¡Buenas otra vez! Hoy vengo también con un Taeli dedicado a Rach, que también me ha elegido el tema (espero haberlo plasmado bien, ay). Lo cierto es que no sé si hacerlo two-shoot, así que depende de lo que me digáis lo haré o no.

Como siempre, Akatsuki no Yona no me pertenece, sino que es de Kusanagi. ¡Espero que lo disfrutéis!


¿Cuánto tiempo hacía que no veía a Taewoo? ¿Cuatro? ¿Cinco horas, quizás? El joven general había desaparecido hacía ya bastante y algunos, como la joven que no reconocería que lo estaba, estaban preocupados por él. ¿Qué le costaba decir a dónde iba o algo, en general? No; el muy idiota había soltado su naginata al final del entrenamiento, no de muy buen humor precisamente, y se había marchado.

Eso había ocurrido cuando el sol estaba empezando a caer. En ese momento, ya era entrada la noche y la hora de la cena había pasado hacía ya bastante rato. Nadie sabía dónde estaba el general y Mundok se empeñaba en decirles a todos que no se preocupaban, que ya volvería. Sin embargo, la joven empezaba a sospechar que hasta el anciano había comenzado a preocuparse.

Por ello, no dudó un segundo cuando salió de la mansión a más de media noche a buscarle. Le encontraría, le devolvería a la mansión arrastrándole de la oreja si hacía falta y le echaría la bronca de su vida. Se le iban a quitar las ganas de desaparecer para los próximos veinte años. En la ciudad ya no había demasiado movimiento y resultaba difícil ver debido a la escasa iluminación, pero eso no detuvo a Lili. Pasó por la entrada a la ciudad, ya que como Handae estaba de guardián de la puerta esa noche, quizás estuviera allí. Sin embargo, no fue tal como esperaba. El rubio le dijo que no lo había visto, pero que si lo veía pasar lo mandaría a la mansión de inmediata. También intentó tranquilizarla y decirle que volviese, pero ella agradeció e ignoró sus palabras, emprendiendo de nuevo la búsqueda.

Siguió su ruta, la cual incluía cualquier lugar de la ciudad, el río, la parte alta de éste y cualquier lugar, por estúpido que le pareciese, pero no obtuvo ni una pista. Finalmente, acabó en el último lugar en el que había visto al joven, ya sin apenas esperanzas. Se estaba empezando a poner bastante nerviosa y su desesperación aumentaba por momentos. ¿Le habría ocurrido algo? ¿Se habría caído y habría perdido el conocimiento? Ideas escamosas se agolparon en su mente en tan solo un instante y no era capaz de deshacerse de ellas.

Iba a darse la vuelta y a emprender la vuelta a la mansión por si por un casual él había vuelto, pero escuchó un ruido. Un escalofrió la recorrió, pero no llegó a asustarse, al menos no del todo. El ruido se asemejaba a algo así como un llanto o un lamento. Así que, con la posibilidad de encontrarse a un espíritu en pena, Lili se dirigió a la fuente del sonido, preparada para salir corriendo en dirección contraria y sin detenerse si era necesario.

Sin embargo, y ante su completa sorpresa, lo vio. Al fin encontró a Taewoo, sentado en el suelo detrás de varios arbustos y maleza que no desgarraron la tela de su vestido casi de milagro.

—¡Taewoo! —Gritó ella, con los brazos colocados sobre su cintura. Ese grito sobresaltó en gran medida al contrario, el cual se giró hacia ella y rápidamente volvió a darle la espalda. No había sido más que un segundo y con apenas luz, pero le había parecido ver que tenía los ojos llorosos. Además, eso cuadraba con los lamentos que había escuchado, así que avanzó hacia él y se puso a su lado.— ¿Qué rayos te pasa? ¿Sabes lo preocupados que están todos?

—Vete. —Fue lo único que respondió él, apoyando la cabeza sobre una de sus manos para evitar que ella le viese el rostro.

—¡Ni de broma! ¿Sabes el tiempo que llevo buscándote? ¡He recorrido toda Fuuga y me duelen incluso los pies! ¡No pienso irme de aquí sin ti, así que por mí como si te tengo que llevar literalmente de las orejas!

—¡Lili, vete!

Aquella fue la primera vez que Taewoo perdió la paciencia y le gritó a Lili; hecho que no pasó inadvertido para ninguno de los dos. Ninguno sabía a quién le había dolido más de los dos aquella voz. Ambos se quedaron observándose a los ojos. Los de él, mostrando sus lágrimas y el arrepentimiento por haberle gritado, y los de ella la confusión, y sobre todo la preocupación que llevaba varias horas sintiendo y que se había acentuado en ese mismo instante.

—Lo siento m...

—Sh, calla.

La joven no dejó hablar al general, aunque éste intentó terminar al menos la frase, pero no le fue posible. Lili se arrodilló a su lado, y con un rápido movimiento que dejó incrédulo al joven, lo atrapó entre sus brazos y le obligó a que apoyase la cabeza contra su hombro. Su abrazo era firme, pero Taewoo percibía una calidez que nunca antes había sentido. Tras unos instantes dudando, finalmente él pasó los brazos por la espalda ajena y se abrazó a ella. No pudo evitar el repentino llanto silencioso que llegó después de eso, pero ella no hizo nada para evitarlo. Dejó que llorase sobre su hombro y en ningún momento rompió el abrazo, sino que incluso lo afianzó un poco más.

Cuando al fin Taewoo dejó de llorar, Lili se separó un poco y le dio un golpe con el puño en la cabeza, bastante más suave de lo que él había esperado al ver su mano. Más bien había sido como un pequeño toque cariñoso que inundó aún más de calidez su corazón, si es que eso era posible.

—No sé qué es lo que te ha pasado pero... Seguro que es algo que no merece tus lágrimas. Sea lo que sea.

Tras esas palabras, hubo otro momento de silencio en el que la joven desvió la mirada, aparentemente avergonzada por lo que había dicho. Sin embargo, el joven esbozó al fin una pequeña sonrisa. Pequeña, pero sincera.

—¿Estabas preocupada?

—¿Qué? ¡Claro que no! —Respondió, levantándose con rapidez y pisándose el vestido en el proceso, por lo que se tuvo que apoyar en el hombro ajeno.— ¡Eso sólo que no aguantaba a la gente que tenías preocupada y preferí salir a buscarte!

—Seguro que fue eso...

Taewoo al fin se levantó y quedó frente a frente con la muchacha, dedicándole esa sonrisa que se había formado en sus labios. Ella se cruzó de brazos y se giró, quedando de costado hacia él mientras le miraba de reojo.

—Claro que lo fue. Y para que te quede claro; no te estaba animando ni nada, es solo que detesto a la gente llorar, no solo a ti. Así que ahora, volvamos a casa.

—¡Yo no estaba llorando!

—¡Vamos ya si no quieres que te haga llorar de verdad!

El general soltó un gruñido por esa amenaza y comenzó a caminar de forma rápida hacia la mansión, dejando atrás a la joven. Debido a la maleza y a lo largo que era su vestido, le costó salir de aquél lugar y estuvo soltando maldiciones, dedicadas tanto a la maleza como al general, mientras conseguía desengancharse del todo.

—¡Pero espérame! —Gritó, mientras intentaba darle alcance.

—Shh, hay gente durmiendo. —Dijo, llevándose un dedo a los labios para mandarla a callar.— Además, no quiero que me hagas llorar. Con lo violenta que eres, seguro que lo haces dándome una paliza o algo así.

—¡La paliza te la voy a dar como no me esperes!

—Pero aclárate con lo que dices. —Se dio la vuelta mientras continuaba caminando, solo para hacerla rabiar y por ello, no vio la piedra que había en el suelo y con la que se tropezó, haciendo que casi cayese al suelo si no hubiese sido porque Lili le alcanzó en el momento justo y lo sujetó por los brazos.

—Oh, vamos. No sabía que fueras tan desastre. ¿Era eso por lo que llorabas?

Él soltó un bufido, como si de un animal se tratase y se dio la vuelta para al fin caminar los dos juntos.

—No, lloraba por ti. —Respondió, mirándola con el ceño fruncido.

—Ja, ja, muy gracioso. La próxima vez va a ir a buscarte quien yo te diga.

En realidad Lili no supo si aquello iba en serio o no, pero su corazón dio un vuelco dentro de su cuerpo igualmente. Tras eso, caminaron en completo silencio hacia la mansión, la cuál tenía varias luces encendidas pese a lo tarde que era. Por ello, no fue una sorpresa encontrarse a Mundok esperando en el recibidor con evidente enfado.

—Yo... Eh... ¡Buenas noches! —Sabía que aquello no iba con ello, pero por si acaso prefería huir y dejar a Taewoo a su suerte, después de todo, él se lo había buscado.

—¡Eh, espera! ¡No me dejes aquí solo!

Por desgracia, Lili ya había desaparecido por el pasillo y Mundok se había levantado en el suelo. El joven general sospechaba que eso no tendría un buen final para él y se preparó para lo que tuviese que venir.