Y aquí está el primer fanfic que subo de Hetalia. Aún soy una inexperta así que no sean muy duros . Los capítulos que llevo escritos por ahora no son muy largos.
Disclaimers: Tristemente Hetalia no me pertenece, pertenece a Himaruya Hidekazu (También llamado el todopoderoso creador)
Advertencias: Uso los nombres tanto humanos como de países, y aún no estoy segura hasta donde llegaré en su relación (aun no he pasado de los besos y caricias en mi carrera pero alguna vez tendré que hacerlo)
Parejas: Y aquí está la lista de parejas *redoble de tambores*:
SueciaxFinlandia
AlemaniaxItalia
USAxInglaterra
RusiaxChina
LituanixPolonia
Hong KongxIslandia
FranciaxCanadá
EspañaxRomano
GreciaxJapón
PrusiaxAustria
DinamarcaxNoruega
Y por ahora no hay más. ¡Espero que les guste!
Nuestra historia comienza una calurosa noche de principios de verano. Una sombra se escabullía, sigilosa, entre las calles de una indeterminada ciudad. Su plan ya estaba en marcha y nada evitaría que consiguiese su objetivo. Solo necesitaba reunirlos lo más pronto posible y ya sabía como hacerlo. Empezó a reírse, emocionada.
-Elizabeta-san ¿se encuentra bien?- Preguntó un extrañado Kiku al ver que su amiga se reía como loca en medio de una calle peatonal.
La muchacha se llevó un susto de muerte al ver que la habían descubierto.
-Eh… ¡Hola Kiku! ¿Cómo estás?- A la joven le dolía no hacerle participe de su plan, pero sabía que su amigo tenía un importante papel que cumplir.
-Muy bien, gracias por preocuparse-respondió el representante de Japón un poco extrañado aún- Quería darle las gracias por la invitación al crucero que me mandó, ha sido muy amable de su parte.
-No hay de qué. Asegúrate de asistir, ya verás que bien nos lo pasamos- Y dicho esto se fue sin esperar respuesta.
-Qué extraño- murmuró para sí Kiku antes de dar la vuelta y dirigirse a su casa para hacer la maleta.
Al día siguiente…
Era una hermosa mañana, con un claro cielo azul sin nubes y un brillante sol que iluminaba el mundo. Bajo él, el mar danzaba suave y tranquilo, perezoso. Pero no todo era calma en ese puerto, cada vez más cerca se escuchaban las voces de dos países un poco, por no decir bastante, irritados.
-¡Yo no habría venido si hubiese sabido que tú estarías aquí, git!- gritaba el de las grandes cejas.
-¡Yo tampoco lo habría hecho si hubiese sabido que tú vendrías!- le replicaba el de las gafas y el mechón de pelo antigravedad.
-¡Madura, héroe de pacotilla!
-¡Muérete, Iggy!
Y con esta conversación tan…Umm, profunda subieron al enorme crucero que les esperaba, seguidos a una distancia prudencial por un Canadá y un Kumajiro algo hartos de tanta pelea.
Uno de los encargados los llevó hasta un enorme salón dónde ya había varios países esperando.
En una esquina se encontraban Japón, Italia y Alemania. El alemán parecía estar intentando enseñar al italiano que hacer en caso de que se cayese al agua, a lo que este respondía con una asombrosa cantidad de vee~ y un interés bastante bajo.
En el otro lado se encontraban los nórdicos, que parecían estar al completo a excepción de Islandia, lo que a Noruega no le había alegrado mucho al comprender que se tendría que pasar todo el viaje junto con el ruidoso de Dinamarca. Por su parte Finlandia le preguntaba preocupado a Suecia si habían hecho bien al dejar a Sealand y a Hanatamago en casa.
Polonia estaba chantajeando a Rusia con convertir su capital en Varsovia si no dejaba en paz a Lituania, mientras que China intentaba poner un poco de orden con sus dulces.
De fondo se escuchaba a Chopin, interpretado por un Austria que acababa de pelearse con Prusia.
Pese a tanto alboroto, y teniendo a España recibiendo cabezazos e insultos del Italiano mayor, Grecia se encontraba durmiendo con unos cuantos gatos encima.
Esa fue más o menos la escena que se encontraron el americano y el inglés. El segundo estaba seguro de que no podría empeora hasta que descubrió que Francia se encontraba charlando con Prusia.
Ya iban a empezar a lanzarse improperios cuando se escucharon unas palmadas y una voz que reclamaban la atención de los veinte países allí reunidos.
-Caballeros-comenzó a decir un hombre mayor vestido de mayordomo y con canas- encantado de conocerles, soy Walter y me encargaré de que su estancia en este navío sea lo más placentera posible- Por algún motivo se rió por lo bajini al decir esto- Lamento decirles que la señorita Hungría se reunirá con nosotros más adelante ya que le ha surgido un imprevisto urgente que precisa su atención.
Hubo una mueca de descontento general por parte de todos los países (o por lo menos de los que son algo serios, los otros estaban pensando en sus idioteces, véase como ejemplo pasta)
-Pero no se preocupen señores, el viaje continuará como está establecido. Esperamos que disfruten de nuestros servicios. Bienvenidos a todos a este crucero-Y dicho esto se retiró dejándolos allí sin saber que hacer.
Nadie dijo nada en… como dos segundos y después todos se fueron a sus respectivos camarotes, a descansar del largo viaje que habían hecho.
Pobrecillos, no sabían lo que les esperaba.
¡Y aquí está! Espero que no os haya dado ganas de vomitar. Ya saben acepto de todo, hasta pelotazos… así que dejen algún review. Si lo hacen se llevaran como exclusiva uno de los gatitos de Grecia! (Con los que duerme, come, y vive. Yo quiero ser uno de ellos!)
