Allen Borgin
Harry y Hermione caminaban por el callejón Diagón junto con un trío de niños. El lugar estaba lleno de nieve y todos los magos y brujas a su alrededor vestían capas de tela gruesa o de piel de animales. Ni los niños daban mucha lata, se estaban congelando demasiado para andar haciendo travesuras.
— ¿Dónde está el calentamiento global cuando se le necesita? —Dijo, provocando la risa de su mejor amiga quién llevaba un grueso gorrito de estambre tejida con motivos africanos.
— Cierra la boca Harry o me temo que los magos tendremos que hacer una visita a los polos para enfriar un poco la situación. — Harry sonrió ligeramente. Hermione era la única persona con la que podía "bromear" sobre el cambio climático, sólo los sangre muggle y los mestizos sabían que era eso en primer lugar.
— ¿Mami, podemos ir al caldero a tomar chocolate? — Preguntó el niño más pequeño, Hugo, era pelirrojo igual que su padre, Ron, y tenía las mejillas y la nariz llenas de pecas. Tenía 9 años.
— Sí papá, vamos, hace mucho frio. —Dijo un pequeño niño de cabello rojo (en ese momento), más alto y nervudo. Harry le sonrió y aunque estaba cansado, agobiado y hasta las cejas de útiles escolares no pudo más que asentir.
— Está bien Teddy, vamos. — El niño sonrió y dio un giro de pura alegría.
Teddy tenía 13 años ya, era su ahijado y probablemente la persona a la que más amaba en el mundo. Vivían juntos en Grimmauld Place junto con Andromeda quién no le quiso cederle la custodia a Harry pues Teddy era lo único que le quedaba de su hija Nymphadora y la verdad es que Harry lo agradecía mucho porque a los 18 no estaba preparado para hacerse cargo de un niño y estar en la escuela de Aurores. Hacía más de 12 años desde que había terminado Hogwarts y que se había hecho cargo de los Tonks, ahora eran su familia, Andromeda era la madre que nunca tuvo y Teddy era su hijo.
— Nos están consintiendo mucho. —Dijo la niña, pelirroja también, pero con la mirada sagaz e inteligente. Tenía once años recién cumplidos, pero era menos alegre que cualquier persona de su edad y tenía, como no, el carácter de su hermosa madre.
— ¿No quieres chocolate? —Preguntó Hermione a su hija mirándola con extrañeza.
— No es eso, es solo que nos consienten demasiado.
— Es la primera vez en mi vida que escucho tal cosa. —Dijo una voz divertida a sus espaldas.
Los adultos y los niños voltearon y los ojos de Rose se encendieron.
— ¡Allen! —Gritó emocionada al tiempo que corría hacia el chico que les había hablado encerrándolo en un fuerte abrazo de oso.
— Cuidado Weasley, llevo helado. — La niña entonces se fijó en que casi hacía que el chico tirara una copa de Helado.
— ¿Vienes de Florean Fortescue? —Le preguntó Teddy acercándose al chico. —¿Estás tonto o sólo quieres morir Borgin?
— Hola Tonks, nada de eso, es para mi madre, a ella le gustan los helados cuando hace frio.
— Tu madre es super rara. —Le dijo el niño.
— Dímelo a mí. Ohh…—dijo volteando a ver a los adultos. — Allen Borgin, un placer. —Dijo extendiendo la mano hacia Hermione que se estaba haciendo una idea de quién era el niño.
— Hermione Weasley. —Dijo ella saludándolo de regreso. —Rose me ha hablado mucho de ti. — La niña se sonrojo provocando risas entre los adultos, pero el niño no pareció inmutarse, mas bien lo ignoró. Después extendió la mano hacia Harry quién hasta ese momento no había podido quitarle la vista de encima.
El chico se veía tremendamente pulcro y estirado, era guapo, pálido, con el cabello negro y los ojos verdes, pero así, todo vestido de negro y con broches de serpientes en la capa no se veía como un chico muy feliz, estaba serio y le costaba sonreír. Tenía una cara que se le hacía muy familiar pero no sabía de dónde.
— Allen Borgin, señor.
— Harry Potter un gusto. —Dijo con una sonrisa.
— ¿Harry Potter el Auror? —Pregunto entornando los ojos en dos pequeñas rendijas de esmeralda.
— Sí, así es. —Respondió extrañado ante la reacción del niño.
— Oh... Bueno chicos, tengo que irme, el helado me está congelando la mano. —Dijo besando la mejilla de Rose y alborotando el cabello de Hugo. —Nos vemos en Kings Cross supongo Tonks, Weasley. —Dijo caminado para el otro extremo de la calle sorprendiendo a Harry pues el niño iba directo al oscuro y aterrador callejón Knockturn.
— ¿A dónde va ese niño?
— A su casa, ahí vive él. —Dijo Teddy. —Y no te preocupes, no le gustaste porque eres Auror. A Borgin no le gustan los Aurores porque su padre es el dueño de Borgin & Burkes. Entró hace tres años a la academia para los pequeños magos. No habla con nadie pero le gusta a todas las niñas.
— ¿Borgin tiene un hijo? —Preguntó impactado Harry —¿Esa…esa vieja y malévola pasa? Preguntó entre risas. Hermione le dio un codazo haciendo que los niños se reirán.
— No es correcto que te expreses así de la gente Harry.
— Ohh vamos, tú lo has visto, es…es muy viejo. No sabía que tuviera esposa.
— Y que esposa. — Dijo Teddy.
— La mamá de Allen es muy bonita. —Dijo Rose defendiendo a su amigo. —Y él es super inteligente. Sabe hablar francés.
— Sí, yo la he visto cuando va a recoger a Allen. —Se incluyó Hugo. —Es toda blanca como la nieve y tiene el pelo rubio…casi parece blanco. Y unos ojos así de grandes. —Dijo haciendo como binoculares con sus manos. —Parecen como entre azules y grises.
— Sí, es muy bonita, pero vámonos de aquí que tengo frio. — Se quejó nuevamente Teddy.
Los adultos asintieron y siguieron caminando hacia el caldero. Antes de entrar, Teddy cambió el color de su pelo por uno negro azabache pero ni sus habilidades como metamorfomago podían imitar la desfachatez del cabello de Harry.
Comieron y cenaron ahí pues los niños se habían ido a jugar con Perla, la hija de Hanna y Neville y los adultos se quedaron a hablar hasta tarde, cuando se les unió Ron que salía de su turno en Sortilegios Weasley.
— Hoy en la calle nos hemos encontrado con Allen. —Le dijo Hermione a su esposo.
— ¿Allen? ¿Cuál Allen?
— El pelinegro de ojos verdes, el que le gusta a Rose. —Ron hizo un gesto de desagrado.
— Ese chico desagradable. — Dijo con disgusto.
— ¿Desagradable? — Preguntó Neville dándole un trago a su cerveza de mantequilla.
— Una vez, fui a recogerla a la academia de pequeños magos, Rose lo invitó a comer, pero el chico se negó. Cuando le preguntamos por qué dijo que su madre le regañaría por ir a casa de unos impuros. Fue super impactante porque hace mucho que no oía a alguien referirse así hacia algo muggle. Después de la guerra la gente se tapó la boca con su propaganda anti-muggle, pero ese niño al parecer a escuchado mucha basura. Dijo que lo sentía pero que, aunque le agradara mucho Rose nunca desobedecería a su madre.
— ¿Cómo se apellida el tal Allen? —Preguntó Hannah.
— Borgin. —Le respondió Hermione.
— Ohh, el chico Borgin.
— ¿Tú lo conoces Hannah? —Preguntó el marido de la rubia. — ¿Ha venido por aquí?
— Bueno, a veces, para comprar comida para llevar, otras, viene con su madre. Es una autentica belleza, pero la verdad creo que no puede haber un rostro más inexpresivo. Apareció de repente, debería tener nuestra edad pero no la recuerdo de Hogwarts, es un misterio como el anciano Borgin se hizo de una joven esposa y como le dio un hijo. Según me han dicho unos clientes Borgin & Burkes ha crecido mucho, con la caída del señor oscuro muchos negocios del callejón Knockturn cerraron y Borgin compró los locales aledaños para hacer más grande su negocio.
— ¿Y qué es lo que vende? La mayoría de los objetos que se vendían ahí se retiraron del mercado por orden del ministerio, es imposible que sigan comerciando. Casi todo el callejón se convirtió en departamentos pequeños para familias que perdieron sus pertenencias en los juicios. —Dijo Harry contrariado, él mismo participó en la expropiación del objetos oscuros buscando a Draco.
— No lo sé Harry. —Dijo Hannah. —Nunca he ido ahí, nadie respetable lo hace. —Eso dejó claro muchas cosas. El mercado negro seguía en pie, seguro habían encontrado una nueva forma de comerciar frente a las narices del ministerio.
Harry como buen Auror se iba a encargar de la investigación.
