Título: Our Revolution
Pareja: Se irá viendo conforme avance el fanfic.
Disclaimer: Mai Hime/ Mai Otome no me pertenece, todos sus derechos son de su autor, lo único que es mío es esta pequeña historia~
Sinopsis: Parecía que la guerra había acabado por fin tras la batalla de las Otomes. Todo parecía estar tranquilo hasta que el rey Nagi escapó de su prisión. Algo estaba pasando, la estrella de las Otomes volvía a enrojecerse dando pie a otra leyenda a la que recurrirá el rey de Artai. Natsuki desaparecida y Garderobe sin directora, ¿Qué está pasando?
Capítulo 1: Inicio de la tragedia
Uno… Dos… Tres…
Eran los golpes que daba la pelinaranja al suelo. Estaba nerviosa y se mordía el labio conforme volvía a leer la carta proveniente de Garderobe. No podía asimilar el hecho de que le rogaran que volviera a la academia y no por tener que repetir su "carrera" como Otome, sino para ser nada más y nada menos que la directora.
- T-Tiene que ser una broma, Miss María… - Le dijo a la carta sin esperar la respuesta de aquella mujer y tampoco querría oírla. – Hay más meisters… ¿Por qué yo? – Hizo algunos pucheros, no le incomodaba ir pero había tomado la decisión (A pesar de que fuera forzosa en su momento) de vivir allí, de encargarse de su restaurante y vivir de forma independiente, suspiró.
- ¿Mai? – Se giró para mirar a la morena, venía restregándose los ojos algo adormilada ya que acababa de levantarse. La meister le sonrió acariciando su cabeza – Buenos días, Mikoto. – Se alejó un poco del "dios gato", preparando su matutino y rutinario desayuno de ramen con pulpitos y huevo. Tras calentárselo bastante y añadirle un poco más de picante se lo sirvió en la barra. – Que aproveche.
- ¡Itadakimasu! – Gritó animada, espabilándose de repente al ver ese enorme cuenco de fideos sólo para ella. Comía sonriente, parecía que ni siquiera paraba para tragar.
- Nee Mikoto, ha habido unos problemas en Garderobe, me han ofrecido que sea la directora temporalmente – Estaba en el otro lado de la barra, con los codos hincados en la barra, se agarraba la cara mirándola como siempre hacía, ponía esa cara de madre mirando a su hija desayunar. La morena mordía los palillos y la miraba sin entender, tomó una posición un poco más sería conforme los dejaba y apartaba el cuenco - ¿Y Kruger?
- Está desaparecida, por eso han recurrido a mí – Cogió el cuenco poniéndolo en el fregadero que había debajo de ella.
- Pero… ¡No quiero que te vayas! ¿¡Y mi ramen?! - Comenzó a hacer pucheros, sus ojos parecían ser más grandes de lo normal, parecía que en cualquier momento se pondría a llorar – M-Mai…
- Hai Hai – Rió algo nerviosa mirándola – Sé que te costaría estar sin mí un tiempo, pero tienes que quedarte para hacerte cargo de la montaña y el restaurante, ¿No es así?
- Eso… ¿Significa que irás? – Agachó la cabeza algo triste, se había acostumbrado tanto a su presencia que estar sin ella era como quitarle una parte de su cuerpo, una extremidad, como un brazo o una pierna…
- Por un lado creo que es hora que decida enfrentar algunas cosas – Le dio la espalda, echando un poco la cabeza hacia atrás mirando al techo como si hubiese algo interesante en él.
- ¿Hay otro motivo que intentas esconder en tu corazón? – La otra chica con un pequeño sobre la barra, pasando sus brazos alrededor de sus hombros abrazándola un poco.
- ¿Otro motivo? – La miró un poco recordando a aquel hombre, sí, aquel por el que se había ganado ese gran apodo de "Otome de la tragedia" Frunció un poco el ceño – Puede que ese otro motivo fuera el que me hiciera decidir quedarme aquí contigo.
- Cuento contigo pero… Vuelve pronto mi Otome…
La pelinaranja sonrió asintiendo un poco más tranquila, debía enfrentarse a ello. Estaba decidida a no caminar sin rumbo como aquella vez. Era fuerte, aunque no sabía si lo suficiente para tener ese puesto…
Lejos del valle y mucho más lejos de Garderobe, se escuchaba la respiración entrecortada de la peliazul. No podía ver mucho más de las ténue luz de las antorchas que había en aquel lugar. El sonido predeterminado era un suave goteo, que parecía chocar con un suelo rocoso. Se volvió a mover, pero sus movimientos estaban limitados, tenía las muñecas apresadas.
- Tsk… Maldita sea – Hacía fuerza contra la pared donde estaban agarradas aquellos brazaletes de metal que la impedían moverse.- Ese maldito…
- ¿Te referías a mí, Natsuki-chan? – La voz del peliblanco parecía inocente, a la vez un poco astuta, como un vil zorro - ¿Sabes? Siempre quise verte en una situación así.
- Nagi… Si que eres rencoroso… - Sonrió de forma irónica, mirando un poco hacia los barrotes, apenas podía verlo, pero sabía que su voz provenía de allí.
- Te di información para que me sacaras de mi prisión y me colgaste ¿Te lo recuerdo, Natsuki-chan? – Pronunciaba su nombre con tal retintineo que parecía que con sólo nombrarla se estaba burlando de ella. Uno de los guardias que le acompañaban abrió la celda, dejándole pasar. No dejaba de mirarla, burlándose, esperando que le dijera algo para contraatacar. La directora se limitó a girar la cara - ¿Qué demonios planeas?
- ¿Planear? No soy tan malo como piensas – Se agachó un poco cogiéndola del mentón con bastante fuerza, sin ninguna delicadeza, parecía hasta hacerle daño ya que ella intentó forcejear – Sólo… He conocido a alguien interesante que me ha enseñado una leyenda… Sobre las Himes… Pero para llevarla a cabo tengo que quitar de en medio a algunas meisters que pueden sabotear mis planes.
- ¿Himes? No sé qué demonios planeas, pero cuando se den cuenta de que desapareciste y yo también, sabes que vendrán a por ti – Le retaba con la mirada pero al peliblanco no parecía afectarle de ninguna manera, estaba bastante calmado y más seguro de sí mismo que de costumbre.
- ¿Buscarte? Puede que lo haga esa mujer con la perla amatista pero por el momento Garderobe está tranquila con tu sustituta – la soltó de forma brusca, limpiándose su traje tras haberse agachado, dejándola dudosa y confundida.
- ¿Qué es eso de una sustituta? … Si es así, será un problema para ti – No tenía la expectativa de que fueran a por ella inmediatamente, ni siquiera lo había pensado, pero no esperaba que los cinco pilares decidieran poner una sustituta por aquellas tres días que llevaba desaparecida.
- No me preocupa Tokiha Mai, se de alguien que se encargará de ella – Estaba demasiado satisfecho, ensanchó su sonrisa al ver su cara de indignación y cómo forcejeaba ante ello. Había hecho bien en encadenarla, sabía que si la hubiera dejado suelta habría podido escapar de alguna manera, era una mujer con bastantes recursos.
- Por tu tono de voz, creo que sabes mucho de la Otome de la tragedia – Frunció el ceño, sabía bien a que no se había enfrentado aun la chica desde que había vuelto a retomar el contacto con ella.
- Es posible pero no deberías preocuparte demasiado, tengo otros asuntos de los que encargarme, así que… Espero que tu celda sea suficientemente fría para ti, hime de hielo…- No le dio tiempo a reprochar, ni a decirle a qué demonios se refería, sólo volvió a quedarse sola en aquella soledad agachando la cabeza – Shizuru…
Se sentía muy orgulloso, su plan estaba comenzando con un gran resultado, sin duda debería haber recurrido a él antes de estar persiguiendo a la reina Mashiro y soportando su carácter tan horrible como él lo consideraba. Caminaba por el pasillo, junto a una peliverde bastante conocida, su sonrisa era sarcástica a la vez que socarrona. Sabía que de aquella manera podría obtener a la peliocre, a su " Shizuru onee-sama" ya que tenía apresada a lo que más le importaba en aquel momento.
- ¿Y bien, qué haremos su majestad? – Dijo de forma cordial y respetuosa siguiéndole.
- No te impacientes, Tomoe-chan – Le hizo un gesto con las manos para que no se excediera pidiendo explicaciones y más planes – Por el momento vamos a mi despacho para contactar con Nagi.
- ¿Nagi? – Frunció el ceño sin comprender sus palabras – Si mal no recuerdo usted se llama así, ¿No es así su majestad?
- Así es – Ensanchó su sonrisa. Estaba al tanto del temperamento de esa chica y de cómo era capaz de hacer cualquier cosa por tener a la mujer de la que estaba obsesionada. Abrió la puerta de su despacho, haciéndole un gesto cortés para que pasara. Se sentó en su gran silla de cuero rojo y apoyó uno de los codos en su escritorio. – Pronto tendrás tu respuesta, Tomoe-chan – Miró a los paneles – Mai-Revolution - Susurró haciendo que los monitores se encendieran, en ellos apareció el rostro de una persona similar a él. Hizo una pequeña reverencia – Es un placer verle, "Mi yo rey"
- Es un placer verte "Mi yo no rey" – dijo en tono burlón - ¿Tienes todo preparado para conectar ambos mundos?
- Tengo que molestar un poco a la princesa de Ikusahime y las marcas de hime volverán a aparecer, al igual que los demás childs – Aseguró de forma un poco más seria. – Encárgate de que la Natsuki de tu mundo no se escape, es demasiado astuta… O al menos aquí lo es.
- No te preocupes, Nagi – Le miró de forma perspicaz y bastante seguro de sí mismo – La tengo encarcelada y atada. En ese lugar no podrá transformarse – Había sido bastante astuto, la había llevado a una prisión en donde años antes uno de sus antepasados había encerrado a Shinsho-sama, sellando sus poderes para que no escapara.
- Entonces nos veremos pronto – El otro asintió deteniendo la trasmisió. Su mirada fue a parar aunos documentos que tenía en la mano – Bueno, tenemos que revisar esta leyenda con tranquilidad, Tomoe-chan… Después de esto tendrás tu premio.
- Estoy deseando tenerlo, su majestad…
Continuará:
Hii~ Y aquí vuelvo después de mucho tiempo con un fic bastante larguillo (Sí, no será un one-shot) En donde Mai Hime y Mai Otome serán uno 3 Estoy muy satisfecha con esta idea y espero que salga bastante bien.
Espero que lo disfrutéis.
Rukia Kurosaki-chan.
