Disclaimer: Esto no me pertenece, los personajes son de J.K Rowling. Este fic participa en el recto temático de Noviembre "¡Expecto Patronum!" del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black"
Editado (por horrores ortográficos y gramaticales): 08/10/15
…
Escucho el ritmo acompasado de la respiración y supo que estaba dormido, había ido con el deseo de que la ayudara a bajar un libro del estante en ala. Los cabellos cobrizos sin ser totalmente brillantes ni lucir de un bronce desgastado estaban desplegados en belleza y armonía en la almohada. Ariana se alejo con cierto temor de la cama, sus ojos se desviaron un segundo de la figura inconsciente de su hermano mayor, y eso basto para verla. En la mesa de noche un objeto hizo temblar su cuerpo, como siempre lo hacia ante la muestra de algo que tuviera que ver con un mundo en el que ella no podía vivir.
-Respira… respira…-susurro apretando sus brazos contra su pecho con los cabellos rubios desordenados cayéndole en su cara, tapando su visión. O al menos eso pensó, una fina hilera invisible dividía sus cabellos y esta le permitía ver ese objeto. La varita de color claro algo torcida. La madera bajo sus pies crujió cuando dio dos pasos inseguros.
Sus dedos envolvieron la madera tosca pero delgada. Aun así pesaba, no era un mal peso, para Ariana se sentía como aquellas pocas ocasiones donde Albus le permitía sujetar su mano y el calor se instauraba por horas. Sonrío y sin darse cuenta apretó más esa delgada madera. Miro a su hermano que dormía relajado, su cara volvía a tener toda la confianza y relajación que existían en ella cuando su padre vivía con ellos. Inocente y suave, que podía confundirse con la de un niño.
Una ventisca sorpresiva y arrebatadora hizo que un grito mudo comenzara y se apagara en sus labios pálidos, de la varita escapaba un espectro. Temblando la varita se escurrió entre sus dedos como arena y sus pies se encogieron contra su cuerpo tambaleante. No fue como otras veces.
El frío que usualmente trepaba desde las puntas de sus dedos y se clavaba como espinas contra ellos se había esfumado. Era un manto cálido lo que lo reemplazo. Ariana estiro su mano y el espectro se quedo justo ahí, agitando de forma elegante y etérea sus alas. Hasta que Ariana lo reconoció.
–Un fénix… –susurro. Este se esfumo pero para Ariana permaneció en su piel, protegiéndola de todo mal.
Justo como su hermano Albus.
