-¿A dónde me llevas?

Era la tercera vez que escuchaba aquella pregunta y aún no había respondido. No podía ni imaginarse qué estaba pasando por la cabeza de su acompañante. Tenía rato que lo único que escuchaba eran los tacones de la chica arrastrarse por la calle y los suspiros y gruñidos que a ambos, de repente, se les escapaban.

No era que no quisiera contestarle o que quisiera ponerle suspenso a esto, ni mucho menos que pretendía que aquello fuera una sorpresa. Simplemente no sabía a dónde se dirigían.

Estaba consciente de que aquello era su culpa y esta era su idea pero aunque se había pasado las últimas semanas imaginándose esto, no se había puesto a pensar en qué pasaría después... ni mucho menos en qué pasaría si ella hubiera aceptado. Cosa que hizo.

-¿Scorpius?

Notó la fragilidad en su voz. Probablemente estuviera cansada o ya se hubiera arrepentido. Estaba acostumbrado a escucharla con tono firme y fuerte, pero podía percibir que esto la tenía de nervios y no la culpaba por estar dudando.

-Hay un - carraspeó, notaba la garganta seca, después de todo tenía horas sin tomar o comer algo, no quería ni imaginarse cómo estaba la chica -, hay un lugar aquí cerca.

No era del todo mentira, el lugar que tenía en mente estaba cerca si es que conseguían un nuevo coche. Le dieron ganas de patear todas las cosas que se le cruzaran en el camino, no podía creer que además de todo su carro hubiera dejado de arrancar.

¿Y si todo eso eran señales?

Desde haber salido de aquel lugar no les había salido algo realmente bien. Se detuvo y dejó de escuchar los pasos detrás de él así que supuso que ella se había detenido también. Se llevó las manos a la cara, gruñó, y se las pasó por el cabello, que, por las circunstancias, estaba despeinado.

-¿Scorp-?

-¿Estás completamente segura? - Su propia voz le sorprendió, estaba débil y ronca.

-¿Perdón?

-¿Estás completamente segura de esto, Weasley?

-¿De verdad me vas a llamar así? ¿Qué pasa?

Se permitió mirarla y no pudo reprimir una sonrisita. Su pelirrojo cabello estaba completamente desenredado a diferencia de como había estado unas horas atrás, completamente peinado y arreglado. Tenía el maquillaje ligeramente corrido, sudor y las mejillas sonrojadas por el cansancio.

Con algo de tristeza vio cómo su vestido estaba maltratado por más que se lo hubo recogido durante el trayecto. Estaba seguro de que sus pies estaban lastimados porque no había forma alguna de que los tacones le dieran comodidad alguna.

-¿Qué pasa? Eres muy raro, ¿sabes? -rió y sus dudas desaparecieron.

De pronto cayó en cuenta de lo que estaba pasando: tenía a Rose Weasley frente a él, vestida de novia, mirándolo preocupada y mordiéndose el labio. Tenía frente a él a la pelirroja que había decidido no casarse para huir con él y no podía creérselo.

-¿Estás segura de esto, Rose? Porque yo, de verdad, que lo estoy.

Y la hermosa sonrisa que ella le dedicó fue suficiente para animarlo a acortar la distancia y rodearla en sus brazos.


Tenía muchísimo tiempo que no escribía algo, y, para ser honestos ya ni me atrevía a hacerlo por miedo de dejar todo a la mitad. Por eso he decidido dejar este así.
Puede que tenga continuación o puede que no, en parte dependerá de ustedes si es que, por alguna razón, quieren que lo continue. Tengo una ligera idea de cómo iría la historia, pero ya veremos.

Gracias por leer,
recuerden: un review es igual a una sonrisa :)