DISCLAIMER: Ningún personaje me pertenece, son propiedad de SNK Playmore.
N/A: Ok, haciéndole honor a mi KOFmanía, mi segunda pareja favorita (le gana el LeoxRalf ¬¬), y de nuevo estableciendo relaciones entre mis fics.
Nota aparte: K' es mi amor platónico (¡bombón n_n!), ¡Si yo fuera Kula! :B
Espero les guste.
Capítulo uno.- BASTA
—¡Qué lindos se veían Whip y Clark juntos! ¿Verdad?— comentó Kula caminando saltarina junto a K', camino a casa. Él la miró con cara de pocos amigos — ¡Bah, qué aburrido!— exclamó la chica al ver su expresión. Como no estaba acostumbrada a tomar cerveza, el alcohol había hecho rápidos efectos sobre ella.
—Él es mucho mayor que ella, Kula— respondió él con el ceño fruncido.
—¡Ay, qué poco romántico eres! Para enamorarse no hay edad… Lo importante es que sean felices juntos, lo demás está de más— dijo Kula, muy entusiasmada.
—Como sea, es su vida, que haga lo que quiera— masculló K' fingiendo no darle importancia al asunto, pero muy en el fondo y para su pesar, sabía que tenía miedo de que lastimaran a su única familiar. Celos innatos de hermano.— ¿A quién le importa?
—Sí, me olvidaba con quien estoy hablando…— suspiró Kula, sacando las llaves de la casa donde vivía junto con Máxima y K'. Diana había dejado quedarse a Kula con ellos porque tenía "asuntos pendientes", y es que nadie en realidad creía que NESTS se hubiese terminado. De Foxy no sabían nada desde hace mucho, así que lo mejor era que se quedara con ellos, y cuando Whip descansara del Ikari, vendría con ellos. Kula adoraba esa casa: era bastante grande, y aunque no era demasiado lujosa, sí era linda. —Ni el hielo que soy capaz de hacer se compara con tu corazón, K'— añadió la tambaleante muchacha mientras trataba de encajar la llave en la cerradura de la puerta, tarea difícil para alguien en estado de ebriedad.
Después de varios intentos que lograron acabar la paciencia de K', él se las arrebató bruscamente de las manos, con tanta fuerza y bronca que una de las llaves del manojo que era afilada logró hacer un tajo que iba desde la muñeca hasta la palma de la mano de Kula. Nada profundo, pero sí bastante largo. Kula se quedó petrificada mirando su mano, y K', después de abrir la puerta, se dio vuelta y le espetó:
—¿Ves porqué me tienes que hacer caso si te digo que no bebas?— observó la expresión en shock de su acompañante, sin entender porqué se había quedado paralizada ahí, pero sabiendo que Kula era una mocosa exagerada, continúo:— ¿Vas a entrar o no?
—¿Sabes, K'? No tienes que portarte como un imbécil todo el tiempo para mostrarme cuánto me detestas, ya lo lograste hace mucho tiempo.— alzó su mano, mostrándole la herida a K', que comprendió la razón de su comportamiento y sintió de repente una molestia en la boca del estómago, probablemente llamada "culpa".— ¡Felicidades! Me sacaste sangre, con lo que adoro ponerme alcohol. ¡Gracias!— la muchacha empezó a llorar cerró la puerta de un porrazo y subió corriendo las escaleras rumbo a su habitación. K', estupefacto al escuchar sus palabras, se sentó en el sillón y prendió la tele. Si fuera otra persona, hubiera ido a pedirle perdón, pero se está hablando de K' Dash, el chico al que el mundo entero parecía darle igual. Pero la molestia seguía allí, y ahora recorría desde la punta de sus cabellos hasta la de sus pies. Después de todo, él no era alguien que disfrutara haciendo llorar a los demás, y menos aún si se trataba de Kula, que parecía ser la chica más sensible y llorona de la existencia. No, no estaba bien lo que había hecho, pero es que él era así: si era grosero o torpe con los demás, no era intencional, sino era su forma de ser. Aquella molestia parecía haber cobrado voz en su mente: "No seas idiota y pídele perdón"
—No, no lo haré. A ella l hace llorar lo que sea y además, ha bebido…—dijo sin querer en voz alta, haciendo gala de su terquedad. Miró hacia arriba, temiendo que Kula lo hubiera oído, pero ella se había encerrado en su habitación. Apagó la tele, se acercó a su puerta y tocó.
—Kula, abre, quiero decirte algo—la escuchó llorar sin parar.
—¡Vete al demonio!— gritó sollozando la muchacha. K' sintió sus venas arder.
—¡ESTÁ BIEN! Si no quieres abrir y hablar conmigo, después no te quejes a Máxima o a Whip, ¿oíste?— exclamó furioso y después se fue a su habitación. "¡Mujeres!... Bueno, ¡niñas!" pensó, molesto, y poco después se durmió.
Kula estaba hundida en su almohada. Lloraba desconsoladamente, se sentía humillada, maltratada y principalmente: sola. Esta vez no quería quejarse a nadie de cómo K' la había tratado, y la única "persona" a quien podría confiarle cómo se sentía era Candy.
Pero de repente tuvo una especie de iluminación.
—Es todo… ¡deja de llorar!— dijo para sí misma, secándose las lágrimas.— ¡Ya no eres una niña: tienes 17 años! Él siempre fue un maldito insensible… BASTA. Mañana no le dirigirás la palabra. Siempre pasas por alto sus estupideces y tratas de caerle bien. ¿Con qué objeto? Él nunca mostró interés en ser amigos. No vale la pena. Debes gastar tu tiempo y ganas con otras personas, K' me rindo contigo…
A la mañana siguiente, le costó abrir los ojos por lo hinchados que estaban. Se levantó y se miró al espejo, le causó gracia que sus ojos parecieran limones, se mojó un poco el rostro, no mejoraron mucho, pero al peinarse y arreglarse volvió a verse linda. Fue al comedor, Máxima y K' estaban desayunando.
—Buenos días, princesa— saludó Máxima, a lo que la chica depositó un tierno beso en la mejilla del cyborg a manera de saludo, K' la miraba atento, quería saber si aún estaba enojada con él.—¿Te preparo el desayuno?
—Mmm… no te preocupes: lo hago yo— dijo Kula, sonriente, tratando de mostrar –a K' en su mayoría- los cambios que había hecho en sí. Se hizo un café y unas tostadas, mientras Máxima leía unas revistas y el peliblanco la miraba de reojo al tomar su desayuno. Ella se sentó a desayunar o más alejada de K' posible, y ni siquiera se tomó la molestia de mirarlo, lo que lo hizo sentir culpable y decepcionado… por no decir triste, pero la tristeza era un sentimiento que Dash no quería permitir nunca más en su vida.
—Saldré con Candy hoy, iremos al cine o a pasear por ahí— anunció Kula. K' levantó la vista: cada vez que Kula salía sola con Candy, lo hacían acompañarlas, y aunque en días normales él lo hacía de mala gana, ahora pensaba que era una gran oportunidad de arreglar las cosas.
—K' te acompañará…— empezó Máxima, tal como había predicho K', pero Kula lo interrumpió:
—No, gracias. Iremos solas esta vez.
—Kula, es por tu propia…
—No, no hace falta. Puedo cuidarme sola, y además es una salida entre chicas— dijo la chica, sonriendo pero cortante, sorprendiendo con eso a los otros dos. Máxima lo pensó unos segundos y aceptó con la condición de que volviera temprano, después salió de la casa, dejando solos a K' y a Kula. Ella levantó su taza y su plato y, aún sin mirarlo, fue a la cocina a lavar los trastos. "¡Qué niña más exagerada!" exclamó K' para sus adentros, y terminó su café de un sorbo, antes de ir a la cocina. Kula ya había terminado de lavar e ignorándolo monumentalmente, caminó hacia la puerta, pero él le trancó el paso.
— ¿Podrías moverte o ahora te crees dueño de la entrada a la cocina?— le espetó ella en tono frío, mirando sus pies porque no quería ver su cara.
— ¿Hasta cuándo estarás enojada conmigo, Kula?— le preguntó él, no dispuesto a ceder.
Pero ella, malhumorada, encontró otra manera de salir. Subió a su habitación y, para dejar en claro que había cambiado, se maquilló y se puso ropa ajustada. Al estar pronta, bajó las escaleras. K'-que se encontraba viendo tele- la vio boquiabierto y exclamó:
—¡Ni loca creas que te dejaré salir así! Ve y cámbiate.—Kula arqueó una ceja.
—K': tú no eres mi padre, mi hermano… ¡ni siquiera eres mi amigo! ¿Recuerdas lo de anoche?— le contestó ella y salió a la calle. Él la siguió.
—¿Haces esto porque sigues enojada conmigo? ¡Está bien, Kula, lo siento! ¿sí? Lamento haberte tratado mal y comportarme como un imbécil casi todo el tiempo ¡Lo siento!— exclamó él, desesperado, tratando de seguirle el paso.
—No hago esto para molestarte— respondió Kula, al tiempo que aceleraba el paso.— Sólo quiero ir a despejarme un poco… estoy harta de que me traten como a una niña…
—¡Pero si tú eres una niña!— exclamó K', exasperado.
—¡NO, NO LO SOY!—rugió Kula, atrayendo la mirada de muchas personas que pasaban por ahí— Ya no tengo doce años… Quiero hacer lo que las chicas normales de mi edad hacen: pasear, ir a bailar, buscar novio…— dijo con la mirada soñadora pero al ver que K' fruncía el ceño ante eso último, continuó:—¿Por qué estoy dándote explicaciones a ti? A ti no te importa nadie más que tú… ¿Cómo podrías entenderlo? Es mi vida y hago lo que quiero… ¿a quién le importa, no es así?
—No es lo mismo que con Whip. Eres la más pequeña y…
—¿Y qué con eso? No fingas que me llevas como diez veinte años porque sólo me llevas por cinco. Decime: ¿a los cinco años ya eras maduro y podías cuidarte solo?— le preguntó furiosa al sorprendido K', que nunca se había puesto a pensar que tal vez la diferencia de edad entre ellos no era tan grande como pensaba.
Al no recibir respuesta, Kula siguió caminando al tiempo que decía:
—No me sigas más, ¿quieres? Ve a casa y disfruta el tiempo que no esté, al pareces aborreces mi presencia— Kula se alejó hasta que al doblar la esquina, se perdió de la vista del muchacho.
