Disclaimer: La mayoría de los personajes pertenecen a Stephenie Meyer, sólo aquellos fuera de la Saga y la trama son de mi completa autoría.


CHAPTER 1

Charlie Swan, después del divorcio de sus padres cuando tenía diez años, se tuvo que mudar con su madre al pequeño pueblo de Forks, lugar donde ha vivido los últimos siete años de su vida.

Era un chico de diecisiete años como cualquier otro, estaba por terminar el instituto y soñaba con convertirse en policía al igual que lo era su padre. Había salido con algunas chicas, pero sin llegar con ninguna a nada serio, con el divorcio de sus padres dejó de creer que existiera el verdadero amor y no tenía la más mínima intención de creer en el.

Terminó el instituto y entró a la academia de policía de Jacksonville. Dos años después conoció a Renée Dwyer, una chica hermosa de piel pálida, cabello color café claro y unos expresivos ojos azules. Era hija de Thomas Dwyer, un hombre muy importante en el ramo hotelero y de una posición económica demasiado respetable, por lo que quería que sus hijas, Mary y Renée, no se relacionaran con cualquier caza fortunas. Mary tuvo la suerte de conocer y enamorarse de Jonh Brandon, el cual fue considerado como un excelente candidato por su padre, y feliz dio su consentimiento para que se casaran.

Charlie y Renée comenzaron una relación como buenos amigos, la cual un par de meses después, se convirtió en algo más y se hicieron novios.

En ella encontró lo que nunca se hubiese imaginado: el verdadero amor, sí, a pesar de sus creencias acerca del amor, estaba realmente enamorado de esa chica; tanto que en cuanto terminara sus estudios en la academia, le pediría a Renée que fuera su esposa. Sabía que los padres de ella se opondrían a que su hija se casara con alguien como él, para ellos Charlie no era digno de estar con Renée, pero eso poco les importaba a ambos.

—Hola mi amor —le dijo Charlie a Renée que lo esperaba sentada en una banca del parque donde siempre se veían.

—Charlie, tengo algo que decirte. Algo muy importante —Charlie se tensó al escuchar sus palabras, ¿acaso sus padres la habían convencido de que lo dejase?—. Yo... ¡Dios no sé cómo decirlo! —exclamó cubriendo su rostro con ambas manos y comenzando a llorar.

—Tus padres te convencieron de que no soy lo suficientemente bueno para ti y vas a dejarme, ¿cierto? —dijo Charlie con apenas un murmullo, Renée levantó el rostro y volteó a verlo.

—¿Qué? ¿Cómo puedes siquiera pensar ésa tontería? —preguntó realmente indignada, tomó su rostro entre sus manos obligándole a verla a los ojos—. Nunca, y escúchame muy bien Charlie Swan, nunca nadie podría convencerme de algo así, porque te amo con todo mi corazón. Lo que tengo que decirte es que... que estoy embarazada, vamos a tener un hijo —cuando Charlie procesó la noticia que Renée acababa de darle, una radiante sonrisa iluminó su rostro y la estrechó fuertemente entre sus brazos.

—Tenía planeado decirte esto de forma muy distinta, una vez terminara mis estudios en la academia, pero lo haré ahora —además, sólo faltan tres semanas y no hay mucha diferencia, pensó.

Charlie sacó de su bolsillo un sencillo pero hermoso anillo de compromiso, que recién había comprado esa misma mañana, y ante la mirada atónita de Renée, se arrodilló frente a ella tomando una de sus manos.

—Renée Dwyer, gracias a ti conocí el verdadero amor, me haz hecho el hombre más feliz de la tierra al decirme que seré papá, te amo y quiero pasar el resto de mi vida a tu lado. ¿Quieres ser mi esposa?

—Yo... sí, sí, sí. ¡Oh mi Dios! ¡Claro que quiero! —Charlie deslizó con suavidad el anillo en el dedo de Renée y después la besó, sellando así su compromiso.

Decidieron casarse en un mes, así Charlie habría terminado sus estudios en la academia, y podrían irse de Jacksonville a donde nadie los encontrara. El tan esperado día llegó, Charlie caminaba como fiera enjaulada frente al registro civil esperando a Renée, que ya estaba varios minutos retrasada; volvió a ver por milésima vez su reloj, y tras suspirar pesadamente, se sentó en la acera mientras esperaba.

Mientras tanto, en casa de Renée todo era un caos, su padre se había enterado de sus planes con Charlie y la había encerrado en su habitación. Renée comenzó a buscar desesperada una forma para salir de ahí, por instinto, se acercó a la ventana y maldijo entre dientes porque su habitación estaba en la planta alta. Estuvo tentada a intentar escapar por la ventana, pero no quería arriesgarse y que le pasase algo a su bebé.

—¡Por favor, abre la puerta papá! —gritó aporreando fuertemente la puerta.

—Escúchame muy bien Renée, no voy a permitir que te cases con ese maldito vividor, lo único que quiere es tú dinero —le dijo desde el otro lado de la puerta.

—¡Charlie me ama! Y aunque me separes de él, hay algo que siempre nos va a unir —llevó sus manos a su vientre para tomar fuerzas y decirle a su padre de su embarazo—. Éste hijo que llevo en mis entrañas nos unirá toda la vida.

La puerta fue abierta de forma brusca y Renée retrocedió unos pasos atrás al ver la expresión furiosa de su padre, quien se acercó a ella y le dio una fuerte bofetada haciéndola caer al piso.

—¡Eres una estúpida ingenua! Caíste en su trampa, que mejor que te embarazaras para casarse contigo. Pero ese bastardo no va a nacer te, lo aseguro —Renée se levantó con la ayuda de su madre y le dio una mirada desafiante a su padre.

—Pues... tendrás que matarme para evitarlo, porque sólo muerta dejaré de defender a mi hijo y el amor que siento por Charlie —su padre se acercó a ella dispuesto a golpearla de nuevo, pero su madre se interpuso para evitarlo.

—¡Ya basta Thomas! Por Dios, recapacita, nuestra hija necesita nuestro apoyo y si quiere casarse con Charlie que lo haga, después de todo él es el padre de su hijo, de nuestro nieto.

—No impediré que tengas a tu hijo, pero nunca, nunca permitiré que te cases con ese desgraciado.

Charlie se cansó de esperar a que ella llegara y se fue. A la mañana siguiente fue a buscarla, pero al llegar a donde Renée vivía, la vio subir a un coche seguida de sus padres, trató de alcanzarla pero le fue inútil. Los padres de ella habían logrado lo que querían, alejarlo de la mujer que amaba y al alejarlo de ella, también lo hacían de su hijo.

Los siguientes meses Charlie no paró de buscar a Renée, cuando el padre de ella se entero, hizo todo lo que estuvo a su alcance para evitar que la encontrara.

Renée se puso de parto y sus padres la llevaron al hospital, el parto era de riesgo y tuvo que ser sometida a una cesaría de emergencia. Dio a luz a dos hermosas gemelas lo que tomó por sorpresa a sus padres, el doctor les explicó que una de las bebés era ocultada por la otra, por lo que no la habían visto en las ecografías. El padre de Renée le prohibió a todos que le dijeran que había tenido gemelas, y le pagó una fuerte cantidad de dinero al doctor para que no dijera nada al respecto.

Un par de días después Renée y su hija fueron dadas de alta, llamó a la pequeña Vanessa, Vanessa Dwyer. La otra niña fue sacada del hospital por su abuelo, el cual obligó a su hija Mary a que escribiera una nota haciéndose pasar por su hermana, carta que le entregaría a Charlie junto con una de las niñas, así él dejaría de buscar a Renée.

Una tarde Charlie iba camino a donde vivía, después de que su turno en la comisaria de Jacksonville terminara, y se sorprendió al ver al padre de Renée esperándolo con un pequeño bulto entre sus brazos y apresuró el paso para llegar hasta él. El hombre le entregó al bebé y le dijo que era una niña, que Renée no la quería y que él decidiera lo que haría con ella. También le entregó una nota, donde según le dijo, ella le explicaba todo.

Charlie observó a la pequeña que le sonrió, era simplemente hermosa, sus ojos eran de color chocolate igual que los de él, el poco cabello que cubría su cabecita era de color castaño y su piel era tan pálida como la de su amada Renée. La pequeña comenzó a jugar con la mano de él y no pudo evitar sonreír, entró a la casa y fue directo a su habitación, dejó a la niña en la cama y con impaciencia rasgó el sobre para sacar la nota.

Charlie:

Lamento todo lo que pasó, pero me he dado cuenta de que en verdad no estaba enamorada de ti como creía y que mis padres tenían razón. Lamentablemente no pude deshacerme del bebé y decidí tenerlo, pero cuando nació la pequeña me di cuenta de que sólo sería un estorbo para mí, para los planes que tengo para mi futuro. He conocido a alguien más, alguien que sí está a mi nivel y, aunque al principio pensé darla en adopción, tú eres su padre y sabrás que hacer con ella. No vuelvas a buscarme, no quiero saber nada de ti ni de la chiquilla. Has de cuenta que he muerto, que para mí ambos lo están.

Charlie rompió la hoja, tiró los pedazos al piso lleno de rabia y destrozado por las palabras de la mujer de la cual se había enamorado, no podía creer que Renée fuera capaz de abandonar a su hija. Los balbuceos de la pequeña llamaron su atención y la tomó de nuevo en sus brazos.

—Todo estará bien cariño, tu madre no querrá tenerte a su lado, pero me tienes a mí.

Llamó a la niña Isabella Marie Swan, unos días después decidió volver a Forks, pidió su traslado y dos semanas después, él y su pequeña dejaron Jacksonville para comenzar de nuevo lejos de todo lo que pudiera hacerle recordar a Renée, para él estaba muerta tal y como ella lo quería.

—Por Dios hijo, ¿y ese bebé? —le preguntó su madre al verlo entrar por la puerta con su pequeña en brazos.

—Es mi hija, Isabella Marie Swan —respondió y los ojos de su madre se llenaron de lágrimas, al escuchar que le había puesto Marie como ella.

Se acercó para tomar a su nieta en sus brazos, era tan linda. Acarició con delicadeza la mejilla de la beba la cual le sonrió.

—¿Dónde está su madre?

Charlie le contó todo lo que había pasado y como Renée le entregó a la pequeña. Ella estuvo de acuerdo con su hijo en que la niña nunca se enterara de la verdad, sería muy doloroso saber que su madre no la quiso y Charlie haría cualquier cosa para que su hija no sufriera.

Dos personas que se amaban separadas por los perjuicios sociales y dos pequeñas que crecerían sin el cariño de uno de sus padres, pero por Juegos del Destino diecisiete años después, Isabella Marie Swan y Vanessa Dwyer, se encontrarían justamente en Jacksonville, el lugar donde todo comenzó.

Continuará...


¿Qué opinan? ¿Tiene alguna oportunidad o de plano lo mando a la papelera?

Esté fic a pesar de que es de humor/romance también tendrá su cuota de drama…

Algún review =)