Es la primera vez que escribo un Fanfic y espero estar a la altura ^^.

Esta historia está basada en la serie de televisión The vampire diaries (Crónicas vampíricas), del libro del mismo nombre.


Era tarde. La última vez que había mirado el móvil eran las cuatro y media de la madrugada, y de eso ya hacía un rato. Pero hoy la hora no importaba: era sábado.

Solté una pequeña risa al recordar la llamada que mi mejor amiga Alyssa me había hecho esta mañana. "Sábado, sábado. Hoy es sábado" Había canturreado ella, como lo hacen en el anuncio de un lujoso coche, cuando yo contesté el teléfono.

-¡Sara!

Di un respingo y unas gotas del vodka que tenía en la mano se cayeron al suelo cuando Alyssa me gritó al oído.

-¿Qué pasa?- Le pregunté acercándome a ella por culpa de la alta música del local.

-Te está mirando, te está mirando, ¡te está miraando!- Dijo exaltada por el alcohol y la emoción.

Tardé unos segundos en entender de qué hablaba.

Miré rápidamente hacia la barra y mi corazón se aceleró exageradamente cuando nuestras miradas se cruzaron y pude ver como en su cara aparecía una perfecta y pícara sonrisa.

Desvié la mirada hacia otro lado, algo avergonzada.

Seguí bailando, intentando no mirar en su dirección pero sin poder evitar observarlo de reojo.

Atónita, vi por el rabillo de ojo como se acercaba a nosotras siguiendo el ritmo de la música y con un toque chulesco.

Me di media vuelta, intentando pensar que él no venía hacia nosotras, pero al cabo de unos segundos una fría mano me agarró del brazo con delicadeza.

Miré a Aly, cuyos ojos ahora parecían platos por la sorpresa. Alarmada, me giré de nuevo y atónita, descubrí que era él el que me agarraba y me sonreía.

Debía tener unos veinte años, medía alrededor de 1,80m lo cual hacía que me sintiera ridículamente pequeña a si lado, yo medía 1,56m.

Se acercó lentamente a mí.

-¿Te gustaría bailar?- Me preguntó al oído con un toque seductor en la voz.

Mi corazón, que en esos momentos quería salir de mi pecho e ir con él, latía más rápido que nunca.

Asentí, sin pensar, y comenzamos a bailar.

Sus ojos, de un maravilloso azul claro, no se apartaban de mí y su perfecto y musculado cuerpo cada vez de acercaba más al mío. Entre el fuerte olor a alcohol que reinaba en la sala pude distinguir un aroma irresistible y embriagador que provenía de mi desconocido compañero de baile.

Después de varios bailes seguidos la cabeza comenzó a darme vueltas. El ambiente cargado, la música alta, beber un poco más de la cuenta y las fuertes luces hacían que me sintiera sofocada, mareada y me faltara el aire. Él lo notó, me tomó de la mano y, abriéndose paso entre toda la gente, me llevó hasta la salida.

Una vez que estuvimos fuera no se detuvo hasta que nos alejamos unos metros del ruido y la gente.

-¿Estás bien?- Preguntó con amabilidad.

Allí dentro no había podido apreciar lo perfecta, masculina e irresistiblemente seductora que resulta su voz.

-Sí, gracias por sacarme de ahí.- Dije algo tímida.- Me llamo Sara.

-Yo Damon.- Se presentó sonriendo de nuevo.