Disclaimer: Nada relacionado con Harry Potter es mío.

Este fic participa en el I Fest del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black".

Advertencia: Este fic contiene femslash, es decir, un romance entre dos mujeres (ya era hora que escribiera uno). Si no te gusta esta clase de relaciones, aléjate de este fic como lo harías de algún asesino en serie. También contiene algo de violencia y de sexo lésbico. Avisados quedan.

El secreto de Jack

I
Regresión

Y allí estaba, de pie en medio de la niebla, su capa ondeando a merced de la brisa nocturna. Solamente su silueta se podía ver, pero era obvio que sostenía un cuchillo cubierto de sangre en su mano derecha, ¿o era otra cosa? Pudo haberme matado en ese mismo instante, pudo convertirme en una víctima más, pero en lugar de eso, huyó. Corrí tras él, tratando de no perderlo en medio de aquella bruma fantasmal, pero era difícil mantener su ritmo. Cinco minutos duró la persecución, cinco minutos estuve dando caza al asesino, cinco minutos que fueron en balde.

Era la tercera vez que se me escapaba, la tercera vez que ese hombre acababa con alguna desdichada vida.

Regresé a la escena del crimen y pregunté a los vecinos si conocían a la víctima. Uno de los transeúntes identificó a la mujer como Elizabeth Stride. Fruncí el ceño. ¿Qué tenía este hombre con las prostitutas? ¿Había un odio hacia ellas, o simplemente le faltaba un tornillo? Antes, descubrí que Elizabeth tenía un corte en su garganta, una suerte de distintivo para este individuo. Sin embargo, no vi ninguna clase de mutilación, lo que me llevó a pensar que el asesino fue interrumpido. Las otras dos víctimas tenían el abdomen abierto y en uno de ellos faltaban órganos.

Sin embargo, no podía llevarme el cadáver. Una investigación oficial estaba en curso y yo no formaba parte de la policía. Obtuve las pistas que pude y me fui, pensando en las otras dos mujeres que habían muerto a manos de ese desgraciado maniático. Estaba cansado y molesto por haber fallado una vez más, pero sabía que en casa había un consuelo que jamás esperé encontrar...

—¡Hermione!

Una voz femenina interrumpió la lectura. Hermione estaba sentada en uno de los tantos banquillos de una plaza, leyendo un libro que había pedido en la biblioteca hace unos días atrás. Cuando alzó la cabeza, vio a dos mujeres acercándose a paso vivo hacia ella. Una de ellas era su mejor amiga. La otra... bueno, apenas pudo reconocerla, pero también era una buena amiga.

—¡Ginny! ¡Luna! ¡Qué bueno que llegaron! —dijo Hermione efusivamente.

Hubo un intercambio de abrazos fraternales antes que las tres se fueran de la plaza. Un gran evento muggle estaba teniendo lugar a unas tres cuadras de allí.

—¿Una feria científica? —inquirió Ginny con descortés incredulidad—. ¿Ésta es la sorpresa de la que hablabas?

—No creerías lo que los muggles pueden hacer sin magia —dijo Hermione, quien lucía bastante emocionada. Luna también mostraba mucha curiosidad por lo que iba a ver en esa feria.

—Bueno, ellos definitivamente no creerán lo que nosotros podemos hacer.

—Es cierto —concedió Hermione razonablemente—, pero los muggles no tienen un estatuto que prohíba a un mago saber sus secretos.

—Eso es porque ellos no saben que la magia existe.

—Lo cual hace su trabajo más meritorio.

—Yo creo que la tecnología es magia en un estado distinto de desarrollo —intervino Luna con esa típica voz cantarina, claro que condimentada con un agradable toque de feminidad, ahora que era una mujer adulta.

—Si es así, entonces los muggles están miles de años atrasados —dijo Ginny, quien no era capaz de tomar a la tecnología en serio—. Sus métodos son, digamos, primitivos. Nosotros no necesitamos de laboratorios para investigar.

Las tres abrieron la boca cuando llegaron al lugar del evento.

Una cuadra completa había sido acondicionada para alojar los diferentes pabellones en los que varios fenómenos extraños tenían lugar. También había muestras tecnológicas en las que se mostraban aparatos rectangulares cuya pantalla cubría casi toda la superficie del dispositivo.

—Teléfonos inteligentes —leyó Ginny con poco entusiasmo—. Asumo que sirven para comunicarse unos con otros.

—Son computadoras de bolsillo —explicó Hermione, quien era la única del grupo que sabía lo que eran aquellos aparatos—. No solamente sirven para comunicarse, sino que para enviar mensajes desde todas partes del mundo, conectarse a Internet, compartir lo que se te plazca e incluso almacenar archivos en una nube.

Luna estaba jugueteando con un teléfono inteligente, sorprendida por la rapidez con la cual respondía a sus comandos. Mientras tanto, Ginny estaba perdida con las últimas palabras de Hermione. Tal vez estaba pensando en que los muggles tenían una nube, de aquellas que se podían ver en el cielo, en la cual tenían torres de papeles.

Pero la atracción principal de la feria estaba ubicada en el centro del recinto. Era tan concurrido que el trío tuvo muchas dificultades para ponerse en primera fila, y no habría sido posible de no ser por el inteligente y discreto uso de la magia por parte de Hermione. Aquello hablaba de las ganas que tenía de ver aquel curioso y desconcertante fenómeno.

Una multitud de gente contemplaba un evento que en la naturaleza era imposible. Hasta Ginny se llevó las manos a la boca cuando vio una planta convertirse en una semilla, tal como si alguien hubiese presionado el botón de retroceder a una película que mostrase una flor crecer. La única diferencia era que no se trataba de una película. Era real.

—Es un campo de taquiones —dijo Hermione, emocionada más allá de todo lo concebible—. Ni yo lo creí cuando leí el artículo.

—Y yo que pensaba que eres una bruja —repuso Ginny cuando se hubo recuperado de la impresión de ver semejante manipulación de las leyes naturales—. ¿Y lees artículos mágicos?

—Leo artículos de ambos mundos —puntualizó Hermione, quien todavía estaba asombrada por el nivel de desarrollo que había alcanzado la humanidad no mágica—. Pero igual te sorprendiste cuando viste aquella planta retroceder en el tiempo.

—Me recuerda algo que vi en el Departamento de Misterios —acotó Luna, quien miraba la planta con mucha curiosidad—, ya saben, cuando estuvimos huyendo de esos Mortífagos en quinto año... bueno, yo estaba en cuarto.

—Ahora que lo dices, ¿no metimos a uno de ellos en esa burbuja temporal? —dijo Hermione con una sonrisa de reminiscencia, la cual se esfumó de inmediato cuando recordó haber sido atacada por un maleficio que casi la había matado.

Y las tres seguían mirando con asombro el campo de taquiones que controlaba el tiempo a voluntad. Uno de los científicos explicaba que les había tomado decenas de años y miles de millones de euros encontrar aquellas partículas y que los campos temporales explicaban por qué el tiempo parecía ir más deprisa para algunas personas y más lento para otras. Ginny no entendía ni la cuarta parte de lo que decían los científicos y sólo captaba palabras inconexas, como interacciones cuánticas, gravitones fluyendo entre diversas dimensiones y otros términos extraños. Para ella, era cosa de tomar un giratiempo y asunto arreglado.

—Recuerdo que los experimentos preliminares fueron un desastre —dijo Hermione mientras seguían mirando cómo animales pequeños transitaban de la niñez a la vejez en segundos—. En uno de esos fallos, uno de esos campos de taquiones se volvió inestable y mató a uno de los científicos de turno.

—Bueno, eso es lo que pasa cuando se experimenta con lo que no se entiende —dijo Ginny, quien tenía ganas de comer algo, pues su estómago se lo estaba pidiendo a gruñidos.

Unos murmullos nerviosos indicaban que algo no andaba bien. Los científicos a cargo del campo lucían preocupados y hacían diversas combinaciones de teclas, pero seguían negando con la cabeza. El público comenzó a alejarse del lugar, pero el destino quiso que Hermione, Ginny y Luna no reaccionaran a tiempo. Para cuando quisieron huir, ya era demasiado tarde.

El campo de taquiones se estaba expandiendo fuera de control y las tres estaban flotando en medio de éste, pero no parecían envejecer o rejuvenecer.

—¡APÁGALO, APÁGALO! —chilló uno de los científicos y otro se dirigió a un cable de energía y cortó la corriente.

Un destello de energía colapsó el campo. Hermione, Ginny y Luna no estaban por ninguna parte.