Amor sin fronteras
En un pueblecito muy lejos llamado konoha había una gran mansión, muy hermosa y de color perla; ahí vivía una chica muy hermosa de cabello negro con toques azulados y muy lacio que le quedaba a la cintura, piel blanca como la nieve, ojos de color blanco con destellos lilas, de nariz afilada y unos labios rojos, su nombre Hinata.
Un día llego a este pueblo un chico de cabellos negros, ojos color azabache, de cara afilada, de un cuerpo atlético, su nombre Sasuke y se enamoró de ella aunque ella no le tomaba importancia.
Hinata siempre estaba encerrada en su casa. Un día Sasuke le preguntó que si quería salir, ella no le contestó. El siguiente viernes le preguntó:
- ¿A dónde vas?
Hinata no respondió y siguió caminando. Él la esperó frente a su casa, tardó mucho en llegar, y cuando ella llegó, llegó llorando. Sasuke le preguntó:
- ¿Qué pasó? ¿Qué te hicieron? ¿Por qué lloras?
Ella fue, lo abrazó llorando y le dijo que no podía verlo más, que ella lo quería, que no le quería decir por miedo a que él no la quisiera, y él le dijo que él la quería mucho. Hinata sonrió y Sasuke le preguntó que porqué ella no podía verlo más, y ella le dijo que la siguiera. Él la siguió al hospital y le dijo que preguntara por ella. Sasuke hizo lo que le indico y una enfermera lo dirigió a una habitación, al entrar vio a la misma persona quien estaba parada al lado de él. Hinata le dijo que estaba en coma y por eso no lo podía verle más.
Él no huyó, se quedó y la acompañó pero ya era de noche y durmió sentado al lado de ella, tomándole la mano. El espíritu desapareció.
Al día siguiente en la mañana una enfermera los encontró a los dos muertos tomados de la mano. Solo la muerte sería capaz de unirlos para nunca más separarse.
