Para Naru, Mai era de aquellos individuos que son únicos y singulares. Demostrándose en la alegría que transmitía, en las habilidades que poseía, en la sonrisa que emitía. Era de esas personas que se te cuelan en el corazón y no podes hacer que se vaya.

Se queda ahí... para siempre.

Mai era única en su especie, sabía que no iba a encontrar a otra persona igual, al menos en esta vida.

No habría otra que lo enfrente, lo rete y que diga lo que piensa sobre su persona. Iba a ser difícil, que además encuentre a un ser, el cual se preocupe más que a sí mismo y que esté dispuesto a arriesgarse físicamente por ella y que se le acelere su corazón al verla aun si no se encuentra en riesgo.

Ella era tal como un animal en peligro de extinción, por eso tenía que protegerla; él no iba a dejar que se extinga, que desaparezca o que fuera de alguien más.

Porque ella -aun si todavía no lo sabía- era de él, esa, única y singular persona que sea adueñado de su corazón.