El tiempo ha pasado desde que publiqué este Fanfic. No tenía planes continuarlo, pero viendo el panorama en el que me encuentro, decidí hacerlo. Comencé de nuevo y subí el primer capítulo con arreglos. Fue una idea original que se me ocurrió hace tiempo, si alguien alguna vez lo leyó, recordará que este Fanfic sucede en un Universo Alterno. Todo esto quiere decir, que no es igual a lo que todos sabemos, es decir, se situara en otro tiempo diferente y en circunstancias… mucho más diferentes. Esperó les agrade el capítulo. Trataré de hacer los demás lo más rápido que pueda, pues aun tengo proyectos pendientes. Pero bueno, jajaja ¿qué se le puede hacer? Siempre hay que terminar lo empezado xD Aunque este abandonado… n.n ¡A leer el Fic! xD ¡Y dejen reviews!
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Policías e Hylians
Prólogo
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Siempre la ciudad de Hyrule era la más activa en la noche que todas las demás. Quizás era por su fama o simplemente por las cosas extrañas que sucedían a cada momento, donde la vida nocturna pasaba como los segundos y los días eran largos y eternos… Esta ciudad es una de las más reconocidas en todo el país, capital de éste con nombre Hyrule. La gran tecnología y el esquema de finanzas que tenía este país eran realmente sorprendentes, y aún más, que su misma capital lo fuera. Por eso mismo, muchos asaltos había a la orden del día como tal el número de ciudadanos…
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La ciudad de Hyrule era uno de los principales puertos de comercio en todo el país, ubicada en una de las mejores posiciones a nivel mundial de ciudades famosas y poderosas. Sus escuelas eran de las más reconocidas, su comercio excelente, su tecnología espectacular pero debajo de toda esa capa de buenas virtudes, las cosas malas siempre existían. Pero ante todo el bajo mundo del crimen organizado que en cualquier sitio está, siempre había alguien mayor que ellos para detenerlos… Ahí estaba la P.A.H. En pocas palabras: la Policía Armada de Hyrule. Una de las mejores y prestigiadas agencias de policías que ha resuelto los más extraños misterios de la ciudad y meter bajo las rejas a poderosos narcotraficantes y destruir imperios del bajo mundo.
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Y hoy, justamente en esa fría noche, la P.A.H estaba trabajando.
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El sonido de las llantas rechinar del auto de lujo de color negro acabo con toda la tranquilidad que apenas comenzaba respirarse en la ciudad. El conductor, hábil como era, esquivaba a gran velocidad los obstáculos de la carretera acelerando a cada instante su avance. Un chirrido más se escuchó al fondo al tratar de dar vuelta en alguna curva peligrosa y el sonido del acelerador hacía que su sangre hirviera y la adrenalina hiciera acto de presencia.
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No sé detuvo, ni siquiera cuando el sonido de la balas chocar contra el pavimento fallaran en su objetivo. Refunfuñó por lo bajo mientras aceleraba el paso para darle alcance a la camioneta de color blanco que estaba metros adelante suyo. Su objetivo estaba cerca, sin embargo, ninguna de sus balas había logrado darle. Quizás fuera porque su presa era hábil en el volante o simplemente porque tenía una suerte de escaparse de la misma muerte… Pero el estar jugando al gato y el ratón estaba llegando a su fin, pues a lo lejos, justamente al final de la carretera el pavimento se volvió de más fácil acceso. No se necesitaba ser un genio para saber dónde estaban: en la Montaña de la Muerte. Aquel lugar rocoso ubicado muy cerca del centro Kakariko, una parte de la ciudad donde la mayoría de la gente habitaba y los negocios también.
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La camioneta blanca comenzó a hacer maniobras extrañas levantando polvo para distraer a su perseguidor, quién a pesar de eso, no se dejaba fácilmente intimidar. Ambos llegaron rápidamente al Centro Kakariko, pasaron por las calles frías y oscuras haciendo ruido por el intercambio de balas de ambos en su lucha. Hasta que llegaron a lo que parecía ser Villa Kakariko. Sitio antiguo del Centro de Kakariko donde algunas personas vivían todavía, no había edificios en aquel territorio, simplemente una comunidad rural y pacifica. Una comunidad normal como todos conocemos.
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El conductor de la camioneta blanca no tuvo más remedio que frenar con fuerza al llegar cerca de un molino gigante, al momento que su perseguidor frenaba igualmente, quedando justamente de tras suyo. Ante el asombro del conductor del automóvil negro, un sujeto extraño salió corriendo a gran velocidad de la camioneta blanca mientras se confundía casi en la oscuridad de aquel territorio, que era alumbrado por algunos cuantos faros que había por ahí. El sujeto extraño corrió en dirección del Cementerio, que estaba a unos 5 minutos de la Villa Kakariko.
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El otro conductor salió a seguir a su presa, era veloz y no le costó mucho quedar muy cerca del otro, quién justamente entraba por la puerta principal del Cementerio. El perseguidor corría con su gran velocidad y desenfundó una pistola mientras trataba de apuntar a su presa, aquella que se perdía entre las numerosas tumbas del Cementerio de esa cruel noche.
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Ese era su trabajo: cazar criminales a toda costa.
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—¡Sé que estás aquí, y no escaparas de mi! —pronunció el perseguidor al momento que su cabello largo ondeaba en con el viento de la noche, unos lentes oscuros hacían que su fino rostro se perdiera en ellos e impidieran ver el color de sus orbes. Su traje era ajustado de color negro complementándose con una chamarra de ese mismo color, unos pantalones y botas. Todo un conjunto para quizás pasar desapercibida en una noche como esa.
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Miró fijamente en todas partes tratando de encontrar a su presa sin dejar de apuntar con su arma. Hasta que por fin, escuchó como de tras suyo unas hojas secas crujían como si alguien las hubiera pisado en su descuido. Ahí fue donde se giró rápidamente disparando su arma sin vacilar, donde alcanzó escuchar un gemido y como algo caía fuertemente al piso.
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—Te tengo— pronunció al instante para correr en dirección del cuerpo que yacía en el suelo del Cementerio. Lo tomó de ambos brazos mientras colocaba unas esposas en sus manos con brusquedad. Lo alzó por el cuello de la camisa con fuerza para levantarlo del suelo.
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No estaba muerto, simplemente había dañado su hombro izquierdo con la bala.
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Segundos pasaron para que varias patrullas de policías se escucharan a lo lejos. Poco falto para que llegaran al encuentro, alguna de ellas, la que iba al frente detuvo su marcha. De ahí bajó un goron grande con un traje de color negro, casi como un esmoquin, sólo que no tan elegante. En un lado tenía lo que parecía ser una pistola y en su pecho una especie de insignia policial. Al bajar aquel extraño goron de la patrulla de policía, sacudió su traje y de tras de él, varios agentes de policías bajaron con tranquilidad.
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Se detuvo entonces a escasos metros donde se encontraba el criminal esposado.
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—Buen trabajo— le felicitó al notar a la chica que sostenía al criminal con violencia—. Escuche que me hablaste, tenías problemas por capturarlo, pero veo que lo has resuelto. Muy a tu estilo si me permites decirlo…—pronunció el Goron mientras se acercaba con lentitud esbozando lo que parecía ser una ligera sonrisa.
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—Sí, pero fue más fácil de lo que pensé al final— la voz de la chica resonó en el sitio quien apenas esbozando un sentimiento en su rostro apretó el agarre del sujeto que sostenía en manos— ¡Muy bien! Tienes derecho a guardar silencio o todo lo que digas se pondrá utilizar en tu contra— con severidad dijo aquella frase mientras colocaba al individuo lastimado en la puerta de la patrulla de policía y comenzaba a inspeccionarlo. Sus manos se movieron por el cuerpo del criminal hasta dar en alguno de sus bolsillos, extrayendo un pequeño paquete con polvo blanco— Lotería…
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—Cocaína— pronunció el goron para sujetar al criminar e introducirlo a la patrulla de policía antes de cerrar la puerta.
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—Es totalmente ilegal, tendrá por lo menos unos cuantos años en la cárcel por esto, sin mencionar la lista de actos que tiene que responder— entregó la chica el paquete al goron mientras le miraba.
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—Mmm… cierto. Bien, te felicito Zelda. Has hecho otro buen trabajo— musitó no sin antes dirigirle una mirada en forma de victoria por otro buen trabajo. Se introdujo al automóvil mirándola por la ventanilla, haciendo una seña para que se acercara la joven agente hasta el sitio.
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—Gracias Darunia, hago mi trabajo, es una suerte contar contigo siempre— agradeció ella mientras lentamente se retiraba esos lentes oscuros dejando ver sus ojos azulados como los días más soleados—. Es mejor que te lo lleves a la estación de la P.A.H, ahí evaluaran lo que se merece este sujeto.
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-Sí, eso haré Zel. Entregaré el informe de tu captura, estoy seguro que el jefe te recompensará— dicho esto, Darunia encendió la patrulla comenzando su marcha hasta perderse de la vista de la joven de piel blanca y ojos azules.
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Zelda esbozó una sonrisa.
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Su trabajo… ese era el pan de todos los días.
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—Jefa… mire lo que encontramos —musitó algún agente más—. Hay varios paquetes de marihuana en la camioneta— informó.
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—Bien, llévenlos a la estación de P.A.H, el resto se encargara de esto.
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El agente asintió mientras hacía lo pedido. A los pocos minutos, la chica ya salía de aquel lugar visiblemente cansada después de una larga jornada de trabajo de perseguir a esos criminales, quienes siempre estaban al orden del día para inestabilizar la seguridad de la ciudad. Ella era Zelda, agente especial de la P.H.A, y debían temerle.
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Ya este Fanfic es viejisisimo como comente, decidí separar está parte como prólogo y lo que resta como capitulo uno para evitar que quedará más largo. En estos días siguiente haré otra actualización para el capitulo dos, espero disfruten la historia y el hecho que regrese jejeje también espero que arreglen el problema de , es un caos total eso de no poder subir capítulos e historias.
