Disclaimer: Estos increíbles personajes son de las maravillosas de Clamp, yo solo juego con ellos con las locas ideas que pasan por mi cabeza. Personajes nuevos y la trama son de mi total autoría, así que solo lo mencionaré una vez, el uso o reproducción de cualquier forma de ellos, sin mi autorización, está prohibido.

EL NUEVO PODER

Capitulo 1: El reencuentro

Hace casi cinco años que nada extraño sucedía, Tomoeda seguía siendo una ciudad tranquila, donde sus habitantes disfrutaban de una calmada y pacífica vida.

Una joven de 16 años, llamada Sakura, miraba el cielo nublado desde la ventana de su habitación, una ligera brisa entró y con delicadeza le levanto los cabellos que caían suavemente sobre sus mejillas. Ese día le rodeaba un sentimiento de melancolía, hace seis años ella había conocido la magia – una pequeña sonrisa apareció en su delicado rostro – tenía a sus más queridos y sobre protectores guardianes y sus queridas cartas con ella.

Las cosas habían cambiado ligeramente desde que tenía 10 años, su adorado y amable padre se había enterado de la existencia de Kero por una pequeña equivocación y por consiguiente se enteró sobre la magia y las cartas. Fue un pequeño error de cálculos, el profesor Kinomoto había salido temprano un día y se suponía que no regresaría hasta la siguiente semana por un seminario que iba a dictar en la ciudad de Kioto. Kero se había estado paseando por la casa tranquilamente, esperando que su dueña llegara de sus clases, con lo que no contó fue que el padre de Sakura regresaría por unos documentos que había olvidado, no se supo quién fue el más sorprendido, si el guardián de las cartas Sakura viendo al padre de su pequeña dueña observándolo desde la entrada de la sala o el profesor que veía a un gracioso pero lindo peluche – que normalmente veía que su hija cargada – estar en el sofá de la sala, disfrutando de diversos dulces que se encontraban esparcidos sobre la mesa, viendo con toda naturalidad la televisión.

Cuando la niña de 12 años recién cumplidos regresó, fue sorprendida por la sonrisa amable de su padre que la recibía con su guardián sentado cómodamente en frente de él. Fujitaka no se molesto para nada, es más, se sentía orgulloso y se lo hizo saber a su pequeña, mientras que ella entre lágrimas le pedía disculpas por habérselo ocultado por tanto tiempo.

Desde ese día las cosas cambiaron para la familia Kinomoto, Sakura le contó todo sobre la magia, sobre las cartas Clows, ahora cartas Sakura, sobre sus guardianes y todas las aventuras que vivió junto a Tomoyo, Shaoran, Meiling y Eriol, no hay que mencionar, que cuando llegó Touya se sorprendió de ver a su padre y al peluche parlanchín en una misma habitación, de inmediato adivinó la situación y se sentó tranquilamente a lado de su padre contándole también sobre sus dones. Las noticias no terminaron ahí, ya que Touya no llegó solo, en el recibidor se había quedado Yukito, la forma falsa del segundo guardián, después de que Sakura explicara quién se encontraba tras la sonrisa del mejor amigo de su hijo, Fujitaka lo abrazó, agradeciéndole todo lo que había hecho por su familia e invitándolo finalmente a que viva con ellos, ya que él lo consideraba como hijo más.

La familia había crecido y ya no existían secretos, Kero podía rondar libremente en la casa y a veces Sakura usaba alguna que otra carta para ayudar a su padre, por otro lado Yukito se había traslado a una habitación en la casa y la compartía con el otro guardián.

Así paso el tiempo, Sakura siguió practicando, haciendo que su nivel de magia creciera, tenía la instrucción de Kero y Yue para eso, además estaba su inseparable amiga Tomoyo, que siempre tenía alguna nueva idea para que las cartas estén activas constantemente.

Todo estaba tranquilo, Eriol – la reencarnación del mago Clow – le enviaba cartas con regularidad, así que no había perdido contacto con él. De Shaoran y Meiling, se podía decir que era otro caso, Shaoran y ella se habían seguido escribiendo hasta hace tres años, en ese entonces dejó de recibir cartas de él a pesar de que ella lo seguía haciendo, al final desistió, se deprimió bastante y gracias a su familia y amigos –y a pesar de que extrañaba a Shaoran – logró superarlo y se dedicó a lo más importante en ese momento, su familia, su magia y sus estudios, por esa razón se convirtió en una de las mejores de su año, por no decir la mejor. Con Meiling fue igual, pareciera que los dos se habían puesto de acuerdo.

– Sakura – Un pequeño y gracioso peluche interrumpió los pensamientos de la chica, el guardián sabía que su dueña a pesar de que se había convertido en una gran hechicera, seguía manteniendo una pequeña tristeza por ese mocoso -como él lo llamaba- que a su parecer, no merece ningún pensamiento por parte de ella.

– ¿Qué pasa Kero? – preguntó la dueña de unos ojos color esmeralda, sonriéndole a su guardián para que no se preocupara, Kero solo suspiró como respuesta.

– ¿No te estás olvidando de la invitación de Tomoyo a su casa?, ¡en una hora debes estar ahí! – le reprendió.

Sakura sonrío con alegría y le dirigió una mirada acusadora – ya Kero, lo que a ti te pasa es que no puedes vivir sin comer dulces y más si aquellos dulces los prepara Tomoyo! – dijo riéndose al final, observando como el guardián se ponía rojo de la vergüenza.

– pero… ¡Sakura!, yo… no – intentó excusarse Kero, su dueña se rió con ganas, pero no le dejó terminar.

– Esta bien Kero, dame unos minutos que ya me voy a arreglar – dijo mientras abría la puerta de su cuarto dirigiéndose con paso calmado al baño.


Mientras se encontraba bajando las escaleras con Kero escondido en el bolso, casi se cae por el susto que le provocó su pequeño guardián al estornudar, tuvo suerte que Yukito en ese momento subía las escaleras y la sostuvo hasta que volviera el equilibrio perdido.

– Gracias Yukito – Sakura le dedicó una sonrisa – casi me voy escalera abajo por la culpa de Kero – dijo haciendo un tierno puchero al nombrar a su otro guardián.

Yuki le colocó una mano encima de su cabeza - a pesar de que Sakura había crecido unos centímetros Yukito seguía siendo muy alto - y le sonrío tiernamente.

– De nada pequeña Sakura – ella le devolvió la sonrisa

– ¿vas a quedarte donde Tomoyo esta noche? – Preguntó después de bajar su mano para observar mejor a su protegida – tu papá no viene hasta muy tarde, ¿le avisaste? –

– Si, le dije que me voy a quedar a dormir con Tomoyo, ya que ella quería una noche de chicas – Sakura se rio al decir lo último y Yuki le acompaño.

– Me tengo que ir, otra vez gracias y no te preocupes, que igual Kero va a estar conmigo – dijo señalando su cartera mientras se dirigía a la cocina, para recoger algunas cosas para llevar a la casa de Tomoyo.

– Monstruo – sabía que no se iba a salvar de su molesto hermano.

– ¡Que no soy un Monstruo! – le dijo mirándolo feo, Touya solo le sonreía con burla, la adoraba pero no podía evitar molestarla, dirigió su mirada a la parrilla en donde estaba cocinando por lo que no se fijó el momento en que Sakura comenzó acercarse y le regalaba con gusto su ya acostumbrado golpe en el pie haciéndolo encogerse de dolor.

– Sakura! – grito, viendo cómo salía corriendo de la cocina riendo.

– Nos vemos en dos días hermano! – le dedico una sonrisa y salió finalmente de la casa.

Se fue en bicicleta a la casa de Tomoyo, aún disfrutaba de esos paseos, aunque ya no usara patines le gustaba como el viento rozaba su rostro, era como si estuviera volando con su carta vuelo.

Pero también había cosas que recordaba que la llenaban de melancolía, eran recuerdos que atesoraba pero que sabía que la ponía un poco de triste por cómo había terminado, estaban justo en primavera y los árboles de cerezo estaban en todo su esplendor, le encantaba ver como las hojas de cerezo bailaban en el aire antes de caer, era de verdad su estación favorita y la que más disfrutaba en años anteriores, ciertamente en una semana exacta iba a cumplir 17 años, era increíble como pasaba rápido el tiempo y el hecho de que también empezara su último año de secundaria en dos días era testigo de eso.

Así como disfrutaba de las flores que poseían su nombre, en esa temporada siempre recordaba de la última visita que había hecho Shaoran, era cierto que ya lo tenía superado o eso ella creía, pero no podía evitar recordarlo y más por estas fechas, todavía en su memoria podía recordar claramente el lío en que se habían metido por la carta vació – ahora carta esperanza – y aunque perdió total contacto con el castaño y esa era una tristeza permanente que en una parte de su corazón guardaba, estaba feliz por haberlo conocido, porque aunque ella ahora lo podía catalogar como un amor de niños – que fue lo más lógico que encontró para superarlo – sabía que ese amor era tan fuerte y verdadero que fue capaz de traer la paz a sus cartas y al mundo, nunca se arrepentiría de haberlo sentido.

De la único cosa que se arrepentía fue el no haber sido capaz de decir adiós, sabía que era una tontería, pero ella no fue capaz de despedirse por cartas, simplemente dejó de hacerlo porque en ese momento todavía guardaba una pequeña esperanza, una esperanza que se fue apagando poco a poco con el tiempo.

Todavía le faltaba unas calles para llegar a la casa de Tomoyo, se detuvo un momento bajo un árbol de cerezo y sacó sus cartas y la encontró, su carta esperanza. Esa carta era el testigo que necesitaba Sakura para decirse que nada fue un sueño, que a pesar de cómo se encontraba ella, todo fue verdadero, incluso el amor que había sentido por él.

Sonrío un poco más alegre, igual no estaba en su forma de ser estar triste, así que se puso en marcha con una sonrisa radiante adornando su rostro, diciendo en un susurró el nombre de la persona que había querido.

– Shaoran – nunca se dio cuenta del resplandor que cubrió a la carta esperanza.


– Mansión Daidouji –

– Soy Sakura Kinomoto y vine a ver a Tomoyo –

– Ya le abrimos señorita Kinomoto –

Las puertas se abrieron y Sakura entró en los grandes jardines llenos de toda clase de flores. La casa seguía siendo la misma, no había cambiado nada en los últimos años y hacía honor a una frase que había leído recientemente "los lugares no cambian, son las personas que lo hacen"

Cuando llegó a la puerta le abrió una joven de rasgos finos con un cabello color negro y par de ojos color miel.

– Buenos días Naomi – Sakura saludó a la joven que tenía enfrente, ella había comenzado a trabajar para la familia Daidouji hace aproximadamente una año, no era mucho mayor que ellas, apenas contaba con 22 años de edad, no sabía cómo había llegado a trabajar ahí pero según le había comentado Tomoyo, había tenido una vida un poco difícil y por azares del destino conoció a su Tía Sonomi en una tienda donde le ayudo con algunos recados y al final había terminado trabajando para ella en su casa.

– Buenos días señorita Sakura, la señorita Tomoyo le está esperando en su habitación – Naomi le indicó con una sonrisa.

– Cuantas veces más tengo que decirte, puedes llamarme por mi nombre – le reclamó levemente – ¡no es tan difícil! vamos tu puedes, Sa-ku-ra – deletreo como si fuera niña pequeña – Y dónde está mi Tía Sonomí? – preguntó después de mirar alrededor.

Naomi solamente sonrío por las ocurrencias de la mejor amiga de la señorita de la casa y cerró la puerta después de que la ojiverde entrara al lugar.

– La Señora no se encuentra en la casa, ¿Desea que la llevé algo de tomar a la habitación de la señorita?

– Casi ni probé bocado esta mañana, así que tu ofrecimiento es más que bienvenido! – Sakura le sonrío

– Entonces le llevaré algo de comer Sakura – la ojiverde amplió su sonrisa al escuchar su nombre.

– Ves, no es tan difícil – y le guiñó un ojo antes de dirigirse hacia las escaleras que la llevarían a la habitación de Tomoyo.


– Tomoyo – susurró Sakura cuando entró en silencio a la habitación de su prima al no recibir respuesta a su llamado, había tocado tres veces, así que se imaginó que su prima se encontraba en el baño y sabía que no se iba a enojar por entrar a su habitación, al fin y al cabo eran como hermanas.

No la encontró en ninguna parte de la habitación, así que decidió esperarla acostada en su cama, ese día se había levantado con más pereza de lo normal y cerró los ojos por un instante.

¿Quién es? – se acercó lentamente hacía la persona que se encontraba ahí con ella, todo estaba oscuro y no alcanzaba a ver nada, cuando se acercó lo suficiente, reconoció sorprendida a la persona que se encontraba en frente de ella, esos ojos color chocolate, esa mirada ámbar, nunca la olvidaría – ¿Shaoran? –

– ¡Sakura! – sintió como alguien se le tiraba encima dándole pequeños golpes con una almohada.

– Tomoyo! – la miró sería y la amatista se quedo quieta observándole – no es justo que juegues sola! – dijo riéndose de la cara que había puesto su prima y le dio con la almohada que había estado bajo su cabeza, empezando una lucha de almohadas.

– Ustedes están completamente locas – Kero las observaba desde la mesa, ya se encontraba comiendo los dulces hechos por Tomoyo después de haber escapado del peso de su dueña y Tomoyo que se habían olvidado de su presencia en la maleta de la primera.

– No es para tanto Kerito – le sonrió la amatista – es solo una forma de divertirse.

– Si Kero, no hay porque ser aguafiestas

– Como digan – se metió una frutilla en su pequeña boca.

– Y donde te habías metido Tomoyo – mencionó ya Sakura sentada en uno de los muebles del lugar – pensé que estabas en el baño, pero si hubiera así no te habrías demorado mucho, porque creo que dormí un periodo más o menos largo – dijo sacudiendo un poco la cabeza, no quería recordar lo que había soñado.

– Fui a ver unas telas al cuarto de costura – le sonrió – estoy haciéndote un nuevo vestido! – sus ojos brillaron de la emoción.

– y esto es por?... – suspiró rendida Sakura, si existía algo que nunca iba a cambiar era la fascinación de su mejor amiga en hacerle ropa, ni siquiera se molestaba en protestar, sabía que igual ella conseguiría que cediera, a parte Tomoyo había avanzado a otro nivel en lo que respectaba a la costura – o eso le parecía a ella – sus diseños muy bien podían ser considerados como alta costura, así que ya no le daba pena la ropa que le hacía poner.. ¡Gracias al cielo que ya no la vestía de conejo!

Tomoyo la miro con cara de inocencia pero con un brillo extraño en los ojos que ella no pudo descifrar, pero lo dejó pasar, sabía que su prima después le iba a contar lo que pasaba en realidad.

– Pues no hay una razón en especial, es que como mañana vamos al parque de diversiones quería que te pongas el conjunto que te estoy haciendo – Sakura le sonrió – aparte es nuestro último fin de semana de nuestras vacaciones como estudiantes de instituto, las próximas vacaciones estaremos preocupadas por la universidad y esas cosas.

Tomoyo le dedicó una brillante sonrisa a su prima y está le dedicó una igual, sabía que Sakura sospechaba que guardaba algo, se había vuelto un poco más observadora con los años, pero también sabía que no lo intentaría averiguar a la fuerza y esperaría lo necesario para que le contara lo que se le pasaba por la cabeza, ahora, lo que la tenía así era que su mejor amiga se iba a llevar una gran sorpresa el día siguiente, esperaba que todo saliera como lo había planeado.

Buenas noches, habla Tomoyo Daidouji – Naomi le había dicho que le llamaban por teléfono y eso le extrañaba acababa de hablar con Sakura, así que estaba segura que no era ella.

Daidouji – sonó una voz femenina a través del teléfono – habla Li Meiling

Li Meiling! – Exclamó – la mismo Li Meiling que estudió conmigo en la primaria Tomoeda?

Esa misma – escucho como respondía con voz divertida

¡Como puede ser que después de tantos años llames así como si nada! – exclamó Tomoyo furiosa después de asimilar la sorpresa, ella sabía controlarse pero viendo como su querida prima había sufrido por la pérdida de comunicación con sus amigos chinos no podía comportarse así – donde está el idiota de tu primo! – reclamó a viva voz

– ¿en verdad eres Tomoyo? – Preguntó titubeando la persona al otro lado de la línea – nunca pensé que te escucharía gritar.

– Las personas cambian – respondió controlando un poco su voz e intentando calmarse – ahora si me contarás porque tú y Shaoran desaparecieron de la faz de la tierra? –

Para eso te llamaba – habló más tranquila, imaginaba que era porque la escuchó menos alterada – ¿no estás ocupada verdad? Esto va a ser un poco largo.

tómate todo el tiempo que quieras.

Esa fue la primera vez que Tomoyo había hablado con Meiling y eso fue hace aproximadamente dos meses, la china le había contado la razón del porque habían perdido comunicación, ahora sabía la razones de la desaparición de los chicos y conocía a Sakura sabía que ella iba a entender de la misma forma que ella lo había hecho, lo único que no estaba segura era como iba a reaccionar con respecto a la relación con Shaoran, una cosa era entender la razón por la que había dejado de escribir y otra muy distinta era el saber cómo comportarse con el que fue tu novio de la niñez.

Sakura había cambiado un poco con los años, si bien seguía siendo dulce, tierna y mantenía su característico despiste, no era la misma, se había vuelto bastante observadora – ella creía que era por la influencia de Yue – pero eso no quitaba que había cambiado, las responsabilidades que tenía al ser la mejor de su curso junto con los poderes que tenía desde pequeña, la había llevado a desarrollar un carácter fuerte, no se doblegaba fácilmente y sus razonamientos para más lógicos siempre salía a flote en los momentos que veía propicios pero eso no era lo más importante, porque para Tomoyo le parecía que Sakura con eso era perfecta, estaba totalmente consciente que ahora su prima ya no se dejaba llevar por los sentimientos si no que usaba su frío razonamiento y eso era lo que le preocupaba, la pequeña Sakura que se movía como uno solo con los sentimientos de los demás, había desaparecido, cierto que con las personas que ya conocía seguía siendo la misma, pero con nuevas personas siempre la rodeaba un aire melancólico que te permitía ver lo hermosa que era la joven pero que no permitía acercarte más a ella, Sakura seguía siendo amigable pero no permitía que nadie pasará su escudo, aunque tenía claro que Sakura ni siquiera se había dado cuenta de aquello, ella sabía que antes de hablar con alguna persona repasaba en su mente los pro y contra de esa relación, sabía que eso no lo hacía consciente, pero tenía razón al afirmar que esa era la única forma de protegerse que tenía la castaña.

Ahora Meiling la había llamado hace dos días diciendo que iban a viajar a Tomoeda y no sabía como decírselo a su prima, no le había mencionado nada de la anterior llamada porque le prometió a Meiling no hacerlo y porque le dio una buena razón, ahora Shaoran y ella llegaban mañana a Tomoeda a quedarse a estudiar por un tiempo, no sabía las razones pero esperaba que se las dijeran, ahora lo único que tenía en su mente era el encuentro que iban a tener el par de castaños el día siguiente y ella se encargaría de que su querida Sakura estuviera espléndida, a pesar de que entendía las razones que llevó al castaño a cortar la comunicación con su prima, iba a ser que se arrepintiera de no haber hecho lo posible aunque sea para despedirse, le iba a mostrar lo hermosa que estaba Sakura y que no era nada de él – claro por el momento – porque de igual forma sabía que los dos estaban hechos el uno para el otro y ella misma ayudaría para que todo volviera a la normalidad.

– Ya vas a ir a dormir – Sakura interrumpió los pensamiento de su prima al moverle el brazo, ya se había probado la ropa que su prima le había hecho y estaba hermosa, en serio que Tomoyo se lucía con esos trajes.

– Si Sakura – respondió Tomoyo levantándose y dirigiéndose a su cama – hay que descansar – y le guiñó un ojo, el día se había volando entre la costura y sus pensamientos.

– Claro que hay que descansar, mañana iremos al parque de diversiones! – grito emocionada como una niña pequeña – va a ser un gran día!

– hahahaha Si va a hacer un gran día – le dedicó una última sonrisa, muy misteriosa por cierto, antes de apagar la luz y caer las dos en los brazos de Morfeo.


Había amanecido, la luz que se filtraba por la ventana, daba directamente a los ojos de Sakura obligándose a levantarse, cuando abrió los ojos recordó que se había quedado con Tomoyo así que comenzó a buscarla con la mirada ya que no se encontraba en la cama.

La vio pasar muy apurada, estaba murmurando cosas que ella no llegaba a escuchar, supuso que Tomoyo sintió que alguien la observaba porque se detuvo inmediatamente y se voltio hacia donde ella se encontraba y le dedicó una radiante sonrisa

– va hacer un gran día – dijo Tomoyo y le volvió a sonreír con los mismo ojos del día ayer, sabía que estaba tramando algo, pero lo dejó pasar de nuevo pues iba a pasar un día increíble, todo un día completo en el parque de diversiones, era la mejor forma de decirle adiós a las vacaciones.

Ya completamente listas para salir, Sakura se volvió a mirar al espejo, en serio que debía darle un regalo a su prima, había quedado increíble y eso que normalmente ni se fijaba en eso. El reflejo le mostraba a una joven de 16 años, con un poco de maquillaje que la hacía ver natural, tenía puesta una blusa de mangas tres cuartos de un color azul marino y encima tenía una chaqueta de un color azul eléctrico que le llegaba abajo del busto con una falda blanca un poco arriba de la rodilla con un dibujito de una flor de cerezo en la parte derecha de esta y para finalizar, unas zapatillas color celeste y un cintillo del mismo color de la blusa con una pequeña flor postiza en su cabello que en ese momento estaba inmensamente largo, en palabras de Tomoyo, había quedado perfecta.

En cambio, Tomoyo se vistió con una blusa blanca con puntitos negros y una falda blanca con tablones un poco arriba de las rodillas con unos zapatos combers negros con un dibujo de un conejito blanco y el cabello recogido en una cola de caballo.


Al llegar al parque de diversiones, Tomoyo bajo primero que Sakura y comenzó a buscar a su alrededor, ya deberían estar ahí.

– ¿A quién buscas Tomoyo?- Se sobresaltó por la pregunta de Sakura pero se recompuso de inmediato al observar al objeto de su búsqueda y giró dedicándole una sonrisa a su adorada prima

– ¿Quieres ir a tomar un helado Sakurita? –

– Claro Tomoyo –

Se dirigieron a la tienda de helados, Sakura se encargó de pedir los sabores, le gustaba el de cerezas, así que pidió uno de esos para ella y uno de vainilla para el glotón de Kero y para Tomoyo pidió uno de Frutilla, el favorito de su prima.

Tomoyo se iba a encargar de pagar, así que se giró con la clara intención de buscar un lugar para sentarse y disfrutar del helado.

Nunca se imaginó lo que se iba encontrar enfrente de ella.

– Hola Sakura

– Shaoran –

Definitivamente a la próxima debía poner más atención a sus sueños y se iba a encargar ella misma de matar a su adorada prima.


Comentarios de autora:

Muchas gracias a todas las personas que han seguido El Nuevo Poder, si recuerdan como era el primer capítulo, notarán los inmensos cambios que he hecho a la historia y déjenme contarles que existirán muchos más en los próximos capítulos, he eliminado la historia en su totalidad ya que han pasado bastantes años desde que la comencé a escribir, tenía 14 años cuando la comencé, ahora tengo 20 años y creo que he mejorado un poco en mi redacción, no estaba satisfecha con lo que tenía antes y por esta razón voy a volver a redactar esta historia, mantendrá la idea original – lo de las cinco bases, Karina y sus hermanos – solo que de una u otra manera variará de la primera versión.

Espero que disfruten de este primer capítulo, los espero en los Reviews.

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Kari-Saku