Esa noche, un maldito e infernal calor de los mil demonios no dejaba dormir a Kuchiki Rukia. Debían ser más o menos las tres de la mañana y ella no había pegado un mísero ojo porque se sentía hervir envuelta entre las sábanas.

Y para colmo de males, Ichigo estaba a su lado todo destapado, pero reteniéndola entre sus brazos como si se le fuera la vida en ello. En cualquier otra circunstancia, la shinigami no soportaría tal contacto así de quietecita y tan niña buena como hasta ahora… ¡¡Pero es que se estaba asando!! Y sin papas ni ensalada.

Decidió que tenía que acabar de una vez con esa molestia, y hacer algo al respecto.

Agarró cuidadosamente los fuertes brazos del colorín y los levantó, desasiéndose de su abrazo. Se disponía a caminar hacia la cocina, pero un gemido aterrador y poco claro la congeló (metafóricamente hablando, claro) de pie frente a la cama.

Era Ichigo, que se removía inquieto buscando a su chica entre las cobijas de la cama.

—… ¿Rukia? —preguntó al aire. La aludida suspiró pesadamente y se sentó, encontrando verdaderamente estúpido tener que darle explicaciones al shinigami hasta de cuando siente sed y quiere agua.

—Aquí estoy…

—Neh… no te vayas… ¿A dónde vas? —se sentó en la cama frotándose los ojos, molesto.

—Sólo voy a la cocina. Tengo calor, quiero algo de beber…

Kurosaki terminó aceptando la eventual lejanía de Rukia por dos instantes.

—Pero vuelve pronto…

La muchacha puso los ojos en blanco y encaminó escaleras abajo en busca de su preciado vaso de agua.

El calor tenía que pasársele de algún modo.

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Regresó a la habitación poco después, habiéndose bebido más de medio litro de cualquier cosa que encontrara y contribuyera a bajar su temperatura corporal. Y si algún efecto positivo había dado su experimento, tendría que esperar un poco más al parecer.

Seguía sintiéndose en el infierno.

Abrió la puerta del cuarto silenciosamente a fin de no despertar a nadie… pero no era necesario. Ichigo estaba sentado en posición de flor de loto con los ojos muy abiertos. Esperándola.

—Te demoraste. —espetó, como si fuera la cosa más inaceptable de la vida.

Rukia solo atinó a reprimir la risa. ¿En qué minuto se volvieron tan dependientes el uno del otro?

Iba dispuesta a acostarse e intentar dormir. Pero sintió de nuevo aquella repentina oleada de calor, como si el aire del ambiente estuviera haciendo presión sobre cada célula de su cuerpo con el único fin de molestarla.

Bufo sonoramente.

— ¿Qué tienes? —Ichigo asoció el bufido al abrazo que le había dado, acurrucándose en su cuello para volver a dormir. Y eso no le gustó.

—Estaba pensando que… —Rukia intentó elegir cuidadosamente sus palabras para no provocar algún tipo de enojo repentino en el colorín. —…tal vez, por esta noche… debería volver a dormir al armario.

— ¿¡QUÉ!? —olvidaba que cualquier precaución es inútil con alguien tan temperamental como Ichigo.

Únicamente lo miró con cara de "Sé prudente. Hay gente durmiendo abajo y nos pueden descubrir".

—Es sólo por esta noche, es que… —se detuvo en medio de la frase, porque sonaría muy tentador decir "es que no puedo dormir contigo porque me quemas". —… es que hace calor y… me siento incomoda con alguien a mi lado…

—P-pero… yo no puedo… —bajó la cabeza azorado, como si estuviese a punto de admitir algo vergonzoso.

Rukia lo miró con repentino interés.

—Tú no puedes ¿qué?

—Verás… es que yo… desde que tú… bueno, no puedo… —el shinigami fue consciente de pronto del calor que su compañera tanto maldecía. Y no sabía si era por eso o por lo imbécil que se sentía, que las mejillas empezaron a arderle rabiosamente.

—Ichigo… Me estás poniendo de los nervios.

—Es que… ¿prometes no reírte?

—Puedo prometértelo tranquilamente. No tengo ganas ni siquiera de discutir contigo, sólo quiero dormir.

—Entonces no te burlarás…

—No.

—Ni me mirarás raro…

—No.

—Ni me…

—Lo que haré es golpearte como no te apures en decirme eso que me quieres decir, ¡demonios!

—Es que, bueno, desde que tú y yo… ya sabes… —Rukia alzó una ceja. —…dormimos juntos… —Rukia alzó la otra ceja… —No puedo… diablos, no puedo conciliar el sueño si no estás a mi lado. Listo. ¿Feliz?

La morena quedó pasmada.

Era la primera vez que oía una confesión tan sincera de parte de Ichigo… ¿Y de eso tenía que reírse?

Qué poco la conocía.

Esbozó una sonrisa tímida. Ella tampoco estaba segura de poder dormir sin él.

— ¡Pero ves! ¡Te estás riendo! ¡Dijiste que no t…!

El colorín ni siquiera fue consciente del momento en que Rukia suprimió el espacio existente entre ellos, y le calló la boca con un dulce beso. Adoraba esas sorpresas.

—Entonces dejémoslo así. ¿Vale?

—Pero… ¿y el calor?

Una sonrisa siniestra se dibujó en los labios de la chica.

— ¿Qué tal si lo aprovechamos…? —susurró lento, antes de echarse sobre Ichigo en plan salvaje, cubriéndole de besos el cuello.

A él no le pareció mala idea.

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Hola! xD

Wno, después de estar TAN desaparecida por ésta página, regreso en plan cargante, con mi colección de one-shots IchiRuki. Y a terminar muchas otras cosas pendientes que tengo por ahí… así que si se pasan por aquí, no seria malo que me dejaran una opinión sobre este primer mini fic :3… a ver si no he perdido la práctica con el tiempo o.o

¡Saludos! ¡Nos leemos pronto! n n7