Te gusta romperme el corazón

Capitulo 1

La historia se repite

Bella pov

Venía manejando tranquilamente, mi vieja Chevy de color rojo. Regalo de bienvenida de Charlie cuando llegué a Forks.

Pensaba de todo un poco. Obviamente lo primero que se me ocurrió pensar fue en la maravillosa noche que pasé ayer con Edward, mi novio, en la que me entregue a él en cuerpo y alma, y él ya no puso objeciones por su autocontrol. Obviamente en todo fue muy atento, como siempre, por eso lo amo. Es la persona con la que quiero pasar toda la eternidad. El es todo lo que una mujer puede desear, bueno, dulce, atento, apuesto, se me acaban los adjetivos para describirlo, el es simplemente perfecto.

Luego pensé en la familia de Edward, los Cullen. El y toda su familia eran vampiros.

Edward solía decir que cualquier humano con un poco de instinto de supervivencia, lo cual yo no tenía al ser un imán de problemas, hubiera salido corriendo al descubrir lo que ellos son. Yo no les tenía "miedo" como él decía que tenía que tenerles, yo sentía todo lo contrario, sentía y sabía que junto a ellos siempre iba a estar segura. Una de estas razones es que ellos no beben sangre humana, sino que siguen una especie de dieta, que creó Carlisle, beber sangre de animales. Eran como vampiros vegetarianos.

No puedo negar que me asuste en mi último cumpleaños, cuando me corte con un paquete y a Jasper le atrajo mi sangre, e intento saltar sobre mí, pero Edward se puso entre nosotros y evitó cualquier contacto. Después de todo Jasper era el que lleva menos tiempo siguiendo la dieta de Carlisle.

Siempre me había llevado bien con toda la familia de Edward. Carlisle y Esme eran los "padres" adoptivos de Edward. Con ellos siempre me había llevado muy bien, ellos me veían como una hija y yo a ellos como unos padres. Alice era la hermana de Edward, un tanto fanática por la ropa. Ella tenía un don que le permitía ver el futuro según las decisiones que tomara la gente. Con ella éramos como hermanas. Con Emmett yo era la hermana a la que siempre podía joder.

Jasper y Rosalie eran otro caso. Con Jasper nos aviamos acercado un poco mas pero siempre en presencia de otro integrante de la familia. En cuanto a Rosalie, ya por lo menos éramos amigas. No de las mejores pero con decir amigas ya era un gran avance.

Otra cosa que se me ocurrió pensar, es que ya han pasado dos meses sin saber nada sobre Victoria, desde la última visión de Alice, por la cual Edward me sacó de Forks y me llevó a Phoenix con la escusa de visitar a mi madre. ¿Se habrá dado por fin por vencida con la idea de matarme? Según Victoria lo correcto es matarme a mí, tal como Edward mató a su compañero James, y de paso vengar la muerte de su amigo Laurent.

Serré ese pensamiento debido a que ya había llegado a mi casa. Estacioné en el lugar de siempre, y me bajé de mi automóvil con las compras del supermercado. Entré a mi casa y me pegue un susto al ver a Edward sentado en la mesa, esperándome, supongo.

-Edward, me asustaste. –le dije mientras dejaba en la mesada de la cocina las compras.

-No era mi intensión –dijo un tanto ¿frio con migo? Esto era raro-. Tenemos que hablar Bella. Sígueme. Vamos a dar un paseo.

Esas palabras. Esa forma de mirarme. Solo me recordaba a un año atrás cuando me dejo porque él pensaba que si se iba y me dejaba Victoria lo perseguiría y me dejaría en paz a mí.

Pero por qué Edward me trataba así después de que la noche anterior me había dicho innumerable de veces que me amaba y nunca me dejaría ir. ¿Qué estaba pasando? No entendía nada. Lo seguí en silencio aun sin entender. Iba reconociendo el lugar. Estábamos yendo por el mismo lugar en el que la última vez me dejó. Estábamos en el mismo lugar.

-Bella… –comenzó a hablar con un tono de voz extraño- esto fue un error.

-No entiendo… ¿Qué fue un error, Edward?

-Todo, lo que pasó anoche entre tú y yo, el que tú me hallas ido a buscar a Volterra, el que yo volviera para rescatar la última oportunidad que nos quedaba –dijo tan rápidamente que casi no logro entender.

-Edward… ¿Qué quieres decir? – logre decir entre sollozos y lagrimas amenazando con salir.

-Que no te amo Bella,-si antes las lágrimas solo amenazaban, ahora eran imparables- pensé que como tuviste el valor de ir en busca de mi, desafiando tu propia muerte, teníamos alguna oportunidad, pero veo que no.

Mi mundo se estaba viniendo abajo de nuevo. El me quería decir que nunca me amo. Que todo fue una farsa. Que se acostó con migo solo por ver qué pasaba, por ver si podíamos mejorar nuestra relación.

-¿Pero entonces lo de anoche…? –le dije con todas las fuerzas que me quedaban.

-Ya te dije que lo de anoche fue todo un error.

-Pero… Edward, dijiste que me amabas, que nunca me lastimarías…

-Nunca te amé Bella. Esto que teníamos era simplemente atracción, nada más –mi corazón no podía estar más hecho pedazos -. Entiende que es lo mejor Bella, para no lastimarte.

¿Me estaba pidiendo que lo entendiera? ¿Que solo escuchara estas palabras e hiciera como si nada? Si era eso o no lo que quería decir, era exactamente lo que iba a hacer.

-No te preocupes Edward, que no pasa nada. Me dejas una vez, te enteras que estoy muerta, te quieres matar y yo como una estúpida te salvo y te recibo con los brazos abiertos, y así me pagas volviéndome a dejar -le grité con todas mis fuerzas-. Es más sabes, me siento mejor imposible siendo tu juguetito Edward –salí corriendo de ese lugar hasta mi casa. Una vez allí serré todas las puertas decidida a encerrarme en mi cuarto y llorar hasta quedarme sin lágrimas.

¿Cómo podía haber estado tan siega? Justo cuando mi vida comenzaba a ser color de rosa, era ese el momento en el que tenía que haber empezado a desconfiar.

No sé cuánto tiempo pasé así, sola, llorando otra vez por Edward. Llorando por ese maldito vampiro que me destrozaba el corazón todo el tiempo, sin importarle mis sentimientos sin importarle nadie más que él. Ya estaba harta de llorar por él, por sus abandonos, este rostro no derramaría una sola lágrima más por él.

Decidida, me levanté de mi cama. Miré por la ventana y vi que ya estaba oscureciendo. Me sequé los rastros de lagrimas que quedaba en mi rostro, y me di un baño con agua tibia así me relajaba y pensaba tranquila.

Una vez fuera del baño me cambié y bajé a preparar la cena para Charlie, ya que yo no tenía hambre, pero me llevé una sorpresa al ver que él ya había llegado. Estaba comiendo pizza y viendo partido. Entonces notó mi presencia en la mitad de la escalera.

-Hey Bells, veo que ya terminaste de bañarte –emm… era lo obvio, puesto que me estaba viendo.

-Sip… -trate de simular que no pasaba nada, pero como siempre mi rostro me delató- de hecho venía a prepararte la cena. Pero por lo visto ya te has arreglado sin mí.

-Este, si. ¿Te pasa algo? No tienes buena cara.

-No, no me pasa nada papá. Estoy un poco cansada, debe ser eso.

-Okey. Ven vamos que todavía queda pizza –me dijo mientras se corría hacia un lado del sillón para que me sentara a su lado.

-No, gracias. No tengo apetito. Me voy a dormir, buenas noches papá.

Y así subí las escaleras directo a mi habitación escuchando un "okey" de Charlie. Apenas me acosté me vino todo el peso del día encima, asique concilié el sueño fácilmente.