Nota del autor: Hola, este es el primer Fanfic que escribo después de muchos años y no estoy nada contenta con el resultado, pero espero mejorar. No tengo mucho tiempo porque estudio todo el día, pero espero poder subir al menos un capítulo semanal, aunque no prometo nada. Si algún día dejara atrás este Fanfic o me retrasara demasiado en publicar, espero que me disculpéis y no sigáis mi ejemplo, pues Harry Potter tiene que continuar con nosotros!

Resumen:Todo esto ocurre después del último capítulo de Harry Potter y las reliquias de la muerte, pero antes del epílogo. El primer capítulo comienza en el momento en el que los tres muchachos abandonan el despacho de Dumbledore y pretendo que sea un avance de lo que sucedió en aquellos años. De momento tengo pensado que haya HR/RW y GW/HP pero no descarto mas futuras parejas.

Disclaimer:Todos los derechos de estos personajes y su historia original pertenecen a Jk Rowling. Yo solo me dedico escribir historias aparte sin ánimo de lucro. Cualquiera tiene derecho de traducir o subir estos fanfics a su web siempre y cuando pongan mi nick como reconocimiento.


Capítulo uno.

Salieron del despacho de Dumbledore y se dirigieron al retrato de la señora gorda. La luz de la mañana bañaba el castillo, como una expresión gráfica a lo que acababa de ocurrir: el bién había vencido, por fin, a la oscuridad.

Ron llevaba a Hermione de la mano y los dos caminaban detras de Harry, que aún llevaba la varita de sauco en la mano derecha. Estaban en silencio porque el cansancio se había apoderado de sus cuerpos y abrir la boca requería un esfuerzosobrehumano. Se detuvieron frente al retrato de la Dama Gorda que parecía realmente compungida, aunque les sonrió mientras ésta tomaba asiento en su sillón rojo carmín.

-¿Estais todos bien, queridos?

-Si, señora. Ahora ya esta todo bien.- Contesto Harry y la señora Gorda asintió con la cabeza y dejó pasar a los tres muchachos.

-¿A donde vas?

-A mi habitación.

Ron miraba a Hermione incredulo sin soltarle la mano. Harry ya había desaparecido escaleras arriba y a Ron le parecía increible que la muchacha quisiera irse sola después de todo lo que habían vivido los ultimos meses.

-Anda no seas tonta- Tiro de su brazo y subio las escaleras lentamente y sin mirarla- Ni de coña vas a estar tu sola ahí.

Ella dejó escapar una timida sonrisa y obedeció, observando su mano agarrada a la suya, el brazo que la sostenía lleno de heridas y quemaduras, el jersey roto y su pelo despeinado y lleno de sonrojó.

Solo hacía unas horas que se le había ocurrido besarle sin preguntar y no se acostumbraba a esta nueva situación. Llevaba meses aguantando las ganas de hacerlo, confiando que el diera el paso, porque estaba segura que iba a darlo. Esperaba aquel momento cada vez que se acercaba a ella, cada vez que oía su voz, o cada vez que sus miradas se cruzaban.

Desde aquella vez que se quedaron solos limpiando la habitación que compartían en Grindmound Place notaba que la atmosfera se volvía disntinta cuando estaban juntos. El tono socoarrón del pelirrojo se había vuelto amable, sus ojos burlones eran ahora tiernos y comprensivos y cuando sus manos se encontraban casualmente, ya no las apartaba como si nada hubiera ocurrido, sino que la miraba, se sonrojaba y sonreía antes de seguir con su trabajo.

El día que la abandonó por culpa de aquel estupido horrocrux se sintió triste y vacía. Gritó su nombre durante minutos, corriendo por el frio bosque esperando que volviera. No podía creerse que tuviera la sangre fria de dejarla allí cuando días atrás se mostraba tan exajeradamente protector con ella. Se sintió tan estúpida como en sexto curso, cuando pensaba que porfín irian juntos a un baile y le vió besarse con Lavander Brown.

Pero nada de su comportamiento anterior podía asemejarse a cuando regresó a la tienda de campaña. No se apartaba de ella más de medio metro a no ser que fuera excesivamente necesario y siempre que sentía que estaba en peligro la protegía con su propio cuerpo.

Excepto en aquella ocasión en la que Harry pronunció el nombre prohibido y los carroñeros les enviaron a la casa de los Malfoy donde la torturaron con el hecihzo Crucio.

Se estremeció. Ron se paró en el último escalón, notando esa reacción en ella y la observó. Parecía preocupado y ella se imaginó que había visto el dolor en sus ojos al recordar aquello.

-Tranquila, Hermione- Susurró levantándole el mentón y bajó un escalón para estar más cerca de ella. - Ya ha terminado todo.

Ella escondió la cara en su jersey roto y sucio y le rodeó con sus brazos, temblorosos. No lloró porque Ron tenia razon, todo había terminado y ahora estaba a salvo con él. Porque sabía que después de aquello Ron no volvería a separarse de ella jamás.

Recordó sus gritos desesperados cuando, tirada en el suelo, se retorcía de dolor ante el hechizo de Bellatrix. Deseaba poder parar de chillar para calmar su angustia pero no podía porque sentía como aquellas invisibles cuerdas cargadas de electricidad la hacían doblarse y como sus huesos estaban al borde de romperse.

Él la acarició la cabeza y la espalda y apoyó su rostro en su pelo, abranzandola. Como cuando aquella voz reverberó en el castillo diciendo que Harry había muerto.

Hermione había gritado de histérica al oírlo y quería salir a buscarlo, esperando que aún siguiera vivo, esperando que Harry hubiera escapado de allí y ese maldito mago solo les estuviera engañando.

Pero el pelirrojo había corrido tras ella, se lanzó sobre su cuerpo y la abrazó hasta que no había más lagrimas que derramar, hasta que no había voz para seguir gritando el nombre del que era su hermano.

Ron se separó unos centímetros y la observó en silencio. Notó entonces que su propio cuerpo se había relajado al contacto con el suyo y sonrió levemente.

-¿Mejor? - susurró él, aún preocupado.

Afirmó con la cabeza y se puso de puntillas para darle un beso en la comisura de los labios y el le devolvió al fin la sonrisa, girándose sobre sus talones, sujetando de nuevo su mano e introduciéndose en el cuarto que compartía con Harry.

A pesar de que su dorsel estaba prácticamente corrido, podían ver su cuerpo absolutamente relajado sobre el colchón con la varita de Draco en la mano y los brazos estirados en cruz, ocupando toda la superficie posible. Le miraron unos segundos, felices de que todo hubiera sido un susto y que Harry pudiera descansar al fín, antes de dirigirse en silencio a la cama de enfrente.

Hermione se sentó en el borde de la cama y Ron cerró el dorsel a sus espaldas, se descalzó sin cuidado los zapatos y se quitó el jersey antes de dejarse caer boca arriba en el colchón. Ella se encorvó aún sentada para quitarse las botas de campo y sintió como la mano del chico le acariciaba su largísima melena.

Cuando terminó de descalzarse le miró.

La observaba tumbado. Tenía los ojos mas brillantes que hubiera visto jamás; su azul apagado por la guerra era de nuevo como el cielo despejado bañado por el sol y su rostro lleno de suciedad le hacía parecer un niño pequeño e indefenso. Su voz, rota por el cansancio y suave como un susurro hizo que le temblaran las entrañas.

-Te quiero

No pudo soportarlo. Se desplomó sobre su cuerpo y hundió sus labios contra los de él, que la abrazó por la cintura con cuidado.

-Te quiero, te quiero, te quiero. - susurraba ella besándole la cara, el puente de la nariz y la frente, como si quisiera besar cada una de sus pecas.

El se giró sobre su cuerpo con cuidado tendiendo a la chica sobre la cama, mientras profundizaba un beso en los labios. Le apartó con cuidado el pelo que cayó como una sábana sobre la almohada y desabrochó unos botones de su camisa para acariciarle el cuello.

Ella tembló cuando sintió sus labios deslizándose sobre su mandíbula y la respiración cálida y agitada del pelirrojo en su cuello. Su cuerpo ardía y sentía que no podía separarse jamás de el, quería estar en aquella cama siempre, escondida tras las cortinas rojas, con su cuerpo sobre el suyo, con su boca rozándole el pescuezo, con sus enormes manos reptando por su espalda.

Abrió los ojos, sintiendo la piel del pelirrojo acariciándole la cintura de forma ascendente y, de repente, la respiración pausada de Harry le pareció un sonido estridente. Su corazón se aceleró, sacó la mano de debajo de su camisa y el chico la miró extrañado.

-¿Que ocurre?

-Para, para porfavor- susurró con la voz tan agitada como su respiración. Sintió que su cuerpo temblaba. Ardía de amor con aquellos ojos tan azules observandole tan cerca, con aquel cuerpo tan dulce rozando el suyo, quería continuar, quería que la devorara a besos.

-¿He hecho algo mal?

-No,no- le besó en los labios porque parecía cohibido.- Es-esque estoy cansada.

El chico asintió con la cabeza y escudriño, asustado, el dorsel. El cuerpo de Harry debió buscar una mejor postura porque los muelles de su cama rechinaron y tras unos segundos volvió a su respiración profunda.

Apoyado sobre su costado derecho, pasó un brazo sobre su cuerpo y la atrajo al suyo, manteniendola pegada a su cuerpo. Había comprendido que no era el momento ni el lugar.

-Tengo ganas de que estemos solos.- le susurró en el oido.

Ella sonrió y su cuerpo volvió a relajarse, recuperando el aliento. Acarició con el dedo indice las ojeras del chico y pareció como si observar aquel rastro de cansancio le devolviera el sueño a ella. Levantó el cuello para darle un beso en los labios antes de cerrar los ojos, acurrucada en su regazo.

-Yo también.

Y se quedó dormida, entre los brazos de Ron.


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