Yaboku era el Dios más fuerte y temido entre los Dioses. Ninguno se atrevía a hacerle frente. Yukine su regalía sagrada contenía el poder de destruir una ejercito de Ayakashis en segundos.
Yaboku era el encargado de mantener al margen las guerras que involucraban territorios sagrados de otros Dioses, a pesar de ser el más fuerte él se preocupaba por las demás deidades. Convirtiéndolo en el protector del cielo y la tierra.
Al ser el único Dios sin haber tenido una rencarnación, el coro de los doce sabios, le pedía tener un descendiente de linaje puro, la razón era conservar el poder de Yaboku intacto, para ello debía buscar a una humana que jamás haya experimentado el odio. Un alma blanca sin manchas.
En pocas palabras una humana tocada por el cielo.
Así empezó la búsqueda de Yaboku.
-Yato-Sama.-la voz de su regalía llamo su atención.
-Dime Yukine.
-Yato-Sama, al encontrar a su futura esposa como planea enamorarla.
-¡Eh?
-Según los informes los humanos comparten un sentimiento llamado amor, el cual puede darles fuerza o destruirlos. Este sentimiento se gana a base de acciones y detalles que hagan felices a esa persona.-Termino de explicar el pequeño de ojos naranjas.
-Llegado el momento sabré que hacer Yukine.-Los ojos de azules de Yato se tornaron filosos. Odiaba la idea de usar a los humanos, él no era esa clase de Dios. El respetaba cada forma de vida en el planeta.
El tiempo paso visitaron cada rincón del planeta, su búsqueda duro 5 años, decepcionado volvió a su tierra de origen, Japón el país del sol naciente, su humor estaba de los mil diablos, Yukine trataba de calmarlo, pero una vez empieza las rabieta de Yato no hay quien lo pare.
-¡NOOOOO ME JODAAAAAN!.-Grito Yato.-Cinco años, CINCO AÑOOOS Y NINGUNA HUMANA ES LA CORRECTA, ESTO ES UN COMPLOC SEGURO LA BRUJA DE BISHAMON TIENE ALGO QUE VER, YA VA VER ESA MALDITA. TAL VEZ LA TENGA SECUESTRADA A LA FUTURA MADRE DE MIS HIJOS, MALDITA RUBIA OXIGENADA!.
Eran los gritos del Dios del caos, mientras se revolcaba en la entrada de su templo, sus pataletas resonaban en todo el lugar. Yukine se alejó esperando que su amo se calmara.
..Disculpa la interrupción, ¿Estas bien?.-Escucho una suave voz a sus espaldas, instintivamente se dio la vuelta y ahí la vio.
Una hermosa joven de largos cabellos castaños y piel albina, sus hermosos ojos rosados que lo miraban con preocupación.
Aquello hubiera sido lo de menos, lo que llamo se atención, fue que ella una humana podía verle.
Una humana tocada por el cielo.
Como un resorte se puso en pie, disculpándose ante ella con una reverencia.
-Ya me encuentro mejor. ¿Puedo saber tu nombre?.-Pregunto amable el peli-azul, ocasionando que la pobre castaña se sonrojara de manera furiosa.
-Iki-Hiyori.-Murmuro apenada.
-Mi nombre es Yato, un placer conocerte.-Dicho esto tomo la mano de Hyori y planto un beso en ella.
-¡Yato-San!.-Chillo
-¿Vienes aquí muy a menudo?.-Interrogo Yato
-No Yato-San, es la primera vez que dejo una ofrenda al Yaboku-Sama.
-Oh, que interesante y puedo saber porque?
-solo quería pedirle por la paz en Japón, sé que hay rumores de guerra contra China, quería pedir que eso no suceda, si una guerra estalla muchos civiles se verán afectados. Tengo miedo por mi familia y amigos.-Confeso mientras trataba de no llorar.
Aquello sorprendió a Yato. Era un deseo puro.
Estoy seguro que Yaboku-Sama escuchara tu deseo.-Dicho esto sus ojos brillaron dejando inconsciente a Hiyori.
Cuando la joven despertó apareció en su cama, su único recuerdo era de aquel joven que acaba de conocer. Quiso seguir recordando pero el sueño la venció.
-Es muy hermosa Yato-Sama.-Murmuro Yukinne al ver desde afuera a la joven de cabellos castaños.
-Es perfecta.-Las mejillas de Yato estaban rojas y sus ojos brillaban como nunca antes, simplemente Iki Hiyori era perfecta.
Continura
Dedicado a mis amores, Rozalba-Namizake y Citlali-Uchiha.
