Hola a todas bueno la vdd no se sorprendan ni piensen que ya me anime a escribir, la vdd me falta mucho, jeje, pero veran la razon por la que publico esto es por que soy fiel seguidora de HAKUCHOU (autora del fic) y bueno me dio chance de publicar este su mas reciente trabajo, espero les guste y dejen comentarios si????
Avisos:
Es un universo alterno (pero en vdd vale mucho la pena!!!)
Es un Camus/Milo
Aparecen otros "personajes"
Y dejen REVIEW no sean malitas!!!!!!!!jejeje
Bueno bueno ahora si (fanfarreas por favor)con ustedes...
Destino
The long and winding road that leads to your door will never disappear…
It always leads me here, leads me to your door.
"The Long and Winding Road" - The Beatles
Capítulo I
Camus tomó un pequeño trago a su agua. En su boca el líquido se calentó a pesar de que había dos cristalinos trozos de hielo sobre su vaso; siempre pasaba lo mismo, nunca era lo bastante fría para su gusto. Dejó el vaso de nuevo en la mesa. Observó por un instante la gente a su alrededor; todos los presentes estaban entretenidos en amenas conversaciones, que seguramente eran sobre negocios. Eran las ocho de la noche. La noche que aún era demasiado joven, apenas salía de su escondite.
Camus observó por algunos segundos el cuaderno que descansaba sobre su mesa. Las hojas estaban en perfecto orden, claro, todas sujetadas a una espiral que no les daba mucha libertad, y que desafortunadamente, no estaban muy bien alumbradas, porque Camus se había sentado en uno de los rincones de la cálida cafetería y a ése lugar no llegaba mucha luz. Por supuesto que había una lámpara sobre su cabeza, pero no era de mucha ayuda. El cuaderno estaba abierto sin embargo, en una hoja en la que se podían observar algunas líneas escritas.
La puerta de la cafetería se abrió con el típico tímido sonido de una campanilla. Un nuevo cliente había llegado. Camus tenía la costumbre de voltear a ver a cada persona que llegaba, pero esta vez no volteó. Su mirada estaba fija en la hoja gris.
Sus ojos estaban leyendo las líneas de palabras.
"Disculpa, me permites sentarme por un segundo?"
Camus alzó su cabeza para ver a la persona que había dicho las palabras. Sí, le estaban hablando a él. Camus observó alrededor de la pequeña pero acogedora cafetería antes de regresar sus ojos al sujeto que le había dirigido la palabra. Era un hombre de cabellos azules y ojos del mismo color, que cargaba un semblante de preocupación. "Adelante." Camus dijo finalmente, después de una larga pausa.
El sujeto se sentó frente a él y colocó un fólder que cargaba en su mano izquierda sobre la mesa. Después sacó unas hojas del fólder y miró alrededor rápidamente, parecía estar buscando algo. Acto seguido, su mirada aterrizó sobre el cuaderno de Camus. "Puedo…?" El sujeto dijo y miró la pluma que estaba a lado del cuaderno de Camus. Sin embargo, no esperó una respuesta y tomó la pluma. Después escribió algo sobre las hojas que estaban en el fólder, las cuales contenían dibujos, al menos eso parecían desde donde Camus estaba sentado. "Soy Milo." El sujeto dijo de repente; no miró a Camus al decirlo.
Camus miró la mano del sujeto mientras escribía algo en cada esquina de las hojas. "Camus." Camus dudó que lo escuchara, pero sintió que era una falta de educación no contestarle.
El sujeto escribió algo en la última hoja y en movimientos rápidos las acomodó de nuevo dentro del fólder y le devolvió la pluma a Camus. "Gracias." Se levantó y en menos de un minuto, la campanilla de la puerta volvió a sonar.
Camus observó el asiento vacío frente a él y después a la gente alrededor. Todos seguían entretenidos en su plática; dudó que alguno hubiera notado lo que acaba de pasar o que se hubiera dado cuenta que alguien acababa de salir.
Tomó la pluma que el sujeto había dejado sobre su cuaderno y la observó con detenimiento. Al instante, una idea llegó a su cabeza. Empezó a escribir.
Eran pocas las ocasiones en que algo extraño sucedía en mi vida. Podría decirse que mi vida es tan monótona como el transcurso de la tierra alrededor del sol. No obstante, hoy sucedió algo diferente. No extraordinario, no magnífico. Sólo diferente. Alguien entró a mi vida en el más extraño de los escenarios y en el tiempo menos esperado.
Camus siguió escribiendo por algunos minutos. Había estado pensando seriamente en el siguiente capítulo de su novela los pasados días, y el párrafo que acababa de escribir era exactamente lo que había estado buscando.
Escribió una hoja completa. Hubiera seguido escribiendo si no hubiera sido por el sonido de la campañilla que le hizo voltear hacia la puerta. Y por supuesto, una sonrisa se formó en sus labios al reconocer la figura que se acercaba a él.
Las primeras palabras que Camus escuchó fueron, "Te marqué dos veces. Para qué te regalé el estúpido teléfono si no vas a usarlo."
"Hola, Afrodita. Buenas noches. Cómo has estado, y sí, yo también te quiero." Camus contestó divertido.
Afrodita se sentó enfrente de Camus. "En el mundo real a veces las personas quieren comunicarse contigo para avisarte cosas como que cambiaron la hora de la exposición a las ocho de la noche, y no a las nueve como estaba planeado." Afrodita entonces tomó el cuaderno de Camus y lo cerró ferozmente. "Así que nos tenemos que ir." Dijo y colocó el cuaderno debajo de su brazo.
"La exposición era hoy?" Camus preguntó en confusión y algo sorprendido.
"A veces me gustaría que no fueras escritor para que te conectaras con el mundo real más seguido. Claro que es hoy!" Afrodita sacó un billete de su bolsillo y lo dejó en la mesa. "Vámonos." Tomó la muñeca de Camus y lo hizo levantarse.
Habían llegado a la galería de arte en menos de diez minutos. Estaban en la entrada. "No sabía que tu amigo fuera tan famoso." Camus comentó mirando alrededor. Había muchísima gente adentro del lugar. "Cuál es su nombre otra vez?"
Afrodita tomó del codo a Camus y los dos se escabulleron a través de las personas. "Aldebarán. Debe de estar por aquí. Además, no es sólo su exposición... son muchos los pintores que están mostrando sus trabajos." Llegaron a una de las esquinas del moderno lugar, donde había una escalera; Afrodita subió tres escalones de dicha escalera para poder localizar a Aldebarán.
Camus escuchó la conversación de dos muchachas a lado de él, "Es increíble. Siempre me ha encantado todo lo que pinta. Éste es sin duda uno de sus mejores trabajos."
La otra muchacha le respondió, "Ya viste que firmó con una pluma? Siempre trata de ponerle su sello personal a las obras."
"Crees que esté aquí?" La primera muchacha preguntó.
"No lo sé. De verdad, me gustaría conocerlo, dicen que es muy atractivo." Las dos muchachas rieron ligeramente.
"Camus!" Afrodita lo llamó desde las escaleras.
Camus volteó y miró a Afrodita caminando ya hacia la otra esquina del lugar. Tardó unos segundos en alcanzarlo. "Lo encontraste?" Camus preguntó.
"Sí, está ahí." Afrodita señaló, efectivamente, la esquina opuesta a donde se encontraban.
Caminaron entre más personas y llegaron a otra zona con más gente. De nuevo tuvieron que escabullirse para llegar a una pared donde había cuatro grandes pinturas colgadas en desorden.
"Aldebarán!" Afrodita llamó en voz alta a un sujeto que estaba a un metro de distancia y que estaba dándoles la espalda.
El sujeto volteó y dijo con alegría, "Afrodita!" El mismo sujetó caminó dos pasos, que fue la distancia necesaria para que Afrodita alcanzara a estrechar su mano y después darle un ligero abrazo.
Camus se sorprendió de la estatura del sujeto, de lejos no se veía… tan grande, pero ahora que lo tenía frente a él, Camus se sintió intimidado de repente. "Hola, monstruo." Afrodita dijo con cariño y Camus trató de no reír al vocativo tan singular y más que nada verdadero.
"Hola, niña." Aldabarán respondió con el mismo tono juguetón y esta vez Camus no pudo evitar sonreír, él sabía lo mucho que a Afrodita le molestaba que lo compararan con cualquier cosa femenina, pero bueno, las facciones de Afrodita no eran exactamente las más masculinas del planeta Tierra. "Me da tanto gusto que estés aquí. Tenía tanto tiempo de no ver tu cara delicada y risueña."
Camus entendió en ese momento que los dos eran muy buenos amigos.
"No me iba a perder la exposición de tus garabatos que te gusta creer que son arte." Afrodita respondió y tenía una gran sonrisa en su rostro. Era evidente que estaba orgulloso de su amigo aunque dijera lo contrario. "Y es más, traje a un amigo mío a que apreciara tu seudo-arte." Fue entonces cuando Afrodita volteó a ver a Camus, quien había estado observando la conversación entre ambos amigos a un paso de distancia. "Él es mi gran amigo Camus." Afrodita llevó su mano al codo de Camus de nuevo. "Es un gran escritor." Afrodita finalizó.
Camus sonrió levemente y extendió su mano. "Mucho gusto."
Aldebarán tomó su mano y jaló el cuerpo de Camus para darle un gran abrazo de oso. "Al fin conozco al famoso amigo de Afrodita que es escritor." Aldabarán se separó de Camus con una sonrisa también. "No sabes todo lo que esta niña me ha contado de ti."
"Espero que cosas buenas, porque sé lo chismosa que puede llegar a ser." Camus contestó.
"Punto número uno, sólo he hablado cosas buenas de ti," Afrodita intervino en la conversación, "Y punto número dos, si alguno de ustedes vuelve a referirse a mi persona con algo relacionado al sexo femenino, temo informarles que aquí va a correr mucha sangre, y la verdad es que no quiero salpicar de color rojo a las pinturas que ya están terminadas."
"Me encanta cuando te enojas, nena." Aldebarán frotó el cabello de Afrodita. "Nadie quiere más a la niña con lunar sexy que yo."
"Hay gente decente en este lugar, sólo por eso no te doy lo que mereces." Afrodita le advirtió y cruzó sus brazos en señal de enojo.
"Está bien, está bien. No diré nada más. Sabes que te quiero." Aldebarán tomó los brazos de Afrodita y los descruzó. "Es más, como muestra de mi cariño voy a llevarte en este momento con él."
Las facciones de Afrodita cambiaron inmediatamente., "En serio está aquí?" Afrodita dijo con sorpresa; su supuesto enojo estaba ya en el pasado. "No me digas que voy a conocerlo." Afrodita estaba emocionado.
Así que ya estaba aquí. Camus suspiró porque Afrodita llevaba semanas contándole sobre este sujeto que iba a asistir a la exposición y que era extremadamente bueno y que pintaba como los dioses y que tenía todo el talento del mundo y que… en fin, en pocas palabras era el ídolo de Afrodita, quien estaba estudiando arte y que por supuesto estaba emocionado porque conocería al fin al tan dichoso pintor que por obra del destino era amigo de Aldebarán.
Hoy habían venido para ver el trabajo de Aldebarán por supuesto, pero también para conocer al talentoso pintor.
"Está por acá. Vamos." Aldebarán le aseguró y empezó a caminar.
Afrodita le sonrió a Camus y caminó detrás de Aldebarán. Camus estaba feliz de que Afrodita estuviera tan… alegre.
Camus caminó detrás de Afrodita, y los tres caminaron de nuevo a la esquina donde estaba la escalera, a donde Camus y Afrodita habían llegado primero. "Ni siquiera he visto sus pinturas." Afrodita comentó de repente.
Aldebarán se detuvo entonces, "Ah no? Pues mira, son justamente ésas." Aldebarán señaló la pared que tenían a la izquierda.
Se acercaron a las pinturas, que Camus reconoció como las pinturas que las chicas de hace unos momentos habían estado discutiendo. "Mira, puso su firma con pluma." Afrodita dijo en voz baja sorprendido. Las chicas también habían hecho el mismo comentario con la misma intriga.
Se quedaron unos momentos más observando las pinturas. Camus miró alrededor, perdió interés de las pinturas rápidamente… nunca supo por qué la gente se quedaba viendo una pintura tanto tiempo, no era como si de repente los colores o las formas de las obras cambiaran.
"Ven, es hora de que lo conozcas." Aldebarán le dijo a Afrodita y de nuevo reanudaron la caminata.
"Oh. Vengan por acá." Aldebarán dijo después de unos minutos de recorrer el lugar.
Camus miró más allá de Aldebarán, buscando a un señor mayor y de lentes con una gran copa de vino en la mano, porque así era como Camus se imaginaba al pintor del que Afrodita tanto le había hablado.
Dos hombres se atravesaron entre Afrodita y Camus, y Camus se quedó unos pasos más atrás. Cuando alcanzó a Afrodita y a Aldebarán, este último estaba saludando de mano a un joven que Camus supuso era su amigo.
Camus se colocó a lado de Afrodita y no viendo al viejo con la copa de vino, comentó "Y tu amigo el pintor que firma con pluma dónde está? Parece que le gusta esconderse, o no será que es tan magnífico que no puede estar entre nosotros los mortales?" Camus dijo en tono sarcástico, "De seguro va a mandar a alguno de sus sirvientes a que nos atienda."
Afrodita miró a Camus con llamas en los ojos y Aldebarán limpió su garganta, "Él es Afrodita, mi buen amigo que te dije que estaba estudiando arte." Afrodita dijo.
"Hola." Afrodita dijo con voz temblorosa, una vez que despegó la mirada asesina de Camus.
"Hola, un placer conocerte. Soy—"
"Milo." Camus interrumpió. El tipo de la cafetería era el que tenía frente a sus ojos. Camus abrió los ojos en sorpresa, así que este Milo era el mismo Milo que Afrodita había mencionado tanto las pasadas dos semanas y que también… le había pedido a Camus su pluma para firmar… las obras que estaban exhibiéndose en la esquina de la escalera.
"Sí. Soy Milo." Milo terminó de estrechar la mano de Afrodita con una sonrisa y después estiró su mano hacia Camus. "Y si no mal recuerdo tú eres… Camus, cierto?"
Aldebarán y Afrodita se miraron con confusión.
Camus estiró su mano y estrechó la del pintor.
…Camus sintió escalofríos.
y???????? Que les parecio?????? Les gusto?????
Espero que si , diganme si les gusto y dejen comentarios para Haku prometo pasarlos!!!!
