Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen, son creaciones de Masashi Kishimoto. La historia sí es de mi autoría.

Advertencias: Universo alterno, ligero OoC.


Capítulo Uno

Introducción

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Sacudió una vez más las espuelas y golpeo con las mismas el blando costado del caballo. El innegable verano se manifestó a través de las altas temperaturas y un sol abrasador que le quemaba los brazos descubiertos que sostenían la rienda, controlando al equino. Llevaba largo rato cabalgando por las sucias llanuras de aquél lugar olvidado, cerca del condado de Brown, en Ohio; acarreando de un lado a otro al lanudo rebaño de ovejas y acompañado de su fiel pastor escocés: Coronel.

Con un corto silbido, le indicó al can que era tiempo de marcharse. Una cerveza helada no le caería mal después de tanto sol y trabajo. Manipulando las riendas de cuero, Sasuke se las arregló para orientar de nuevo a las pequeñas ovejas y con un nuevo golpe al caballo inició el trote hacia Oak Hills.

Una vez que cerró el corral de las ovejas, trató de meter al establo a Buckeye, pero en un súbito movimiento el caballo se desvió hacia un amplio estanque que se encontraba cerca de la casa.

— Te ves bastante sediento campeón — Le acarició suevamente el cuello y jugueteó un poco con las hebras del crin.

Después de que el cansado caballo terminara de beber, nuevamente se dirigió a los establos y una vez terminado el trabajo se permitió suspirar y quitarse algunas manchas de tierra del pantalón de mezclilla.

Se adentró a la pintoresca casa de su madre, una deliciosa construcción tipo inglesa que tenía muchas ventanas de abeto blanco en forma de campana y paredes con combinaciones de mampostería y ladrillo rojo. Se veía como cualquier acogedora casa de campo salida de una película. Se adentró en el recibidor y caminó hacia la sala donde su hermano mayor y su primo se disputaban el control de la televisión.

— Tsk, parecen un par de bebés — les recriminó el pelinegro, llevándose las manos a la hebilla del cinturón y frunciendo la comisura derecha de los labios.

— Eh Sasuke, es bueno tenerte de vuelta, yo también te extrañé — le soltó Itachi con voz aguda y cargada de ironía. Se recargó en el brazo del desgastado sillón de flores y de espaldas alzó la mano para sacarle el dedo del medio a su hermano menor, después añadió: — Mamá te está esperando desde hace rato, y déjame decirte que no parece muy contenta.

Sasuke rodó los ojos y con una mirada inquisidora se dio la media vuelta, dejando al par de críos-adultos en la sala. "Estúpido Itachi", maldijo.

Se acercó con algo de cautela hacia la cocina, donde se alcanzaba a percibir un rico olor a estofado de ternera con tomate. Su estómago gruñó un poco y las mejillas se le enrojecieron al verse descubierto por su madre, gracias al lastimero gruñido que estaba lanzando su estómago. Después de eso sintió un ardor en la cabeza.

— ¡Sasuke Uchiha! No sabes lo preocupada que estaba — le gritó su madre sosteniendo en alto la cuchara de madera sólida — Después de que no te vi en la mañana mandé a Itachi a buscarte y jamás te encontró, ¿cómo crees que me sentí? Son casi las 6 de la tarde, jovencito.

— Madre, solo fui a llevar a las ovejas a pasear — le dijo el muchacho acariciándose la cresta y dándose cuenta de que su cabello estaba lleno de tomate.

— Casi me pongo a llorar de la desesperación, mi hijo, me bebé, perdido en las llanuras con hambre y sin suéter — siguió lamentándose la pobre mujer.

— Exageras.

— ¿Qué exa… qué? — nuevamente lo golpeó con la cuchara y Sasuke se dio cuenta de que había sido una mala idea contestarle. Mikoto Uchiha siempre y repito, siempre tiene la última palabra. — Eres un mal agradecido Uchiha, ¿así me pagas tantos años de cuidado y amor?

Harto de las dramatizaciones de su madre, el menor de los Uchiha simplemente le dio un corto abrazo y un beso en la frente.

— Estoy bien, no me pasó nada. Soy un adulto ahora. — Le aseguró con una sonrisa de medio lado.

— Bueno, bueno, bueno. Basta con la palabrería y traigan la ternera — interrumpió Itachi desde el otro lado de la cocina, se le veía un aire burlón en los ojos y tenía una sonrisilla algo estúpida en la cara.

Sasuke rodó los ojos. Ese hijo de puta jamás lo dejaría en paz, siempre estaba buscando una ocasión para burlarse de él. Avergonzado de que hubiera visto la escena cariñosa con su madre, Sasuke se retiró, no sin antes golpear a modo de juego el hombro de Itachi con el suyo.

Ágilmente subió las escaleras de dos en dos y antes de llegar a su habitación, ya se había quitado la camisa a cuadros sin mangas que llevaba. Estaba sudado, lleno de tierra y al parecer tenía la cabeza llena de tomate. Nada como una refrescante ducha para relajar los músculos y calmar la jaqueca por tanto ajetreo. Su familia era tan melodramática y escandalosa.

Sonrió un poco ante ese pensamiento y una vez en el baño se desvistió completamente.

Tras un largo rato bajo la ducha, por fin se secó y se vistió con un par de bermudas de chándal y una camiseta negra. Se sacudió el cabello con una toalla seca y le dejó despeinado como siempre.

Cuando bajó para cenar con la familia, ya todos estaban sentados y su madre apenas estaba sirviendo el delicioso estofado que tanto le gustaba. Se estiró un poco al borde del último escalón y con el humor un poco mejorado se sentó a un lado de su primo, Suigetsu.

La cena se llevó a cabo con tranquilidad, con algunas cuantas bromas de parte de Itachi y Suigetsu, otros cuantos golpes de parte de un impaciente Sasuke y una linda y amena charla de parte de Mikoto y Fugaku. Lo que causó revuelo fue la noticia de que al parecer tendrían algunos visitantes al día siguiente, pero Sasuke los ignoró por estar sumergido en sus pensamientos.

Al acabar, se levantó y le ayudó a su madre a recoger y lavar la vajilla, lo que le ganó una caricia en la mejilla de parte de ella. Sonrió con cansancio y se dio la vuelta para dirigirse de nueva cuenta a su habitación. Una vez allí, retiro la camiseta de su torso y se encobijó en su cama. Había sido un día agotador pero lleno de producción y tranquilidad, como todos los días en el rancho.

Un hondo suspiro le brotó de los labios y se acomodó en su costado para mirar por la ventana. Apenas entraba el mes de junio y el cielo en las noches estaba despejado y lleno de miles de puntos luminosos. Una de las ventajas de vivir en medio de la nada.

Amaba el rancho, en serio lo amaba y respetaba a su padre por haber hecho de él uno de los más reconocidos en el estado gracias a su aportación a la industria agrícola, pero cada que lo pensaba, veía su futuro aún más lejos de Oak Hills. Quería salir y descubrir el mundo, terminar una carrera y tal vez vivir en alguna ciudad de la que tanto halaban las personas cuando iba al pueblo a comprar más suministros.

Pero sentía que no le quería fallar a su padre. Sacudió un poco la cabeza y aún con los ojos cerrados frunció el ceño. No, no podía dejar de llevarse por esas estupideces. Ahí en Oak tenía un futuro seguro.

Una vez más sacudió la cabeza y se deshizo de sus pensamientos. Se acomodó una vez más, hundiendo su cabeza en la almohada y dándole la espalda a la ventana, tratando de sucumbir al sueño.

Había sido un día bastante largo, y Sasuke Uchiha no sabía lo que le esperaba al día siguiente.

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Bueno, esto es vergonzoso. Después de casi 2 años -creo- de ausencia, pues sí he vuelto.

Muchos no me recordarán pero pues por ahi tengo unas historias sin terminar. Y honestamente creo que no las terminaré porque espero terminar este completamente y empezar a mejorar las que ya tenía. Muchas vacaciones por delante y nada de actividades por hacer me dieron el impulso de volver a escribir historias, que aunque son algo pues sosas, doy lo mejor de mi y espero que les guste mucho.

Bueno, en cuanto a esta historia, esto es como una introducción o un teaser para ver qué tal va y en lo que hago tiempo para ver cómo la continúo, je.

Mientras tanto, espero que les guste, comenten and stuff.

Yo trataré de seguir y a ver qué sale, estoy emocionada, yuju.

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- Cambio y ¡FUERA!