Lo mira con esa cara. Esa que está llena de tristeza. Pero piensa que él no la ve. Y aunque la viera, nunca se daría cuenta. Él no se fija en ella. Él se está besuqueando con otra mientras ella sufre. Sufre y trata de ahogar sus penas leyendo. Qué remedio. Sigue sin servir. El dolor se hace cada vez más grande mientras lo ve abrazado a la otra. La otra, la persona que está sentada con él, que está besándolo, que está acariciándolo... Lo que daría por ser esa persona. Pero sabe que él no piensa lo mismo. Sabe que él está bien donde está y no se acuerda de ella. Que no se paró ni un segundo a pensar el daño que le estaba haciendo a su mejor amiga. ¿Amiga? Sí, amiga, no había otra cosa que hacer. Ellos siempre iban a ser amigos. Tenía que despertar a la realidad. El dolor no se iría, y él seguiría con ella. El nunca la vería, o pensaría en ella, o se interesaría en ella. Sólo la ve como una amiga. Una amiga con quien pelear. Una amiga que tiene que estar cuando él la necesita, pero él nunca está cuando ella es la que lo necesita. Él jamás la va a ver. Mientras sus ojos se llenaban de lágrimas, y el corazón de tristeza, Hermione le echó una última mirada a
Ron y a Lavender antes de irse a su dormitorio.
El problema era que él sí la estaba mirando.
