Nota de autora: Lo siento por no subir nada en estos días, estaba muy ocupada. Pero ahora estoy un poco libre de tiempo, por lo que subiré tantos fics como pueda.

Tengo que terminar mi lista de regalos antes de que llegue navidad (o que termine el año).

Para Ziimeya, porque sí.

D! Powerpuff Girls Z no me pertenece.


| Like a puzzle |

Siempre pensó que su vida era como un puzzle, siempre a la espera de piezas que la formaran hasta completarlo.

Cuando Mitsuko llegó a su vida fue como experimentar por primera vez el amanecer, con un sol nuevo y brillante; tan puro, tan magnifico. Con la promesa de ser la pieza más grande en su rompecabezas; y cumpliendo. Ambos encajaron; perfectos, tan hechos el uno para el otro que parecía de cuento.

Tokio pensaba que ya no necesitaba nada más, que con Mitsuko su vida estaba completa y el puzzle terminado; pero se equivocó, aún faltaban piezas y lo supo la mañana que entre nervios y miedo se le anunciaba que un nuevo sol llegaría a sus vidas.

Dai llego nueve meses después, completando el espacio vació que desde un principio esperaba por él, lo supo al observar como su esposa arrullaba al pequeño mientras le cantaba una dulce melodía, intentando hacerle dormir.

—Es tan pequeños y frágil —dice mientras toma una de las pequeñas manitas—. Gracias Dai, gracias por hacernos padres y traer felicidad, contigo me siento completo.

Las lágrimas comienzan a caer de sus ojos y cubre su rostro con su brazo.

—Amor, todavía quedan muchas cosas por delante —Mitsuko le sonríe con ese característico brillo que parece que nunca se apagara y le toma la mano—; pero tienes razón, con él en nuestras vidas me siento completa.

Asiente dándole la razón, después de todo, todavía faltaban piezas para armar el rompe cabezas, todavía habías espacios vacíos a la espera de aquellas tan anheladas piezas.


"— ¡Es una niña!

Bienvenida a la familia, mi pequeña Kaoru."


"Dai, Kaoru, conozcan a su nuevo hermanito; su nombre es Shou.

— ¡Oh! pero si súper chiquito, ¿por qué es tan chico?

Es apenas un bebe Dai; los bebes son pequeños, tu eras así de pequeños cuando naciste.


Pasó sus dedos por aquellas viejas fotografías. Tantos recuerdos inmortalizados.

Levantó la mirada para encontrarse con unos ojos iguales a los suyos y una sonrisa tímida que le recordaba a su esposa.

—Mi querida hija, como te extrañaba, ¿qué los trae por aquí? —preguntó mirando a su yerno.

—Papá, queríamos darte la noticia personalmente —Kaoru presionó la mano de Butch—. Vas a ser abuelo.

Y las piezas seguían llegando...