Todos los personajes de Inuyasha, incluidos el sexy y misterioso Sesshoumaru y la tierna Rin son propiedad de la genial y talentosa Rumiko Takahashi.
El título no es lo mejor de este fic, pero no se me ocurrió nada mejor. La historia me gusta mucho, para variar, otro UA. Ojalá alguien la lea y le guste, pienso que encontraran similitudes con El Amor de Rin, ya que se desarrolla en una oficina.
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La Flor de acero
Capítulo 1
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Rin estaba sentada a la izquierda de Inutashio, revisando varios contratos. Ambos hablaban muy quedo, tanto que Sesshoumaru no alcanzó a escuchar lo que decían. Había regresado de Singapur hacia dos meses y aunque la empresa estaba prácticamente igual, había un cambio que no lo complacía demasiado.
La nueva asistente de su padre era una mujer joven, que en dos meses se había ganado la confianza de Inutashio. Además de una reputación de una profesional intachable y algo seria. En resumen, una versión femenina de si mismo.
Para él, Rin era como un enigma, un secreto que no se revelaba ante nadie, mucho menos ante él. Era callada, de mirada inexpresiva y parecía evitar todo contacto innecesario con las demás personas. Sin embargo, escuchando los comentarios de algunos empleados, sabía que al tratarla, era amable y siempre estaba dispuesta a ayudar.
Con aquella manera de ser, jamás se habían visto en la necesidad de hablar más de lo absolutamente necesario. Lo que generalmente era un seco saludo de buenos días y dos o tres palabras corteses. El único que parecía sacarle una conversación completa, era su padre. Eso lo carcomía, porque estaba acostumbrado a que las mujeres cayeran rendidas a sus pies.
Aunque no era mujeriego, estaba acostumbrado a las atenciones femeninas y le incomodaba que ella no se tomara la molestia de verlo a los ojos, o tratar de coquetear con él, como todas las demás.
Apartando aquel desconcertante pensamiento, se acomodó la corbata y se aproximó hasta la mesa. Tomó asiento junto a su padre, de frente a Rin. Utilizando un tono neutral saludo a ambos.
"Hola Papá, Srta. Asakura!"
El saludo cariñoso y cordial de Inutashio se escuchó claramente, dos segundos más tarde el frío del murmullo ininteligible de Rin, le provocaron a Sesshoumaru, acidez en la boca del estómago.
"Que bueno que viniste hijo, tienes que firmar varios documentos. Rin por favor entrégaselos!"
Sin siquiera levantar la vista de lo que estaba escribiendo, Rin alargó la mano entregándole varios papeles, todos con marcadores para que Sesshoumaru supiera donde firmar. Lo hizo sin levantar la mirada, actitud que lo enfureció. Desde que la conocía siempre hacía eso, darle documentos sin dignarse a verlo.
"Puede llevárselos para leerlos con calma. Por favor téngalos firmados a más tardar el martes!"
El tono de Rin era hueco, sin llegar a ser grosero. Sin embargo, él sabía que no era el tono agradable que usaba para conversar con su progenitor y eso lo hostigaba, lacerando su orgullo de hombre. Dio una hojeada rápida los papeles en su mano, y luego empezó a hablar con su padre como si Rin no estuviera ahí.
"Papá quisiera ir contigo a Okinawa la próxima semana!"
Feliz, Inutashio acepto la proposición de su hijo. El viaje a Okinawa significaba una alianza con una enorme empresa que generaría grandes ganancias para las Industrias Youkai y tener a su hijo mayor era motivo de alegría, ya que se sentía apadrinado por el conocimiento y aplomo de su amado primogénito.
"Excelente idea, ya no iremos solos Rin!"
Rin se paralizó y dejó de escribir poniendo su pluma sobre los papeles. Ella siempre acompañaba a su jefe en sus viajes en calidad de asistente y abogada. Pero al escuchar a Sesshoumaru, había dado por un hecho que en esta ocasión, Inutashio prescindiría de sus servicios.
Ella sospechaba que no le caía bien a Sesshoumaru por lo que pensó que era mejor excluirse de aquel viaje. No sabía con exactitud porque percibía la apatía de aquel hombre, pero las miradas ácidas no eran producto de su imaginación. Por esa razón, desde la primera mirada asesina, procuraba mantenerse alejada de aquel inexpresivo hombre de ojos hermosos pero fríos.
"Inutashio-sama, si su hijo lo acompaña no creo necesario mi presencia. El también es abogado y al cliente le dará una excelente impresión verlos juntos, a mi ya me conocen"
"Claro que dará muy buena impresión. Pero necesito a mi abogada estrella conmigo, eres mi amuleto de la suerte pequeña. El cliente no solo te conoce, te quiere. Estoy seguro que si no vas ellos se sentirán defraudados…además Izayoi ira con nosotros y sabes lo mucho que disfruta de tu compañía, podrás ir de compras con ella el fin de semana!"
Ante las palabras amables de su jefe, Rin ahogó el reproche y sonrió. Al desviar los ojos, vio que Sesshoumaru le lanzaba una mirada furiosa y asesina. Incómoda por la silenciosa pero muy latente agresividad de Sesshoumaru, Rin le habló a Inutashio en mandarín, a sabiendas de que su agresor no entendería nada.
Obviando la mirada de fuego, Rin le comunico a su jefe sus sospechas de que su hijo no la quería y que le hacia ojos. Al escucharla, Inutashio soltó una gran risa y le aseguro que su primogénito le torcía los ojos a todo el mundo. Al notar la incomodidad de Sesshoumaru, por saberse excluido de la conversación, ella tomó sus cosas y salió de la oficina.
Una vez que se quedaron solos, Sesshoumaru le preguntó a su padre porque hablaba con Rin en esa lengua extraña. Tratando de no enfurecerlo demasiado, Inutashio le ofreció una explicación.
"Es para practicar, solo ella sabe mandarín!"
"Exijo saber que te dijo, hablaba de mi verdad?"
"Pues si, no quiere ir a Okinawa porque tu vas…sin embargo yo la necesito conmigo, es sumamente eficiente y tiene un don de gente maravilloso!"
"Don de gente? Estas seguro?...como sea. Izayoi-sama ira con nosotros? Es un viaje de negocios papá!"
"Solo parte del día hijo, solo parte del día. Pienso quedarme el fin de semana para llevarlas de compras!"
Molesto, Sesshoumaru no tuvo reparos en condenar la actitud, según él, poco seria de su padre. Mirando a su hijo pacientemente, Inutashio espero que terminara de reprenderlo, como si los papeles estuvieran invertidos.
"Porque rayos tratas a esa mujer como si fuera de la familia? Es solo una abogada, de esas abundan…además le dices que es tu amuleto de buena suerte, es escandaloso…tu eres un hombre casado!"
Ahogando la risa, Inutashio se aclaró la voz y le dijo a Sesshoumaru que se calmara.
"Primero que todo se llama Rin y no es solo una abogada, es brillante. Una mujer agradable e interesante, para los que se toman la molestia de conocerla. Por otro lado, yo amo a mi esposa…no es escandaloso expresar cariño a alguien especial. Hijo porque no tratas de moderar ese carácter tan ácido? La pequeña no es tu enemiga"
Sesshoumaru iba a vociferar un par de palabrotas, cuando se dio cuenta que Rin los había escuchado. Con expresión vacía, dijo que se le habían olvidado los anteojos y por eso había regresado. Una vez que los recogió, se acercó a su defensor y le dio un beso en la mejilla, susurrándole un 'gracias' al oído.
Salió de la oficina azotando a Sesshoumaru con el látigo de la indiferencia y cerrando la puerta de golpe. Incómodo, Sesshoumaru trató de enmendar su error disculpándose.
"Papá…no tenía idea que ella iba a escuchar…"
"No me pidas disculpas…Rin es alguien muy especial para mí, y si la trato como si fuera de la familia, es porque ella está sola!"
"Que, acaso es huérfana? Ahora resulta que somos la caridad"
"Sesshoumaru! Rin es huérfana desde muy pequeña!"
Sesshoumaru no dijo nada, su padre era un hombre paciente pero tenía un carácter fuerte y era claro que, tratándose de Rin era mejor no contrariarlo. Después de comentarle un par de detalles sobre el viaje a Okinawa, se despidió deseándole un feliz fin de semana.
"Como siempre estas invitado a almorzar el domingo!"
"Gracias!"
Sesshoumaru se levantó y salió de la oficina. Al pasar junto al despacho de Rin, que quedaba justo al lado, decidió entrar al ver la luz prendida. Ella estaba acomodando varias carpetas, tenía la computadora encendida y una vela de vainilla aromatizaba el ambiente.
Al notar su presencia, Rin levantó la vista y lo miró un instante. Notando que permanecía como una estatua, siguió con lo que estaba haciendo, pensando que era un hombre atractivo pero un pesado.
De pie detrás de su escritorio, Rin lo miró una vez mas, estirándose a todo lo que su esbelta figura se lo permitía. Sesshoumaru sabía que le debía una disculpa, pero su orgullo no se lo permitió y aquel encuentro tomo un giro nada amigable.
"Srta. Asakura, le prohíbo que vuelva a hablar ese dialecto en mi presencia!"
"Es mandarín!"
Sesshoumaru se crispó al escuchar el tono hueco en la voz femenina, tono que le indicaba que le valía un rábano lo que acababa de decirle. Cuando le preguntó si le había quedado claro, ella siguió como si nada, ignorándolo.
"Acaso no me escuchó?"
"Claramente, si ya terminó le ruego me disculpe, todavía tengo varias cosas que hacer"
Sesshoumaru no supo que mas decirle, porque Rin no estaba siendo grosera. Sospechaba sin embargo, que bajo aquella cordialidad, ella hubiera querido mandarlo al cuerno, podía percibirlo en sus brillantes y verdes ojos.
Desarmado por la actitud educada de Rin, Sesshoumaru no tuvo más remedio que salir de la oficina en silencio. Dos segundos más tarde, entro Inutashio para desearle un feliz fin de semana. Al ver a su jefe, Rin desplegó una gran sonrisa.
"Hasta que hora piensas quedarte?"
"Solo un rato más, se lo prometo señor!"
"Lamento mucho las palabras de mi hijo"
"No se preocupe, él tiene derecho a sus opiniones. Yo tenía razón, no me quiere!"
"Es porque no te conoce!"
"Tampoco le gusta que hablemos mandarín en su presencia!"
"Como dices?"
"Vino a decírmelo hace un instante, de verdad cree necesario que vaya? Solo logrará enfurecerlo!"
"Ese es problema de él, te necesito conmigo, a los dos. Yo sé que es mucho pedir pero…"
"No se preocupe, permaneceré apartada de su hijo mayor!"
Inutashio sintió una presión en el pecho al escucharla y cerró los ojos un instante. Quería pedirle que tratara de llevarse bien con su hijo, por lo que le conmovió el ofrecimiento de mantenerse alejada de él.
"Pero Rin…no era lo que te iba a pedir, podrías tratar de llevarte bien con él?"
"Pero…realmente no me importa si no le caigo bien, siempre y cuando tenga su apoyo!"
"Claro que lo tienes, aún así podrías hacer el intento? Es un buen muchacho!"
"Pero él no quiere!"
"Por favor?"
Rin suspiró y con una sonrisa le aseguró que haría su mejor esfuerzo. Inutashio meditó un segundo y recapacitando, le dio la razón a Rin. Como forzarla si Sesshoumaru no quería, poniéndole la mano en el hombro, le dijo que no se preocupara por su primogénito.
"Sabes que? Tienes razón como llevarse bien con alguien que no pone de su parte, él se lo pierde!"
"Esta seguro señor!"
"Segurísimo!"
"Gracias!"
Inutashio sonrió y dándole un beso en la frente le dio las buenas noches.
Rin pasó el fin de semana en su casa descansando, entretenida con sus flores. Vivía en un apartamento a 30 minutos de la oficina. Un edificio de solo 10 pisos, que combinaba elegancia y quietud para sus inquilinos. Rin era la orgullosa y feliz propietaria del apartamento en el ultimo piso.
Durante aquellos días de descanso, recordó la agresividad de Sesshoumaru, preguntándose porque rayos no la quería, si no se metía con él.
(Debe creer que no me merezco el puesto o peor, seguro se imagina que el Sensei y yo somos amantes, que mal pensado! Inutashio es un caballero y es muy bueno conmigo, no como ese engreído, me cae gordo!)
……………………………
Lunes…
Cuando Rin llegó al edificio media hora antes que resto de los empleados, se topó con Sesshoumaru en el ascensor que subía desde el parqueo subterráneo. Sin nadie más en el ascensor, ninguno vio la necesidad mas que de un lacónico 'buenos días'. De pie con la mirada fija en el acero frente a ella, tarareaba mentalmente una canción de moda.
Sesshoumaru estaba impresionado, no creía que nadie mas que el llegaba tan temprano y eso fue otra razón para sentir apatía por Rin. Según él, ningún empleado común y corriente tenía la dedicación que ahora estaba presenciando.
Con expresión impávida, esperó pacientemente a que el ascensor llegara a su destino. Cuando llegaron, Rin dio un paso adelante y salió primero que él. Al llegar a su oficina, encendió la radio que tenia en su escritorio, puso nuevas flores, se quitó el saco y se acomodó frente a la computadora.
En la oficina cerca de ahí, Sesshoumaru daba vueltas como un león enjaulado pensando en Rin y sus motivos de tanta dedicación a la empresa de su padre.
(Que tramará esa mujer? Querrá conquistar a mi padre por la fortuna? Tengo que vigilarla!)
Sin poder controlar sus sospechas y deseoso de desenmascararla, salio de su oficina en busca de la usurpadora. Ni siquiera se molestó en tocar la puerta, simplemente la abrió de par en par de un manotazo.
Al verlo, Rin respiró profundo y dejó lo que estaba haciendo, para darle toda su atención al enfurecido hombre que la miraba como si fuera su más acérrima Némesis. Con voz ronca por el enojo, Sesshoumaru la encaró sin miramientos o tacto.
"Que se propone Asakura?"
"Srta. Asakura por favor, no sé de que me habla, yo no pretendo nada!"
"No finja, sé que trata de conquistar a mi padre, es por su fortuna verdad? Cuanto vale su renuncia?"
Con cada palabra que salía de aquella boca, Rin sentía que la sensatez abandonaba su cuerpo, dándole derecho a tomar la engrapadora que tenía frente a ella, y lanzársela a la cabeza.
Con los ojos como dos volcanes, pero guardando la compostura, le contestó pausadamente que ella o acostumbraba involucrarse con hombres casados y que el dinero no le interesaba porque tenía sus ahorros.
"Señor Youkai, no comprendo porque me odia tanto, pero le aseguro que aunque no es una gran fortuna como la suya, tengo el dinero que necesito para vivir bien. Ni siquiera pienso discutir mi renuncia, el único que me la puede pedir es su honorable y respetuoso padre. Déjeme decirle que es usted el hombre mas déspota y patán que he conocido. Acaso practicó todo el fin de semana para venir a insultarme tan temprano? Porque me hostiga, acaso está aburrido?"
Sesshoumaru sintió tanta rabia que apretó los dientes y le dijo que la vigilaría, por lo que tenía que andar con cuidado. Como burlándose, Rin se encogió de hombros restándole importancia aquella amenaza, que consideraba infantil.
"Vigíleme todo lo que quiera, no tengo nada que esconder! Ah y por cierto, su padre es un caballero como se le ocurre pensar que pueda buscar una amante? Enfermo mal pensado!"
Enfurecido por la ecuanimidad de Rin, pero sin perder la propia, Sesshoumaru giró sobre sus talones y salio de la oficina en silencio pero ardiendo en cólera.
Cuando Rin vio a su jefe un rato mas tarde, la visita matutina de su hijo mayor salió a relucir, cuando Inutashio le preguntó porque tenía el ceño fruncido. Sabiendo que podía confiar en su jefe, le contó lo que había pasado.
"Sensei quiere mi renuncia y además cree que usted y yo…bueno, ese sujeto es un enfermo mal pensado, disculpe es su hijo pero…!"
"Tranquila, tu no vas a ningún lado. Tuviste razón en defenderte!"
Inutashio la observó con una sonrisa mientras ella hacía caras y soltaba un par de insultos en mandarín. Una vez que terminaron, fue en busca de su hijo. En cuanto lo vio, Sesshoumaru cortó la llamada y se dispuso atenderlo.
"Hola papá!"
"Hola, tengo que hablar contigo de un asunto!"
"Claro lo que quieras!"
"Porque hostigas a Rin?"
Sesshoumaru se crispó al ver que su padre estaba molesto y hablaba muy en serio. Justo ahí se arrepintió de haber ido con ella y ser tan franco.
"Papá yo solo me preocupo por la empresa. Ella es muy joven y no me parece que sea tu asistente!"
Inutashio estudió a su hijo y sus facciones endurecidas un instante, desde la muerte de su primera esposa, Sesshoumaru había cambiado mucho el carácter y con los años se transformó en un hombre ácido y hasta despiadado. Nunca antes le había molestado, pero ahora que el blanco de sus hostilidades era la pequeña, no estaba dispuesto a tolerarlo.
"Sé muy bien que una mujer como ella atrae comentarios, no es solo lo joven sino que es sumamente atractiva y bella. Pero eso no es culpa de nadie, así que no pienso privarme de sus servicios o agradable compañía solo porque a ti te escose que sea eficiente y hermosa! Te pasaste de la raya hijo!"
Reconociendo su error, le dio la razón a su padre y le aseguró que no la hostigaría más. Por un instante, Inutashio vio en su hijo un destelló de indignación y pensó que tal vez su incomodidad, era porque Rin no se mostraba interesada en él como las demás mujeres.
"Sesshoumaru porque estas tan empeñado en encontrarle algo malo? Ella es adorable, ni siquiera tu podrías resistirte!"
Sesshoumaru frunció el ceño al escuchar el tono de ligera burla en la voz de su padre. Indignado, se levantó como un resorte para encararlo.
"Que tratas de decir?"
"Nada, solo que ella es no sé…joven, bonita, soltera…"
"Que insinúas que yo me pueda fijar en esa tipa?"
"Mucho cuidado como te refieres a ella, yo solo decía!"
"Un segundo…tu no estarás enamorado de ella o sí?"
"De verdad eres un mal pensado, ella es como la hija que nunca tuve. Pero si fuera soltero y joven como tu…"
Inutashio levantó las cejas en un gesto pícaro y dejo a su hijo con un sin fin de ideas y preguntas sobre Rin. Su padre lo retaba a verla como mujer y él no era los que resistía un desafío. Al retarlo tan sutilmente, dejaba la puerta abierta para que la pequeña se escurriera por una esquina y le trastornara la vida para siempre.
El día pasó y Rin no vio a su enemigo hasta ya entrada la tarde. Al entrar a su oficina distraída con unas carpetas, vio a Sesshoumaru sentado en una de las butacas frente a la oficina, por la expresión de pocos amigos, supo que seria merecedora de otra de sus descargas y se preparó.
"Srta. Asakura, porque le dijo a mi padre que le pedí la renuncia?"
"Porque es la verdad, no entiendo porque le molesta tanto mi presencia, pero no me interesa encubrir su hostilidad!
"Yo no soy hostil!"
Rin apretó los labios para no perder la calma y bueno modales, esperando que Sesshoumaru la dejara trabajar. Mientras el vociferaba sobre su preocupación sobre los rumores y la buena imagen de la empresa, Rin se desconectó concentrándose en la definición de los hombros masculinos.
Mientras él hablaba exaltado, ella pensaba que bajo la camisa de diseñador, se escondía un cuerpo firme y musculoso. Totalmente distraída y sin prestar la mínima atención, admiró el físico de su interlocutor, llegando a la conclusión que era un desperdicio, porque el gran atractivo físico se evaporaba cuando su hostilidad afloraba.
(De que le sirve ser tan atractivo si es tan odioso? Ojalá me dejara trabajar en paz! No tendrá una novia para que la moleste a ella? Quisiera saber que le hecho?)
En medio de su hostil exposición, Sesshoumaru se percató que Rin no le prestaba atención, fijando la mirada por encima de él. Juntando las cejas en un furioso gesto, le preguntó si lo estaba escuchando. Ver como ella lo ignoraba le daba un ardor en el pecho inaguantable.
"Srta. Asakura, me está escuchando?"
"Ah? Disculpe, usualmente cuando la conversación no es productiva me desconecto, pero ya entendí su furia; le parece inapropiado que una mujer joven y soltera sea la asistente de un hombre maduro…como le dije está mañana no tengo la costumbre de despedazar matrimonios. Lo que en el caso de su padre sería literalmente imposible, dado que esta perdidamente enamorado de Izayoi-sama!"
Sesshoumaru la vio tan ferozmente que Rin tragó saliva, pero no se atrevió a decir nada mas, en espera que el perro rabioso frente a ella se fuera.
"Así que mis palabras son inútiles!"
"Pues si, por alguna razón que solo usted conoce, yo soy como una plaga. Ahora, como su señor padre está enamorado por un lado y complacido con mi desempeño por el otro, no tengo que justificarme ante usted, al fin y al cabo tiene derecho a sus ridículas e infundadas opiniones torcidas!"
El tuvo que reconocer que las palabras de Rin no dejaban de tener razón, por lo que buscó prolongar la discusión y en un afán por ganar, le planteó un futuro algo lejano pero muy probable.
"Ya veo…y dígame, una vez que mi padre se retire? Como sabe yo ocuparé su lugar!"
Rin apretó la boca molesta, luego con un tono hueco le dio la respuesta que para él significaba haber ganado.
"Cuando eso suceda yo renunciaré…ahora, ya que todavía su padre está al mando, gracias a Kami, tengo trabajo que hacer buenas tardes!"
Sesshoumaru saboreó su aparente victoria y entrecerrando los ojos, musitó la palabra 'cinica' entre dientes. Con la vista fija en su pantalla, Rin le respondió con un tono juguetonamente venenoso.
"Y después dice que no es hostil!"
El se atragantó sin ser demasiado obvio y salió de la oficina hecho una furia, convencido que la hostil era ella.
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A/N: Este fic tiene rato de estar listo pero no quería publicarlo porque no había terminado ninguno de los 'viejos'. Pueden esperar unos tres capítulos mas para no hacerlo demasiado cansado.
