me lo han dicho todos los hombres con los que he estado.
En estos días se me cruzo por la cabeza hacer algo…algo para mí, para mi bien. Voy a venderle mi alma al diablo ¿Suena loco, no? Lo hare a cambio de una gran vida o…en realidad todavía no lo decido.

-¿Rangiku?-La llame. Ella se giro a verme.
-¿Qué pasa?-Dijo. Sonreí levemente.
-¿Qué pasaría si un día decido venderle mi alma al diablo?-le pregunte.

Debo decirlo, Rangiku es una chica algo creyente y estos temas la alteran un poco, tanto que después de confesar sus mil pecados en la misa de domingo termina rezando como tres rosarios y veinte padres nuestros.

-¡Que tu boca se haga a un lado Kuchiki!-Dijo y toco su pecho del lado izquierdo.
-¿Qué tiene de malo?-le pregunte divertida.
-Sabes lo que pienso de eso…prefiero tener a la parca frente a mí que al señor rojo-dijo, yo reí por lo bajo la mire bien y me puse de pie.
-Pues…-dije y levante mis brazos hacia los costados -le vendo mi alma al diablo por algo…no se que todavía-Dije elevando un poco mi voz
-¡Cállate!-Me dice fuerte y reí con ganas
-Ay, Rangiku por amor de Dios, ¿Qué puede pasar? ¿El diablo se me aparecerá por un callejón o qué?-Le pregunte divertida, ella me miro y negó con la cabeza.
-Nunca subestimes lo desconocido…nunca-me dijo y se fue hacia la cocina.
-Perseguida…-dije en voz baja y termine de acomodar todo-

La noche se hizo corta, vivir en New York no es recomendable para las personas que suelen dormir muchas horas. Es muy ruidosa y por lo tanto altamente peligrosa. En cambio nuestro departamento es lindo, pero se está volviendo algo pequeño.
Me desperté al sentir el sonido de mi ruidoso despertador, me levante y entre al baño a darme una refrescante ducha. Salí, desperté a Rangiku y partimos hacia el trabajo. Usar una falda de oficina súper ajustada no es nada cómodo, lo único que tolero son los zapatos, porque se ven bonitos, pero aun así no es suficiente.

-Tengo que ir por Gin…nos vemos en la oficina-me dijo y se despidió de mi con un beso.

Cruzo la calle y yo seguí mi camino, me detuve en Starbucks para comprar mi rico cafecito como todas las mañanas. Mis tacones hacían un ruido bastante molesto.
La calle parecía desierta, no había mucha gente a esa hora, a decir verdad yo sola caminaba por la calle a esa hora. Mientras yo camino al trabajo las personas normales están durmiendo tranquilas en sus casas.
Mi corazón comenzó a latir rápidamente al sentir que alguien estaba siguiéndome, comencé a sentirme incomoda y acelere el paso. Me di vuelta pero no vi a nadie, seguí mi camino, comencé a caminar más y más rápido, algo andaba mal. Doble por un callejón para cortar camino. Mi respiración se volvió agitada al sentir que había alguien allí. Me di vuelta para mirar atrás nuevamente y no había nadie. Gire…

-¡Ay por el amor de Dios!-dije espantada al chocarme de frente con un hombre.
-¿Por qué siempre lo nombran a él?-Pregunto. Me aleje y lo mire bien.

Completamente vestido de negro ese hombre era un ángel en vivo y en directo. Sus ojos, ocre era… ¿Cómo decirlo sin sonar como una idiota? Impresionantes…su cabello extrañamente naranja era perfecto, parecía salido de una novela, el típico chico carilindo, la verdad no podía creer lo bello que era.

-¿Qué? ¿Quién eres?-Le pregunte después de observarlo unos segundos.
-Hola preciosa me dijeron por ahí que ayer estuviste nombrándome-me dijo. Fruncí el ceño y el sonrió de costado, ardí completamente en eso. Demasiado calor hacia en ese callejón y mas mirándolo.
-¿Qué?-Le pregunte sin entender lo que estaba diciéndome. El se puso a un paso de mi cuerpo.
-Un gusto, soy el Diablo. -Y yo soy Megan Fox- dije sonriendo.
-Soy el diablo- me dijo sin parpadear.
-Eres muy gracioso- dije sin dejar de reír. El también comenzó a reír.
-¿No me crees?- me pregunto en medio de una carcajada.
-No…- le dije divertida y negando con la cabeza. De repente dejo de reír, provocando que yo también dejara de hacerlo.
-Pues deberías- me dijo mientras me quemaba con la mirada. Sentí como mis piernas comenzaron a temblar.
-¿Sabes? Se me hace tarde para el trabajo- le dije y comencé a caminar sin dejar de mirarlo –Muy buena broma amigo.
-Gracias Rukia- me dijo. Me gire a verlo aterrada ¿Cómo sabia mi nombre? Yo en ningún momento se lo dije.
-¿Cómo sabes mi nombre?- le pregunte algo asustada. El sonrió sin separar los labios.
-Ya te lo dije preciosa, soy el diablo- me dijo. ¿Acaso piensa que soy estúpida? Pensé.
-Escucha…si quieres tener sexo conmigo solo dímelo, pero si pretendes llevarme a la cama diciéndome que eres el diablo, estas mal amigo- le dije y seguí mi camino.
-¿Tendrías sexo conmigo?- me pregunto. Sonreí levemente antes de girar a verlo.
-Claro, solo mírate, eres tan Hot- le dije pronunciando bien la última palabra.
-¿Tan qué?- me pregunto.
-Tan hot, honestamente, eres bastante atractivo - le dije sin dejar de mirarlo. El sonrió dejándome a la vista sus blancos y perfectos dientes- Pero si me disculpa señor diablo, ahora tengo que ir a trabajar.
-Lo sé, y voy contigo- me dijo. Yo lo mire bien.
-¿Qué?- le dije. Paso su lengua por sus labios, provocándome ganas de besarlo.
-Me encanta cuando dices "que" suena tan…- clavo sus ojos en mi cuerpo-hot.

Sentí mi cuerpo estremecerse ante sus palabras, sus ojos me calentaban con solo mirarme fijo. Pero…por el amor de Dios. Hace cinco minutos que lo conozco ¿Y ya me provoca tantas sensaciones? Si que estas mal Rukia, me dije a mi misma. Sacudí mi cabeza y lo mire.

-Se me hace tarde- dije y camine. El comenzó a caminar a mi lado.
-Lo sé, a mí también- me detuve a verlo –El señor Aizen se enojara mucho si llego tarde a mi primer día de trabajo.
-¿Qué?- dije sin poder creerlo.
-No digas "que", no puedo controlarme tan fácilmente- me dijo.

Este hombre es extraño, excitantemente extraño. Debo correr, alejarme y gritar. Antes de detenerme me gire a verlo.

-¿Cuál es tu nombre?- le pregunte. Nos detuvimos en el semáforo. El miro el mismo y en ese momento cambio de verde a rojo. Lo mire bien.
-Odio esperar que los semáforos cambien- me dijo sin mirarme. No…eso había sido solo casualidad.
-No sé qué hago caminando contigo- dije y apure mi paso.

Lo perdí de vista, por suerte. ¡Dios, ese hombre sí que era extraño! Llegue a la oficina y subí hasta el último piso ¡Rayos estaba llegando tarde! Se abrieron las puertas del ascensor y me choque con un hombre tirando todos sus papeles.

-Lo siento…- le dije mientras lo ayudaba a juntar los papeles.
-No hay problema, linda - me dijo.

¡Dios santo! Hoy definitivamente es mi día, un hermoso hombre de ojos azul verdoso y cabello negro estaba mirándome fijamente a los ojos, me recordaba a alguien. Le sonreí y me presente.

-Soy Rukia, ¿y tú?-le dije mientras sonreía.
-Kaien - me dijo sin dejar de mirarme. Terminamos de juntar los papeles y nos levantamos a la vez.
-¿Trabajas aquí?- le pregunte, lamentándome haber hecho una pregunta tan obvia, si estaba aquí era porque trabajaba en este lugar.
-Si…me contrataron ayer- me dijo sonriendo. –Pero no sabía que había mujeres tan lindas como tu- Sonreí.
-Bueno…Kaien, estoy llegando tarde, te veo después- le dije sonriendo levemente.
-Espero que si…la verdad me gustaría verte otra vez- me dijo mirándome fijamente a los ojos.
-También a mi…- sonreí y camine a mi oficina.
-¿Dónde estabas?- me pregunto Rangiku.
-Se me hizo tarde- le dije y entre del todo a la oficina.
-El señor Aizen nos espera en su oficina, quiere presentarnos a nuestro nuevo jefe de Administración- me dijo. La mire extrañada y asentí y entramos juntas a la oficina de Aizen.

Entramos y Aizen nos miro bien, nos entrego una mirada furiosa y luego nos apunto hacia el hombre que miraba hacia la ventana. Lo miramos bien, se giro lentamente y cuando vi completamente su rostro, mi corazón dejo de latir. Levanto una de sus cejas y me guiño un ojo.

-El es su nuevo jefe de Administración- dijo Aizen. Mi boca estaba bien abierta hasta que reaccione.
-Buen día- dijo él. ¿Cómo puede ser? No, no esto no es verdad, pensé.
-Buen día soy Rangiku Matsumoto- Se presento mi amiga. Yo solo lo miraba fijo, solo podía hacer eso. Rangiku me movió levemente.
-Soy Rukia Kuchiki- dije apenas. El sonrió de costado y miro a Aizen.
-Bueno Sosuke, voy a ver unos papeles- le dijo con tanta confianza y salió de la oficina. Sentí mi piel arder cuando paso cerca de mí. Rangiku se giro a verme.
-Oye ¿Qué te pasa?- me pregunto. Como pude me gire a verla.
-Nada- le dije y salimos de allí.

Lo busque con la mirada. Necesito una explicación de eso, ¿Cómo hizo para estar más rápido que yo aquí? Me acerque a la puerta de mi oficina y mí mirada cambio de rumbo cuando me di cuenta de que Kaien estaba mirándome y se acercaba a mí.

-Qué lindo es ver tan hermosa flor en invierno- me dijo sonriendo.
-Vas a hacer que me sonroje- le dije y sonreí.
-Puedo ver tu alma con solo verte a los ojos- me dijo.
-¿Qué?- pregunte extrañada.
-Creo que escuchaste bien- me dijo y sonrió levemente.

Su sonrisa y su mirada me ponían los pelos de punta, era un hermoso hombre, simpático, y en ese momento pensaba que tal vez podíamos ser amigos, o algo más.

-¿Eres poeta?- le pregunte divertida.
-No…soy mejor que un poeta- me dijo tocando mi mano.

Sentí un gran calor cuando toco mi mano, la temperatura de su mano era elevadísima tanto que hizo que lo soltara rápidamente.

-Tu mano…esta hirviendo- le dije.
-Es cosa de todos los días- me dijo mirándome fijamente a los ojos.
-¿Estás seguro de que no tienes fiebre?- le pregunto.
-No linda, yo soy así…de sangre caliente…puedo soportar la más alta temperatura- me dijo clavándome la mirada.
-Esta bien… eh debo irme- le dije y me aleje de él.

Antes de seguir buscando entre a mi pequeña oficina, deje mi cartera y me abrigo sobre el perchero.
Me acerque a la silla, pero esta se giro de repente, para dejarme frente al hombre que estaba buscando.

-Hola preciosa-me dijo. Mi sangre se congelo.
-¿Cómo rayos hiciste eso? ¿Cómo entraste?- le pregunte. El sonrió provocándome.
-Ya te lo dije, soy el diablo- dijo. Negué con la cabeza me acerque a él y lo mire fijo a los ojos.
-No juegues conmigo, ya no es divertido- le dije apuntándolo con un dedo. Miro mi dedo, lo tomo fuertemente y mordió la punta…me derretí.
-Mmmm que mala eres, me das miedo- dijo. Lo mire fijo, era solo cuestión de moverme un poco mas y tendría sus labios en los míos.
-¡DEMONIOS!- escuchamos que grito del señor Aizen. El miro hacia la puerta.
-No debe decir eso- dijo negando con la cabeza y me miro- A ellos no les gusta, les molesta y mucho. Abrí un poco la puerta y vi a Kaien mirando a Aizen con gran odio, sus ojos estaban completamente rojos, rápidamente cerré la puerta.
-¡MALDITA SEA, ME CAGO EN EL DIABLO!- siguió gritando Aizen.
-Uuuuh…eso me dolió- me gire a verlo. Levanto la mano y chasqueo los dedos. En ese momento un gruñido de dolor se escucho de parte de Aizen.
-Ahora se va a cagar en el mismo- dijo y sonrió. Rangiku entro asqueada a la oficina.
-Lo siento si interrumpí algo pero, eso fue ¡asqueroso!- dijo tapándose la nariz, yo la mire bien.
-Aizen se acaba de hacer encima- me dijo y de inmediato mire al hombre que estaba en el sillón.

Creo que a partir de ahora voy a tener que empezar a creer un poco más en esto que esta pasando.