Los personajes pertenecen a: Michael Dante Dimartino y Bryan Konietzko.

Habían pasado ya muchos años desde que esa pequeña niña de piel morena había entrado el primer día de clase gritando: "Soy el avatar acéptenlo".

Esto sorprendió a todos los niños de la escuela, al parecer la joven avatar estudiaría en ciudad Republica mientras completaba sus otros entrenamientos. Sin embargo a Asami no le causo ninguna impresión, no se sentía muy unida a ese mundillo después de todo no era una maestra.

Si bien era cierto que aunque compartían clase no habían hablado ni una sola vez. Cada una iba por su lado mientras que Korra se juntaba con los chicos siempre bromeando, ella se juntaba solo con las chicas de la clase.

Era ya el último año y pronto tendrían los exámenes finales, Asami se encontraba repasando una de las materias más complicadas pero debía esforzarse porque por fin lograría entrar a la universidad tenía que pensar en el futuro de la empresa familiar.

Korra como siempre andaba molestando a sus compañeros, de pronto rompieron a reír cuando el profesor la regaño. Fue entonces cuando poso sus verdes ojos en ella, suspiro, no podía evitarlo le ponía de los nervios.

La clase termino, se arregló el cabello pero cuando se disponía a salir el profesor le llamo la atención.

-Señorita Sato, venga aquí por favor. –Ella se acercó con una sonrisa.

-Dígame.

-Le recuerdo que aún no ha entregado su trabajo sobre las Artes de Control.

-¡¿Qué?! Pensé que no era necesario. –Se rasco la cabeza. –Después de todo yo nunca seré una maestra.

-Aun así debe realizar el trabajo si quiere poder ir a la universidad.

-¿No puede hacer una excepción? –Pregunto alarmada, por mucho que buscará en la biblioteca sabía que el profesor no iba a quedar satisfecho con cualquier trabajo.

-No, no hay excepciones. Por eso mismo la avatar Korra le ayudará en ello.

Korra que pasaba por allí no pudo evitar alterarse.

-¿Cómo?

-Como ha oído avatar Korra, no hay excepciones. Tendrá que entregar el trabajo también. Que pasen un buen día y recuerden que les queda una semana de plazo.

Las dejo allí solas, la situación fastidiaba completamente a Asami ya que no solo no tenía ni la más mínima idea de por dónde comenzar sino que ahora tendría más problemas para estudiar.

Suspiro apenada, sin embargo no pudo evitar reírse de la cara de su compañera que aún seguía bloqueada señalando a la puerta.

-¿De qué te ríes Sato? –Pregunto Korra cuando se hubo recuperado.

-De nada, de nada. –Contesto moviendo las manos.

Había visto a la avatar enfadada otras veces y sabía que era mejor no echar más leña al fuego, después de todo tendrían que dedicarle una semana a esto.

-Escucha Korra, pásate por mi casa por las tardes para hacer el trabajo.

-¿Qué? –Ella parecía molesta. –No, no pienso pasarme por allí todas las tardes. Mueve tu culo al templo Sato.

Asami volvió a suspirar.

-Mira a mi la situación tampoco me gusta pero debemos esforzarnos. –Le sonrió intentando calmarla. –Un día en el templo y otro en mi casa, es lo más justo, ¿Te parece?

Al menos parecía que la avatar se hubiera calmado. Finalmente acepto y se marchó corriendo. Asami sin embargo se quedó un rato más en la clase sentada en su pupitre. Realmente ellas nunca habían hablado, y quizá tuviera parte de la culpa o bueno la culpa entera, pero ¿por qué era tan arisca con ella?

Ahora le tocaría pasar tiempo juntas y por mucho que Korra fuera la avatar dudaba que eso le facilitará el trabajo después de tantos años viendo cómo se distraía por cualquier cosa, sin entregar los deberes ¡e incluso durmiendo en clase! Esto no sería sencillo.

Suspiro de nuevo como muchas veces había hecho hoy, recogió sus cosas y salió. Debía aprobar como fuera o sino tendría serios problemas.