Disclaimer: Ninguno de los personajes me pertenecen, así que los créditos de ellos dénselos a Jotaká.
Capítulo único
Dulce adictivo. Manjar de los dioses. El mejor amigo en un despecho. Adorado por las mujeres e incluso por algunos hombres. De color negro, blanco o una mezcla de ambos. Delicia inigualable y culpable de todo.
Sí, definitivamente eso era el culpable de todo lo que a él le ocurrió y ocurría. Era culpable de que estuviera a sólo segundos de saltar sobre la castaña y hacerla suya, mientras ambos degustaban ese delicioso sabor que aquella tableta de chocolate les ofrecía.
Culpable de que Hermione se viera presa de un orgasmo tan sólo al sentir el olor a cacao, culpable de que esta gimiera sin descontrol cada vez que sus papilas gustativas hacían contacto con semejante manjar.
Culpable. Culpable y a la vez inocente chocolate. Inocente de producir semejantes sensaciones, de dar tales éxtasis. Era realmente increíble lo que un solo trozo podía hacer, sobre todo en ella.
Adoraba observarla en su momento de gloria, era algo que le dejaba un ligero problema en su entrepierna, pero toda valía si luego ella misma se encargaba de lo que había causado. Le fascinaba introducir aquel dulce manjar en sus encuentros íntimos, hacía el momento más dulce y adictivo.
Era maravilloso sentir el dulce aroma que desprendía, junto con el que sus cuerpos sudados producían, era una mezcla mágica, delirante que a él lograba llevarlo a la gloria y obviamente también a la castaña.
Era por ese maldito cacao que él había perdido toda cordura, y terminó junto a ella, todo aquello que antes había odiado, incluso matado por eso y ahora era su cosa favorita, aunque en el fondo era algo más que eso.
El maldito chocolate lo había condenado. Condenado a un rumbo sin salida y sin retorno, del cual él no quería salir, menos si debía dejar todo eso que disfrutaba a diario. Sí, ese manjar había hecho desastres en él, pero ya era adicto, tanto al manjar cómo lo que este le ofrecía.
Incluso a ella.
Porque no concebía un minuto más de su vida si ella no estaba junto a él, aunque fuese para provocarlo con el chocolate, a hacerlo caer en la tentación, a dejarse llevar y simplemente disfrutar junto a ella.
Y sí, el chocolate era culpable de todo eso.
El maldito chocolate tenía la culpa de que él, Antonin Dolohov, se estuviera enamorando de Hermione Granger.
