Capítulo 1: ¡La madrastra malvada ataca!
San Valentín estaba cerca. Eso se podía comprobar al ver las pancartas, anuncios y regalos en forma de corazón que abundaban ahora en las calles. Y no sólo las calles, también en las escuelas se hacían presentes esas señales que te indicaban el acercamiento de la fecha roja. Para muchos, significa alegría, regalos, pasar tiempo con la persona querida, etc, pero para otras no es más que una simple fecha en el almanaque. Este era el caso de un rubio ojiazul amante de las bananas que deseaba que ese día en especial pasara y ya, para acabar con el reciente acoso de su compañero Piko, que se había incrementado los últimos días. Len odiaba que de la nada apareciera Piko y que comenzara a molestarlo de por qué no tenía pareja, por qué le encantaba estar sólo o incluso había comenzado a hacer dudas sobre su sexualidad y exponerlas ante sus demás compañeros. Pensando en esto, el rubio pensó que tal vez sería una buena opción buscar a alguna especie de pareja para evitar que eso siguiera, más pronto llegó a una conclusión. -"Lo mío definitivamente no es tratar con las mujeres".- Después de todo, le daba un nerviosismo terrible cada vez que trataba de entablar una conversación con alguien del sexo opuesto, a menos que se tratara de un familiar o de la profesora. Todas las demás féminas le hacían actuar de una manera muy extraña, y no es porque fuera penoso o algo por el estilo. Simplemente, eso no entraba en el estilo "Kagamine Len". El chico suspiró con pesadez y reposó su rostro sobre su brazo en la mesa, comenzando a preguntarse a qué hora se le ocurriría a su profesora volver al salón a impartir un poco de "disciplina". El ruido que provocaban sus compañeros le estaba causando una terrible jaqueca. Creyendo que quedaría dormido en unos momentos, tomó su suéter y haciéndolo una especie de ovillo lo acomodó bajo él, a manera de almohada. Su cuerpo comenzó a relajarse y su respiración se hizo lenta y tranquila, hasta que alguien azotó sus manos en la mesa del rubio, provocando que este último se exaltara y botara los papeles que estaba a su lado.
-Hey, "bella durmiente" ¿ya tienes a mi cita para este sábado?- Preguntó un albino con sonrisa altanera siendo rodeado por sus amigos que mantenían una mirada inquisitiva en el rubio.
-¿Eh?- Preguntó el ojiazul con una mueca en su rostro, sin llegar a entender de qué diantre hablaba el otro chico
-No te hagas el tonto- habló el chico de mirada bicolor. –Sabes bien de lo que hablo. La chica que me traerás este sábado. A esa a la que se supone vas a llamar "cita" tuya- culminó con una leve risita burlona
- Mnh- Len clavó su mirada en el mayor- ¿Y qué te hace pensar que la chica que traiga será para ti?
-Bueno, tú sabes, ninguna chica en su sano juicio preferiría quedarse contigo cuando hay alguien como yo cerca-
- Para que te lo sepas- comenzó el rubio- no pienso venir este sábado, así que búscate tú mismo a tu propia diversión.-
-Ja- rió en seco el otro- Bien me lo decían los chicos. – Ni siquiera tienes una cita, por eso tienes tanto miedo de venir así que preferirás ocultarte en tu casa y hundirte en tu propia miseria- Dijo pateando con el dedo una inocente e infortunada goma que descansaba en el pupitre.
-Largo de aquí Piko-murmuró al sentirse acorralado, tratando de formular una respuesta inteligente para lo que se podía desatar en breve.
-Aaay, qué lástima me das, pobre sapito rubio, nunca conseguirás que una princesa te bese.-
-Pfff, y ahí vas con tu analogía de animales y cuentos de hadas. Verás, mi chica es demasiado especial como para traerla a un lugar como este repleto de papanatas estúpidos como tú- sonrió satisfecho Len, la respuesta había salido casi de forma natural.
-Oh, ya veo… Tienes miedo de que te la quite, ¿verdad? Pues para que la sepas, sólo bromeaba al principio con eso, tomando en cuenta tus gustos creo que preferiría ir tras tu hermana- Len bufó, no le agradaba que su hermanita se viera involucrada en discusiones suyas.- Pero has despertado mi curiosidad. La tienes que traer al baile que se hará el sábado, te guste o no, ya que… No quieres quedar como un mentiroso delante de toooodos nosotros, ¿verdad?- Dijo remarcando con énfasis la última palabra para atraer la atención del resto del grupo.-
Oh oh, ahora estaba realmente acorralado…
Len POV
Bien amigo mío, tal vez ahora era el tiempo de decir la verdad, ¿no? Sabía a la perfección que sería descubierto tarde o temprano, así que por que no declararse perdedor ahora y evitarse una vergüenza más grande posteriormente, ¿verdad? -Mnnnn… - ¿Verdad que si?– Pues…- ¿Len?- De acuerdo- Idiota! Cierra la boca - Pero más te vale alejarte de ella o te romperé la cara- ¡Soy un imbécil!
Fin del Len POV
-Es un trato- Sonrió satisfecho Piko, ofreciendo su mano, la cual Len tomó sin muchas ganas- Bien, creo que no necesito recordarte que sucederá si no lo cumples, ¿verdad? – Dijo manteniendo esa estúpida sonrisa en sus labios- Si, ya sé- Dijo rodando los ojos.- Bueno, pues creo que te dejo por ahora, creo que vas a tener mucho trabajo tratando de "contactarla"- dicho esto, ordenó con un ademán que sus amigos le siguieran y se retiró de la sala.
-Unas horas más tarde-
Nuestro ¿héroe? Por fin había ingresado a su domicilio. El arduo día escolar había culminado y ahora lo único que quería era ir a su habitación, después de todo, no había nadie en la casa a quien rendirle cuentas, al menos, no todavía. Sus padres trabajaban y Rin de seguro estaba paseando con sus amigas. Subió las escaleras mientras desabotonaba la camisa y aflojaba la corbata del uniforme, más su mente divagaba en las memorias del día... Todo iba más o menos mal hasta que llegó el recuerdo de su mentira. Con una ostra… Estaba en problemas. Entró a su habitación botando con destino incierto su mochila, la camisa y la corbata, dejándose caer en la cama dando un gruñido sonoro y muy remarcado.
-Idiota, idiota, idiota- Murmuraba para sí mismo. ¿Cómo diantres se le había ocurrido semejante cosa? ¿Una cita? ¿En serio? Hubiera dicho mejor que era el hijo del presidente, tal vez eso era más fácil de cumplir que una cita para él.
-Ya qué, sólo me queda aguantar hasta el sábado y… y apechugar el resto del ciclo escolar- Gruño de nueva cuenta con fastidio. Estiró su brazo izquierdo para sujetar una almohada larga con forma de banana, la cual abrazó y acomodó para poder descansar un poco. Comenzó a dormitar de nueva cuenta, lo estaba disfrutando realmente debido a la relajación que sentía, todo era mucho mejor así, el perdido en el mundo de los sueños, alejado del mundo real y todos sus-
*Din dong*
-¡CON UN CARAJO! – gritó realmente estresado nuestro amigo rubio, parándose de la cama y comenzando a bajar a una velocidad impresionante las escaleras.
*Din dong, ding dong* sonaba cada vez más insistente el timbre
-¡Voy! – gritó levantándose del piso, al cual se había caído debido a un resbalón en el último escalón, más el timbre no paraba de sonar
-¡VOY!- Gritó realmente enojado dirigiéndose a la puerta principal, con ganas de partirle el cuello a quien sea que estuviera detrás de ella. Abrió la puerta con fuerza y una cara de infelicidad eterna-¡Qué quier- Oh- Su expresión se suavizó ligeramente- ¡Hola Len! – saludó con voz alegre un jovencito de más o menos su edad (en realidad, dos años menor que él) que vestía una playera blanca con el estampado de un pajarito azul celeste en el pecho, unos shorts en color negro holgados y calzaba patines, quien era además el causante de los últimos incidentes en la vida del mayor.- Hola Oliver- dijo sin mucho ánimo- -¡Vamos Len, ya es hora!- Siguió sonriente y con notable emoción el chico menor. -¿Hora?- Len comenzó a investigar en el atuendo del chico, tratando de adivinar de qué era "hora". Veamos, cabellera rubia despeinada como siempre, playera de todos los días al igual que el pantalón y… ¿Patines?- Oh, cierto- murmuró para sí. El mayor había olvidado por completo la promesa que le hizo al chico de enseñarle a hacer trucos en patines siempre y cuando Oliver le hiciera un cuadro para regalar a sus padres en su aniversario. Cabía destacar que la pintura ya estaba hecha y entregada. -¡Sí, Len, vamos, se nos hará tarde!- Dijo con insistencia el menor. Len sólo pudo responder con una sonrisa apenada- Lo siento Ollie, pero hoy no me siento de ánimos para- Oliver lo miró con desilusión- ¡Pero Len, tú me lo prometiste! Tú lo dijiste y sabes las muchas ganas que siempre he tenido de patinar como tú.- La mirada suave y color ámbar del niño comenzó a cristalizarse al sentirse traicionado por su mejor amigo.-Oliver- Murmuró Len al cruzar su mirada con la del chico. Sintió culpabilidad de inmediato, además de unas ganas increíbles de abrazarlo, mimarlo y darle lo que quisiera como si de un cachorrito tierno se tratara. Demonios, ese niño tenía talento para el chantaje- Está bien, está bien, lo haremos- suspiró suavemente- ¿En serio?- Preguntó el niño de azul con la ilusión recobrada- Si,- sonrió Len con amabilidad- pero espérame un momento, iré por mis patines y por una ropa más cómoda- dijo Len alejándose de la puerta.-Está bien, yo te espero!- Sonrió el chico alegremente mientras se recargaba en la puerta a esperar a su amigo.- ¡Ya vuelvo!
Y bueno chicos, al fin doy inicio a mi primera historia en la vida, espero con todo mi corazón les guste. Sugerencias son bienvenidas!
