Amanecer
Tu piel morena brilla bajo la tenue luz de la luna que entra casi con vergüenza por la ventana que se encuentra, esta calurosa noche de verano, abierta otra vez. Tal y como la he encontrado al llegar, desafiándome a entrar. Te miro, miro tu cuerpo totalmente desnudo, musculado, que roza la perfección, y que ahora se encuentra totalmente relajado, y te miro a ti, que ignorante de mi mirada respiras lentamente mientras tu mente viaja por mundos desconocidos para mi.
Acaricio con un dedo tu espalda aún un poco sudada por el ejercicio. La recorro lentamente, en un intento de memorizar cada milímetro de tu piel. Desde la nuca bajo hasta el inicio de tus nalgas. Tu piel involuntariamente se eriza a mi paso. Recorro el contorno de tu nalga derecha y luego la izquierda tal como si pintara sobre un lienzo con tinta invisible. Luego vuelvo a subir aplicando un poquito de presión, muy muy suave pero suficiente para sentir cada vértebra de tu columna. Ahora tu piel ya erizada no es tan suave, sino que ha adquirido una delicada rugosidad que estimula aún más la yema de mi dedo. Cuando llego de nuevo a la nuca me enredo con tu rizado pelo, en mi mente sigue aún muy fresco el recuerdo de esta noche y en mi cuerpo permanecen señales invisibles de tus manos curiosas y tus apasionados labios.
Mi excitación vuelve a crecer mientras tu, indiferente, sigues durmiendo quizá a causa del agotamiento, quizá por esa sensación de paz que te recorre cuando acaba nuestro baile nocturno entre tus sabanas. Así que me levanto cuidadosamente para no despertarte y me dirijo al baño con sigilo para darme una ducha. Voy rápido, no quiero hacer ruido.
Mi mente que siempre queda en segundo plano cuando mi corazón desbocado toma el control al encontrarse con tu cuerpo, pero ahora bajo el agua fría vuelve a martirizarme con mi conciencia, con remordimientos, con moralidad y todos esos pensamientos que me torturan cada día hasta que cae la noche y vuelvo a pasar por delante de tu ventana. Por eso, cada noche me prometo que será la última, yo no puedo darte lo que tu deseas, no puedo ser quien tu quieres que sea, ¡vivimos en dos mundos tan diferentes! Yo no he nacido para comprometerme, mi alma necesita libertad y lo único que podría ofrecerte es otra noche más que sólo retardaría el irremediable amanecer. Momento en que yo volvería a marcharme, tal i como voy a hacer ahora, dejándote otra mañana te despertar solo, con mi sudor y mi olor aún en tu cuerpo, pero aún así solo.
Me acerco a la cama, y vuelvo a mirarte - "por última vez", me digo. Una pequeña gota de mi pelo mojado cae encima de tu cara. Me pregunto que debes estar soñando, tu expresión es diferente, casi como si supieras que me marcho. Me inclino y beso la pequeña gota sintiendo el calor de tu cuerpo y entonces un mano veloz me atrapa por el cuello de la camisa. Al principio me sorprendo y te miro si entender, por un momento creo que me estas pidiendo que me quede y una alegría desconocida nace en el fondo de mi estomago, pero luego veo que sigues durmiendo y que es un simple reflejo. Cojo tu mano, y la desengancho de mi ropa con una nueva espina clavada en el pecho. Te dejo la mano con cuidado y dirijo mi mirada a la ventana. Ahora ya no vuelvo a mirarte, me giro y me marcho tal y como llegué, como una ilusión, una sombra de la noche, como si nunca hubiera estado aquí.
ElshItA.
