Prologo.

Disclaimer: J.K Rowling tiene todos los derechos sobre lo que es conocido, lo demás es invención mía.

Todo lo que está en cursiva son recuerdos


El sonido de sus tacones resonaba en aquellos pasillos de mármol, eran las 7 de la mañana y ella ya se encontraba en aquel edificio lista para un día más de trabajo.

Las calles de un New York ajetreado sonaban a su alrededor, los empujones y el frio no hacían su día nada mejor; entro en aquel edificio en el que le habían comentado ella trabajaba.

¿Qué sería ahora? ¿Recepcionista? ¿Asistente de algún ejecutivo?

No tenía la más mínima idea, pero era su última opción o quedaría en la calle, esperando que ella hubiera olvidado el pasado llego a la recepción y pregunto:

-¿Disculpe?- la elegante chica de recepción levanto el rostro y sonrío

-¡Buenos días, ¿Cómo puedo ayudarle?- preguntó amablemente

-La Señorita Hermione Granger, ¿podría decirme dónde la encuentro? - ella le miro unos segundos pensativa.

-Claro, en el último piso tal vez puedan ayudarle. - él agradeció y se dirigió al ascensor.

¿Qué pensaría ella de su visita? ¿Querría hablar con él? ¿Lo mandaría al carajo?

La puerta del ascensor de abrió justo frente a la sonrisa de la recepcionista de aquel piso.

-Buenos días Señor, ¿Cómo le puedo ayudar? - le pregunto ella, cuando él se acercó a la recepción.

-Estoy buscando a Hermione Granger- ella sonrió

-Claro ¿Cuál es su nombre? - preguntó

-Ronald Weasley- ella asintió y tomo el teléfono.

-Permítame un segundo. - dijo cubriendo, la bocina.

Era extraño estar en el mundo muggle.


Hola, soy nueva por aquí, he escrito antes pero hacía mucho que no volvía por aquí.

Espero que les guste está historia, en muchas partes serán anécdotas reales, sucesos que según mi consejera es bueno contar para sanar.

Sé que es un capítulo corto, pero espero las atrapé.

Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas.

Nox