Este Drabble participa en el reto de Mayo "La muerte" del foro "La Cornucopia"
Disclaimer: Los personajes le pertenecen a la maravillosa Suzanne Collins, yo solo paso un rato con ellos.
Es mi primer fic, ojalá les guste, un beso!
Silencio.
Eso es todo lo que se puede escuchar en el bosque, nada mas que silencio, hasta que se ve interrumpido por dos pares de pisadas.
Son ellos. Ella lo sabe bien, esta familiarizada con el crujido de sus botas en el suelo, sus pies pisando la tierra húmeda; los de ella, ligeros y casi inaudibles; los de él, pesados y sonoros.
Pocos segundos después los ve: se separan para buscar comida, sin saber que ella se encuentra oculta entre los arbustos. Decide perseguirlo a él, observarlo durante unos minutos y de paso robar un poco de la comida que dejó sobre un tronco.
Lo ve recogiendo bayas, grandes y redondas. Algo en ellas parece familiar, pero está demasiado lejos como para verlas bien. Necesita una distracción. Arroja una rama y esta, por fortuna, se da contra el tronco de un árbol, lo que desvía la atención del rubio y lo obliga a alejarse de donde está.
Treinta segundos. Sale inmediatamente de su escondite y se acerca a la chaqueta, donde están las bayas.
Veintiocho segundos. Toma una y la aprieta entre los dedos; roja, como la sangre que fluye constantemente por el suelo del el bosque.
Veintiséis segundos. Jaulas de la noche. Letales. Morirá apenas las pruebe y lo sabe, pero él no.
Veinticuatro segundos. Es ella o él, una vida o la otra. Sabe que tiene una oportunidad de volver a casa, pero, tiene una vida que vivir, un lugar al que puede llamar hogar luego de los juegos?
Veinte segundos. Si, no, no lo sabe. Tal vez ella no tenga un lugar al que volver, pero él si. Lo ha visto todos esos días, junto a ella. No puede dejarlo morir, no a él. No a él.
Quince segundos. Piensa en él, en sus ojos azules y su cabello rubio. Piensa en los días de agonía mientras deliraba bajo el sol, antes de que Katniss lo encontrara. Cuanto habría deseado acercarse, ayudarlo, decirle que todo estaba bien, que volvería a casa, pero ese no era su trabajo. Katniss debe volver a casa con Peeta, no ella.
Diez segundos. Si, lo hará. Él merece volver a casa. Es mejor morir así que con una espada en el corazón.
Nueve segundos. Toma un puñado de bayas y las acerca a sus labios.
Ocho segundos. Las introduce en su boca, pero no ha probado el jugo, aún puede escupirlas.
Siete segundos. Las muerde. El sabor es dulce, agradable, pero le produce algo de sueño.
Cinco segundos. Sus párpados le pesan y los músculos se sienten lánguidos, pero ya nada importa, está lista para marcharse.
Su visión se torna borrosa, y siente como el sueño se la lleva de este mundo. En sus últimos segundos, piensa en él, en Peeta. Le ha salvado la vida.
Tres segundos. El sonido del cañón, que marca el último latido de su corazón, corta el silencio, ese que la ha acompañado siempre.
Silencio, eso es todo lo que se oye en el bosque.
