Digimon no me pertenece.
~ Con Locura ~
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Alguna vez… han estado en un momento en que todo va tan mal, terrible que de alguna manera piensas que no es real, que es tan solo un sueño del que despertaras tarde o temprano, pero al final el tiempo corre y nada mejora y entonces te das cuenta de que es real, de que el despertador no sonara, de que si te lastimas realmente dolerá… todo lo que ocurra tendrá consecuencias en tu vida y solo quieres llorar, no puedes hacer nada más que esperar que lo que venga no sea tan malo, que no duela o simplemente que pierdas el conocimiento para no enfrentarte a lo que la vida te depara en ese horrible momento.
Justamente así me siento en este momento.
Si alguien me hubiera dicho hace tiempo que ahora mismo estaría arriba de un puente, a tal altura que los autos se ven pequeños y a las personas ni siquiera se pueden percibir; bueno… diría que están locos. Yo odio las alturas.
Y mientras estoy en cuclillas aferrándome con todas mis fuerzas a las vigas justo en lo más alto del puente Rainbow… el viento me golpea con fuerza y siento mis labios helados. Mi cuerpo tiembla por la combinación de frio, miedo y frustración. ¿Ya les conté que le temo a las alturas?
En fin… Si no tuviera tanto miedo seguramente lo estaría disfrutado, la vista es maravillosa, las luces de la ciudad resplandecen con tanta fuerza que yo no sé que brilla mas, si ellas o las estrellas. El sonido de las sirenas me llega a los oídos y aunque no quiero veo hacia abajo, el sentimiento de vértigo es tan fuerte que me mareo y mis manos se aferran con más fuerza al metal para no caer. Aunque se ven pequeños diviso tres patrullas, un camión de bomberos y una ambulancia…
¿Qué hago yo en un puente? Créanme que eh tenido esa duda desde que eh comenzado a subir, y siempre llego a la misma respuesta; está esta parada a unos ocho metros de mi.
Tiene los brazos extendidos recibiendo el frio viento de frente, sus cabellos se mueven bruscamente y tiene los ojos cerrados, puedo escucharla tararear una canción y yo lo único que quiero es que me mire. El sentimiento del que les hable al principio no es sobre mi temor a las alturas, es más bien sobre mi fobia a perderla a ella.
Hikari
Y tal como su nombre, ella representa una luz… pero también representa alegría, divinidad, amabilidad, dulzura y muchas cosas más. Sobre todo… representa mi propia locura.
La amo
Quizás desde el primer momento en que la vi, o tal vez fue desde nuestro primer beso… podría ser incluso después de muchos momentos. Lo cierto es que no sabría decirlo con exactitud pues siento que la amo desde que nací.
No si es eso posible y realmente no importa, quisiera decírselo, quisiera que ella pudiera entenderlo pero no quiere escucharme. Esta en ese mundo que yo no conozco, que es el lugar donde a ella nada la puede molestar, ahí donde puede ser ella misma.
Y quiero decirle que conmigo también puede ser ella misma. Yo amo cada faceta de ella por mas loca, agresiva o dulce que sea.
También quiero decirle "Gracias" porque sin ella yo no hubiera llegado tan lejos, porque le dio a mi vida un nuevo sentido.
Es difícil de comprender, es una historia que puede que no todos entiendan, para hacerlo debes estar al menos un poco loco…
Todo comenzó el día que creí era uno de los peores de mi vida.
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En definitiva los días soleados no eran mis favoritos, y en esa ocasión los odiaba más que nunca. Podía darme cuenta de que mi madre me miraba por el retrovisor cada determinados segundos, hasta que por fin tomo el valor de hablarme.
̶ Lamento que estés enojado, se que sientes que…
̶ Lo que yo sienta no importa ̶ dije seriamente ̶ si tú crees que esto es lo correcto, entonces… por mi está bien.
Ella sonríe levemente, parece que con mis palabras eh logrado tranquilizarla, se que se siente culpable y para ser sincero estoy de acuerdo en ello, después de todo me había sacado de mi ciudad, me alejo de mis amigos, de mi escuela, de mi novia y mi familia. No importa cuántas veces dijera que iríamos con mi padre y hermano… en ese entonces, creía que a todos les daba igual.
Nadie dijo nada mas, recargue mi cabeza en la ventanilla y mire hacia fuera, minutos después vi un árbol, es enorme, tan grande y frondoso, y sentí nostalgia tanta que no la comprendí.
Y mientras intentaba recordar algo sobre ese árbol, algo que me dijera porque tenía ese sentimiento de melancolía… el auto aparcó en el garaje de mi vieja casa. Mi padre, al que no había visto en meses me abraza con tanta fuerza que mis huesos truenan, yo correspondí no muy entusiasmado.
Nos invito a entrar y en el comedor noté la mesa puesta, con la comida humeante en los platos. El dijo que era la hora de comer, a pesar de que ya casi daban las seis de la tarde. Normalmente me negaría, yo no suelo comer después de las cuatro y menos cenar antes de las once, pero realmente mi padre se había esforzado y no soy tan mal agradecido. Así que nos sentamos y ellos comenzaron a hablar, como si fueran amigos… como hace bastante no les veía hablar. En algún punto mi madre menciona a Yamato y mi padre sonríe diciendo que esta con sus amigos.
Mi madre, Natsuko no lo dice, pero me doy cuenta de la tristeza en sus ojos, esperaba que Yamato la recibiera, después de todo ellos tampoco se han visto en un buen tiempo. Yo solté un bufido, y es que no tiene caso, a esas alturas ella ya debería saber lo mal educado y frio que podía llegar a ser su hijo mayor, y no me malinterpreten yo no odio a mi hermano, tampoco es que nos amaramos… incluso ni siquiera sabía cómo reaccionaríamos al vernos, la ultima vez… nos despedimos a golpes, bueno, el me golpeo, yo recibí… pero es casi lo mismo.
Yo no hable mucho, tan solo me limite a contestar las preguntas de mi padre; me apresure a terminar y me levante sin importar que ellos siguieran comiendo, me disculpe, diciendo que iría a desempacar y entonces me subí a mi vieja habitación.
Las paredes seguían siendo verdes, y la luz del sol que está a punto de ocultarse se cuela por la ventana, huele a caoba y el piso de madera cruje cuando camino. Todo seguía igual.
Me recargue sobre un sillón para sacar mi cabeza por la ventana, recuerdo la brisa golpearme aquel día y enredando mis cabellos, a lo lejos pude ver al menos la mitad del hermoso árbol que vi al llegar. La necesidad de verlo más de cerca me inundo cuando el sentimiento de melancolía regreso.
̶ Ahora vengo ̶ le dije a mi madre al bajar y abrir la puerta.
̶ ¿A dónde vas?
̶ A caminar, tengo las piernas entumidas ̶ ella abre la boca, no quería dejarme salir, lo sabía y aunque dolía, yo comprendía. ̶ no tardare ̶ le dijo y ella me miro resignada.
̶ Toma ̶ me ofreció un brownie cubierto con una servilleta ̶ está recién hecho, cómelo mientras caminas. ̶ Yo asiento, lo tomo y lo guardo en la bolsa de mi sudadera negra.
Salgo y camino con rumbo al árbol, en el camino me encuentro con varias personas que me miran con curiosidad, seguramente la mayoría no me reconoce, no los culpo… la última vez que estuve ahí fue hace cuatro años.
Cuando llegue a la pequeña colina quede maravillado, aquel árbol parecía ser el foco del vecindario, parecía ser tomado como monumento. Parado justo debajo puedo darme cuenta que es más grande de lo que pensaba y recordaba, sus hojas se mueven con el aire y de pronto siento que resplandece como faro con la luz del sol detrás de él.
̶ ¿Verdad que es lindo? – escuchar aquella voz tan de repente me hizo saltar levemente.
La encontré de pie con sus manos entrelazadas en la espalda, con un vestido blanco moviéndose ligeramente al igual que su largo cabello castaño. LA recuerdo mirando al árbol con sus ojos grandes y rojizos, sus mejillas estaban sonrosadas y la sonrisa que tenía en los labios era una que rara vez volví a ver.
Ella se volteo de repente y me di cuenta de que no había contestado su pregunta, así que deje de verla pero mis mejillas ardieron por la vergüenza.
Antes de ella yo nunca había quedado tan embobado con alguien.
̶ L… lo es ̶ le digo revolviéndome el cabello para que no se me note lo nervioso que me había puesto, y es que para ser sincero no soy muy bueno hablando con las chicas, aunque ella diga lo contrario.
̶ Desde esa rama ̶ dice y yo la miro, esta señalándome con el dedo una rama bastante gruesa que está muy alta ̶ desde ahí se puede ver el horizonte, el atardecer se mira diferente.
Yo asiento, porque sinceramente no dudo que tenga razón. Realmente no espere que ella comenzara a escalar el tronco, ahí me di cuenta que de hecho estaba descalza.
̶ Espera ̶ le dije ̶ puedes caer, es…
̶ ¿Peligroso? ̶ me contesta con un tono divertido ̶ tranquilo lo hago siempre, esta es la mejor hora del día, quizás solo se compara con el amanecer ̶ y siguió subiendo.
Me quede ahí mirando alrededor esperando que alguien fuera y le dijera que bajara, no podía ser el único que pensara que está mal ¿cierto?
̶ ¿Qué esperas? ̶ me grita ya sentada en la rama antes señalada y yo levanto una ceja, ella se ríe y es como una suave melodía.
Eh cometido muchos errores en mi vida, pero definitivamente haber subido al árbol ese día no fue uno de ellos.
No es complicado, realmente no es tan alto… eso me decía con cada paso que daba, no quiero ver hacia abajo, porque probablemente me mareare y caeré, así que sigo subiendo hasta quedar frente a ella.
̶ ¿Miedo a las alturas? ̶ me pregunta y yo la miro con inquietud. Ella toma mi mano y el tacto es tan tierno que parece irreal ̶ tranquilo, no hay forma de que caigas, no cuando ya has subido tanto.
En ese momento no entendí aquellas palabras.
̶ Mira ̶ dice señalando hacia donde el sol comienza a esconderse tras las montañas, en medio de aquel tono rojizo que anuncia el atardecer.
̶ Realmente es maravilloso ̶ le dije, ella me miro y sonrió como si no fuera solo una oración sencilla. ̶ tenías razón.
̶ Lo sé, por cierto… ¿puedes darme un poco? ̶ Yo la mire sin comprender y ella señala el bolsillo de mi sudadera, instantáneamente lleve mi mano ahí y saque el brownie que momentos antes mi madre me había dado.
̶ ¿Cómo te…?
̶ Me gusta el chocolate ̶ yo no intente preguntar otra vez, en cambio le ofrecí el pan y ella se lo lleva a la boca de inmediato.
Aun ahora es divertido recordar la manera en la que lo comió, como una niña pequeña probando el chocolate por primera vez.
̶ Lo siento no te eh guardado ̶ me dice inocentemente y yo me rio, se que lo ha dicho pero en ningún momento lo ha lamentado de verdad y está bien, el haber presenciado su manera de disfrutarlo ha sido suficiente. ̶ ¿Vives por aquí?
̶ Eh venido de vacaciones solamente, en la casa que está en la esquina, me llamo…
̶ Takeru, lo se ̶ Fue extraño, si, tuve curiosidad es verdad, pero no pregunte el por qué ella lo sabía, y aun ahora sigo pensado que es un misterio.
̶ Ya debo irme.
̶ Claro yo… ̶ voltee hacia abajo, el vértigo hizo que el estomago me doliera, ella me miro divertida casi como si se estuviera burlando…
̶ Bajemos juntos
Es así como tardamos más de diez minutos en bajar, todo por mi culpa, y es que realmente no podía bajar demasiado de prisa, ella se ha reído demasiado tanto que al llegar al suelo se soba el estomago, yo tenía mi cara roja lo sé, es demasiada la vergüenza.
̶ Yo… normalmente no soy así, es que…
̶ No tienes que excusarte, está bien… yo le tengo miedo a la oscuridad. ̶ es un gesto tierno comparar ambos temores, toda ella representa dulzura, tanto su voz como su apariencia ̶ bueno, me voy o descubrirán que me eh salido sin permiso.
Ella se da la vuelta y yo le tomo la mano para detenerla, ha sido por instinto, ni siquiera estaba seguro de lo que quería decirle, solo sabía… no quería que se fuera sin saber su nombre.
̶ ¿Cómo te llamas?
̶ ¿Qué te parece si te lo digo mañana? ̶ quise preguntar por qué, pero ella no me dejo ̶ justo aquí, a la misma hora… y trae más brownies.
̶ Claro.
̶ No hagas nada estúpido ̶ me dijo con una sonrisa enigmática y nuevamente yo no entiendo. Ella tomo mi mano con delicadeza y levanto la manga de mi sudadera con fuerza. Yo quise quitarla pero aunque no lo parezca ella tenía bastante fuerza. Ella pasó sus dedos con suavidad sobre las marcas descubiertas, mis manos me temblaron.
̶ Yo… ̶ no sabía que decir, mi garganta estaba seca y mis ojos comenzaban a llenarse de lagrimas, nuevamente me sentí derrotado y aun así ella estaba ahí, sonriéndome como si esas marcas no fueran una maldición.
Ella siempre fue capaz de convertir lo malo en algo sin importancia, supongo que su misma presencia hacia todo el trabajo.
̶ Está bien, está bien… esto también representa un miedo, como a las alturas y la oscuridad
̶ No debías ver ̶ dije quitando bruscamente mi mano.
̶ No debemos avergonzarnos de nuestros temores, después de todo estas aquí.
̶ No sabes nada ̶ dije en voz baja, porque realmente ella no lo comprendía, nadie lo hacía.
̶ Lo sé… ̶ entonces me mostro su antebrazo, había una marca demasiado larga pero parecía ser ya de algún tiempo atrás, no sabría decir exactamente cuánto, pero definitivamente tenía más tiempo que la mía. ̶ no pienso que haya estado mal, pero no es una marca que quiera tener más de una vez, estoy segura que debes pensar igual.
Creo que en ese momento ella tenía tanto miedo como yo, sin embargo aunque en ese momento no lo vi… ella fue valiente por mí.
̶ ¡Nos vemos! ̶ me quede pensando y cuando regrese en si ella ya se alejaba corriendo bajo la tenue oscuridad de la noche.
Ahora mismo me pregunto… si aquella noche ella habría tenido miedo de la oscuridad.
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