AN: Secuela del final alternativo feliz de "No juegues en el bosque" (N°10136604, final alternativo 2). Es muy violenta (mucho más que mis historias anteriores), tiene escenas de abuso de poder, de sexo, y creo que también es políticamente incorrecta. Como las anteriores, contiene palabrotas. Puede resultar repulsiva y chocante para mucha gente, por lo que no la recomiendo para menores de edad ni para adultos que se sientan mal leyendo esa clase de cosas.
Está ambientada en el futuro, siglo XXIII, postguerra, en una sociedad globalizada y retrógrada, que respeta muy poco el libre albedrío de las personas. Está contada en primera persona, desde el punto de vista de Daniela. No conozco los lugares que menciono, por lo que si parecen poco creíbles es por eso. Tendrá, según mis cálculos, más de veinte capítulos.
Capítulo 1: Cómo ha cambiado todo
Todo ha cambiado muchísimo desde la última vez que escribí. Hace más de un siglo que llamo mamá y papá a mis padres. Eso fue lo último que conté, creo.
¿Por dónde empezar? ¡Uf! El mundo está irreconocible, cuando lo comparo con el de esos años. Y mi vida también ha cambiado bastante.
De partida, ahora soy famosa. Sí, soy mundialmente conocida por ser la más joven de los pocos vampiros que quedamos. Los vampiros ya fuimos descubiertos por los humanos, y los que quedamos somos todos "vegetarianos". Además, he estado en la cárcel varias veces. Ya tengo un prontuario de cinco condenas. Y la familia ha crecido. En fin.
Mejor parto resumiendo los acontecimientos históricos mayores, para que mi relato tenga algún sentido.
Los humanos casi se extinguieron, durante el siglo XXII. Y no fue culpa de los vampiros, no, ellos mismos se cavaron su propia tumba. En esos tiempos todos eran sumamente libres, y como muchos eran también sumamente estúpidos dejaron la cagada. Mucha delincuencia y violencia a todo nivel terminaron dejando sobrevivientes aterrados, y dispuestos a entregar parte de sus libertades individuales con tal de que el nuevo orden les entregara alguna clase de seguridad y, valga la redundancia, orden.
La baja en la población humana tuvo como consecuencia una baja drástica en la población vampírica tradicional. Pura biología… Como la sangre humana escaseaba, comenzaron a matarse entre ellos. Y, como andaban muertos de sed, tampoco fueron capaces de ir creando nuevos vampiros. Les era difícil tener ese nivel de autocontrol estando tan sedientos y, con la poca sangre disponible, también era una mala idea ir creando competencia. La baja en la población de nuestra especie comenzó a notarse principalmente a fines de ese trágico siglo.
Tanta escaramuza vampírica en medio de una sociedad altamente tecnologizada terminó dejando en evidencia a los de mi especie. Los humanos, aún casi extintos como estaban, no eran completamente idiotas. Terminaron exterminando hasta a los Vulturis a punta de bombas. La tecnología está a favor de los humanos, ya que ahora tienen bombas incendiarias de gran poder, que pueden lanzar desde una gran distancia y con una asombrosa precisión. Cuando el vampiro nota el fuego, éste ya está prácticamente encima de él y a todo su alrededor. Vampiro localizado, y ¡fuf! Área calcinada. Vampiros 0 – humanos 1.
En esa época ya no quedaban muchos humanos en el viejo continente, que fue donde comenzó la extinción, y las fuerzas de paz bombardearon donde fue necesario sin grandes cargos de conciencia ni oposición de la opinión pública.
Los pocos vampiros "tradicionales" que sobrevivieron fueron los que atinaron a hacerse vegetarianos. Era eso, o morir. Sólo se salvaban los pocos que, antes de ser destruidos, alcanzaban a mostrar que tenían los ojos claritos como los de mi familia.
Ahora está prohibido crear nuevos vampiros. Sólo las fuerzas de paz tienen ese poder. Carlisle trabaja para ellos, de hecho. Es el responsable de "crear" vampiros para la fuerza de elite responsable de mantener el orden en el planeta. Se crean muy pocos, y muy esporádicamente, ya que como no mueren no hay necesidad de reponerlos. Muchos humanos postulan, y es muy difícil que los escojan. Son sólo setenta y siete, y son todos de entre treinta y sesenta años al ser convertidos. Los escogen sobre todo por sus cualidades morales, ya que se supone que tienen que ser incorruptibles luego del poder inmenso que tendrán. Me da risa que mi papá sea una especie de "padre" del ejército de elite. Carlisle solía ser un pacifista.
Ahora que no tenemos que escondernos, paradójicamente, estamos casi siempre encerrados. Irónico ¿no? Mis hermanos y yo ya no podemos ir a la escuela, ya que aunque somos, en teoría, "confiables" de todos modos se nos considera demasiado "menores" como para que interactuemos con los niños humanos en forma perfectamente segura.
Eso es otra cosa que ha cambiado bastante en esta sociedad involucionada. Como, retrospectivamente, se llegó al consenso de que el exceso de libertades individuales terminó siendo la perdición, ahora se ha vuelto a una sociedad con muy pocas libertades individuales. Ahora "quien peca paga" y no hay mucha misericordia. Cuando un "menor" humano quebranta la ley pagan sus padres, por lo que éstos se cuidan mucho de que sus retoños no metan la pata. No hay forma de evadir a la justicia, para los humanos. Ahora cada individuo tiene su ADN mapeado y un chip de rastreo introducido dentro de él. Se sabe casi automáticamente quien cometió un crimen y dónde fue. Como podrán adivinar, el crimen se ha reducido a prácticamente cero. Y a qué costo…
Ahora los humanos viven todos más de ciento veinte años, y se considera "niño" a todo menor de veintiún años. Es cómico, ya que ahora hasta Emmett es considerado un niño, y Carlisle se salvó sólo por dos años. Ahora azotar a los hijos y alumnos no es sólo absolutamente legal, sino que hasta bien visto. Completamente involucionado, como dije. Aunque, como malherir a otro es un crimen, los humanos se cuidan mucho de no abusar. No voy a negarlo: la mayoría de los niños de ahora son unos angelitos. Obligados, ya que ningún adulto quiere pagar por las malas acciones de los niños que tiene a cargo, y por lo tanto no dudan en pegar a los que tratan de portarse mal.
Ahora tener hijos es una obligación para los humanos. A la inversa de lo que ocurría en la China del siglo XX, donde tener más de uno era ilegal, ahora es ilegal tener menos de tres. Y, como tecnológicamente es posible tenerlos aún para los humanos gay o los biológicamente estériles, nadie se salva. Hasta en eso estuvieron dispuestos a ceder los humanos, aterrorizados ante la inminente extinción.
Aunque el matrimonio no es obligatorio, muchos optan por casarse jóvenes, cumplir con la ley de los tres críos, y luego se divorcian y viven su vida por el resto de los muchos años que les quedan. Ahora tener cincuenta es como tener treinta en mis tiempos. Es el comienzo de los mejores años, con los hijos ya criados y más de la mitad de la vida por delante. Cuando el tercer hijo cumple veintiuno muchos padres celebran la fiesta del deber cumplido. Aunque también hay muchos humanos a los que les gusta eso de reproducirse como conejos, conozco buenos ejemplos.
El gobierno central provee educación y salud, a costa de unos altísimos impuestos. Pero la cesantía es casi nula, los sueldos son altos, y quejarse del gobierno es mal visto por lo que hay pocos reclamos. Y todo es caro, por lo que hay poco desperdicio y mucho reciclaje. La mayoría considera que el mundo está mejor. Yo, que he vivido en otros tiempos, tengo mis serias dudas. Cuando era humana hubiera sido inconcebible que el gobierno te obligara a tener hijos, o que te metieran un chip en el cuerpo. En la iglesia de mis padres lo hubieran considerado incluso satánico.
Lo del chip es una de las cosas que más odio en mi existencia, ya que ni los vampiros con padres en el gobierno nos salvamos. Todos tienen dispositivo de rastreo, sin excepción. Hasta las vacas lo tienen, y con eso digo todo.
Los humanos la llevan fácil, ya que con una simple operación ambulatoria, con anestesia, quedan listos. Pero no existe anestesia para los vampiros, y nos meten el chip, literalmente, por el culo. Para que duela menos, según Carlisle… Dice que eso es más humanitario que hacernos un agujero como a los humanos. Y a la mierda ésa se le agota la batería cada seis años aproximadamente por lo que Carlisle, cada cinco años, nos saca el dispositivo a todos, y tras revisar que sigue operativo le pone otra batería y para adentro de nuevo. Es horrible. Esme aguanta estoica para dar el ejemplo, pero hasta a Emmett lo tienen que sujetar. Y no es que seamos unos mamones, es que el dispositivo ese (por culpa de la maldita batería) es grandote, no entra fácilmente, y para que nadie se lo pueda sacar lo tienen que meter bien adentro y acomodarlo. Y, aunque los vampiros nos curamos rápido, igual nos duele cuando nos rompemos. Yo creo que los vampiros de las fuerzas de paz deben ser todos muy homosexuales, ya que Carlisle dice que no gritan ni se retuercen como nosotros cuando les cambian las baterías a sus dispositivos de rastreo.
Otra cosa que ha cambiado es la forma de alimentarse. Ya no cazamos. Ahora bebemos sangre fresca de matadero, la misma porquería con la que los humanos hacen las prietas y la comida para perros. La traen todas las semanas a la casa, y nos la tenemos que beber delante del funcionario de gobierno que certifica que todos cumplimos. Al principio fue pelea, ya que mis hermanos intentaron hacer huelga de hambre. Pero Carlisle, contagiado por el nuevo orden, les pegó a todos hasta que bebieron. Dijo que, trabajando él para el gobierno, teníamos que dar el ejemplo. Yo me alegré de haber seguido con la política del "come y calla", ya que me libré. Aunque igual fue horrible escuchar cómo se los llevaba aparte por turno y los castigaba hasta que bebieran. Mis hermanos no le dirigieron la palabra en toda la semana, aunque bebieron obedientes desde entonces.
Ahora vivimos en el viejo mundo, en lo que solía ser Suiza, por culpa del trabajo de Carlisle. Vivimos en un terreno muy grande, muy bonito, una perfecta jaulita de oro custodiada día y noche por militares. Como dije, no vamos a la escuela. Al principio, cuando todavía vivíamos en Norteamérica, Esme nos dejaba en paz. Pero luego de un par de años fue evidente que la cosa no estaba funcionando. Mis hermanos, todos "menores" con el nuevo orden, ya no podían conducir ni salir cuando querían, y comenzaron a volverse locos todo el día confinados a nuestra casa. Aunque no era tan chica, y tenía harto jardín y bosque, cuando corres como vampiro todo espacio termina siendo demasiado pequeño. Esme se resignó a organizar nuestro día en una especie de escuela. Como con la sangre, hubo resistencia. Pero, entre ella y Carlisle, nos convencieron a fuerza de palmadas. Y, como no nos quedaba opción, terminamos obedeciendo resignados.
No es como cuando yo estudiaba con ella, ya que no hay mucho que podamos aprender que no sepamos ya. Las materias escolares tradicionales no son una opción. Pero Esme nos obliga a leer libros nuevos constantemente, a escribir, a tocar música y, periódicamente, contrata a algún humano que nos venga a enseñar otro idioma o a tocar nuevos instrumentos. Ella también estudia con nosotros, como una más. Y, como yo no aprendo tan rápido como el resto, ella me termina de enseñar en los meses que siguen.
Nuestra casa de ahora es muy grande. Aunque suene "vultuiresco" vivimos en un castillo. Irónico ¿no? Y somos muy conocidos. Carlisle es considerado una especie de visionario, siendo el primer vampiro que atinó a alimentarse de animales. A los humanos les gusta saber de nosotros, y a veces vienen periodistas a nuestra casa, nos entrevistan, y tenemos que posar como la familia modelo que se supone que somos. Es bien visto tener siete hijos (bueno, en fotos posteriores somos diez), y la primera foto de los nueve huevones con el castillo de fondo es como la imagen de la familia grande y feliz. A pesar de ser vampiros, la gente nos mira bien. Aunque eso no impidió que pusieran el grito en el cielo cuando Esme y Carlisle quisieron que siguiéramos yendo al colegio con sus hijos.
Mi cuarto es muy grande, y muy bonito. Tengo incluso una gran mesa con un rompecabezas y muchas cosas para pintar. No avanzo mucho, eso sí, ya que Esme prefiere que no nos encerremos en nuestros cuartos (aunque eso no le impide mandarnos a nuestra habitación cuando se enoja, irónicamente). Dice que con una casa tan grande, con tantos cuartos además de los nuestros, terminaríamos no viéndonos nunca las caras. Yo lo encuentro una mierda, ya que nos pasamos toda la mañana en nuestra escuela viéndonos las caras. Pero a Esme le gusta que pasemos tiempo juntos, y ella manda. Mis hermanos más mayores salen "a explorar" al jardín de la propiedad, aunque yo sé que cuando ya están los seis en el bosque se dispersan para pasar más tiempo en pareja. Y, como la vida es muy injusta, a mí no me dejan salir al parque a menos que me acompañen Esme o Carlisle.
Algo que sí me gusta mucho de esta época es la tecnología de los juegos. Es una buena vía de escape, ya que como casi nunca salimos no tenemos oportunidad de ver mundo. Me gustan los de realidad virtual, ya que cuando me pongo los sensores y los lentes puedo ir virtualmente donde sea, a la época que sea, y recorrer. No es muy exacto: visité mi pueblo, en mi época de nacimiento, y aunque reconocí cosas era todo más bien borroso. Pero, en general, es entretenido y sirve para evadirse. Mis hermanos prefieren los juegos más bélicos y de investigación. Eso de sólo recorrer les aburre.
También me gusta ir al lago que hay en nuestra propiedad. No es todo nuestro, lejos de eso, pero tenemos una orilla muy bonita. Esme me lleva seguido, y nada conmigo. Una vez intenté nadar sola, pero con el maldito chip se enteraron de inmediato y me atraparon con facilidad. Me pegaron, y me confinaron a una habitación vacía y sin ventanas por todo un mes. Sólo me dejaron salir cuatro veces, para lo de la sangre semanal. Les aseguro que Carlisle se volvió sumamente medieval con lo del nuevo orden.
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AN: Me gustaría mucho si me dieran su franca opinión. ¿Debería seguirlo o borrar lo que llevo y vaciar la papelera?
