SI QUIEREN LEERLA EN INGLÉS BUSQUENLA POR EL MISMO SEUDÓNIMO Y POR EL NOMBRE "THE SECRET".
En caso de que se lo pregunten, Christian si está en el libro, solo que no se lo esperarán.
No puedo dormir.
Desde hace varias noches me sucede lo mismo.
El mismo sueño.
Me senté en la cama mientras llevaba una mano a mi pecho donde mi corazón latía queriendo escaparse. Cogí los espejuelos de la mesita de noche y me los puse. El reloj marcaba cerca de las 11:00 pm. Hacía apenas una hora que me había acostado.
Me levanté y me dirigí hacia la cocina bajando las escaleras hacia el piso inferior en busca de un vaso con agua. Ya que estaba despierta decidí revisar el correo que estaba en la mesita de la sala. Tal vez así podía calmarme y volver a dormir.
Había varios sobres de invitaciones en el correo, junto con otros con las facturas. A mi madre siempre le llegaban cientos de invitaciones de las cuales solo aceptaba unas cuantas. Fui mirando las invitaciones y separando las que iba a asistir, esa era una de mis tareas, seleccionar los eventos a los que debía ir y los que no. Hasta que llegué a una invitación en particular y mis manos se quedaron congeladas sobre esta.
Habían pasado dos años desde la última vez que sostuve esta misma invitación entre mis manos y en estos momentos no sabía qué hacer con ella. El año anterior se había extraviado en el correo y nos llego un día tarde, por lo que no pude ir.
Aunque dudaba que hubiese ido. Pero ahora la tenía en mis manos y dudaba si asistir o no.
Miraba una y otra vez la invitación hasta que decidí arrojarla junto con los otros sobres de las facturas en la mesita frente al sofá. No tenía ganas de pensar en eso en estos momentos. Era dentro de dos semanas y la verdad era que no me apetecía ir a otro baile de máscaras en el Hotel Drake, no después de lo sucedido la última vez que había asistido.
No quería ni recordarlo pero los vagos recuerdos de ese día continuaban regresando a mi mente en algunas ocasiones y me atormentaban más siempre que llegaba este mes.
Recordaba su mirada intensa, sus brazos apretándome fuertemente mientras me llevaba hacia la habitación. Y sus labios recorriendo los míos mientras me poseía salvajemente. Recuerdo que desperté desnuda en mi habitación y con un fuerte dolor de cabeza. Sé lo que había sucedido, pero por más que lo intentaba todo era en vano. Recordaba algunas cosas, pero el resto solo eran pequeños flashes borrosos en los que teníamos sexo salvaje, nada concreto que me dijera quien era aquella persona. Lo más nítido que recordaba era que tenía un tatuaje en la espalda, pero no recordaba el diseño.
Había tenido una ruptura unos días antes y aproveché la fiesta en el hotel para emborracharme y olvidarme de todo. Pero nunca imagine que lo iba a conocer a él. Su mirada aún me continuaba perturbando en ocasiones cuando dormía y despertaba con el corazón latiendo fuertemente en mi pecho. Como había sucedido hacia apenas unos minutos.
No había sido casualidad que me despertara sobresaltada. Siempre por esta fecha me ocurría lo mismo.
Retomé mi camino hacia la cocina pero no podía evitar continuar pensando en la invitación.
Había llegado hoy al correo igual que lo hacia todos los años. El gerente del hotel era muy buen amigo de Grace, mi madre. TecFall, la compañía de la cual ella era Presidenta Ejecutiva se había encargado de diseñar el sistema de seguridad del hotel, instalando lo último en tecnología. Por eso todos los años en la fecha de hallowen cuando celebraban un baile de máscaras, le enviaban una invitación para dos personas incluyendo el hospedaje en una suite del hotel.
Me gustaba mucho mi trabajo, asistente personal de Grace Grey. Tenía el mejor empleo del mundo. Al principio no me iba mucho lo de ser asistente pero después terminó gustándome, además esta era una buena forma de agradecerle a Grace todo lo que había hecho por mí. Además de ganarme mi propio dinero. Grace siempre me había dado de todo, pero yo siempre preferí ganarme las cosas por mi misma y ella nunca se opuso, más bien me alentó.
Me había graduado de la universidad en ingeniería informática siendo la mejor estudiante de mi promoción. Era increíble que ya hubiesen pasado dos años. Después de terminar la pasantía, comencé de asistente de Grace. Quería a Grace como si fuera mi madre y ella me quería como una hija.
Nuestra historia juntas había comenzado cuando yo tenía diez años y mis padres fallecieron en un accidente de tránsito, ni siquiera lo recuerdo, no recuerdo nada antes de eso. Mi mundo está en blanco. En el testamento mis padres nombraron a Grace como mi tutora. Según ella me había contado era muy buena amiga de mi madre, y en ocasiones visitaba nuestra casa.
Me diagnosticaron con pérdida de memoria producto del trauma que había sufrido. Solo sé lo que me contaron que había sucedido. Tuvimos un accidente de tránsito, el auto dio varias vueltas antes de impactar fuertemente en la carretera. Recuerdo que estaba nevando y que estuve internada en el hospital cerca de seis meses. Grace se quedaba conmigo todos los días. Con el tiempo se convirtió en un rostro conocido para mí. Creo que mencionó en alguna ocasión que tenía un hijo, pero ella en los seis meses jamás volvió a hablar de él. Había sufrido una fractura en una pierna y otra en un brazo y solo me dieron el alta después de la rehabilitación.
Grace me llevó hacia su casa después de eso. Y fue cuando me contó lo que había sucedido con su hijo. Estaba avanzado en la escuela y recibió una beca en Londres. Su padre vivía allí, así que se mudó con él. Falleció en un accidente unos meses después de irse. El autobús donde iban él y otros chicos fue golpeado por un camión que cargaba combustible. No había quedado nada…solo ceniza.
Solo tenía 14 años.
Había muchas fotos de él en la casa, de varias edades, aunque con el pasar del tiempo Grace las había ido recogiendo. Solo había dos fotos con 14 años y estas eran las únicas que continuaban sobre la chimenea junto a una urna. Una de ellas se la había tomado unos días antes de irse a estudiar al extranjero y la otra se la había mandado unos días antes del accidente. Se parecía mucho a su madre. Ojos azules, pelo castaño claro y una hermosa sonrisa.
Así que al ella perder a su hijo yo me convertí en una hija para ella y me trataba como tal. Sé que Grace nunca remplazaría a mis padres ni yo jamás remplazaría a su hijo, pero al menos con ella era feliz como imagino que lo fui con ellos. Al poco tiempo de estar viviendo con ella, comencé a llamarla mamá.
Eso era para mí.
Me paré frente a la encimera a beber el vaso de agua mientras dejaba atrás los recuerdos del pasado y pensaba en el trabajo. Había muchas cosas últimamente rondando mi mente, como el hecho de que mi madre se retiraba a principio de la próxima semana y su lugar lo iba a ocupar alguien de quien jamás había escuchado hablar. Para muchos esto no suponía ningún problema, solo era el nuevo jefe. Para mí, era completamente diferente. Ya me había acostumbrado a trabajar con ella, ahora tendría que adaptarme a otra persona completamente diferente. Tendría que estar sentada afuera de su oficina atendiendo las llamadas y arreglando la agenda. En resumen haciendo más fácil el trabajo de una persona que era completamente extraña y desconocida para mí. Solamente conocía su nombre, Ryan Chasting.
Su currículo era impresionante, pero en cuanto a aspectos personales no aparecía nada. Ni fotos, ni fecha de nacimiento, ni familiares o amigos conocidos. Así que desconocía su apariencia. Solo sabía que provenía de Londres. No sabía porque tanto secreto, ni como había logrado que no apareciera ninguna foto suya en ningún lado. Nada. En ninguna red social, ni en Google había nada de él. Más que extraño era sospechoso. Era como si no existiese.
Solo esperaba que no decidiera deshacerse de mí y buscar a alguien más perfecta para ese puesto. Que no use espejuelos, que sea rubia, alta y que se vista con faldas cortas para llamar su atención.
Esa definitivamente no era yo.
Decidí dejar de pensar en idioteces a esa hora. ¿Qué hora era? Al mirar el reloj de la cocina este marcaba casi las 11:30 pm. Qué extraño que mi madre no había regresado. Había pasado por su habitación después de bajar las escaleras y estaba abierta, sin rastro de ella. Era domingo y aunque había salido a cenar, jamás había llegado tan tarde. Sentí el sonido de un auto parando en la entrada de la casa y me asomé por una ventana del frente apartando un poco las cortinas.
Grace bajó del auto y se despidió con la mano mientras se encaminaba a la puerta. No pude ver bien a la persona con la que había ido a cenar pero sabía quién era. Mi nuevo jefe. La persona que la sustituiría. Después de una semana mostrándole la compañía había quedado en ir a cenar con él para conocerse mejor y ponerlo al tanto de las cosas más importantes de la empresa. Al abrir la puerta se me quedó mirando entrecerrando los ojos.
— ¿Me estabas esperando Ana?— preguntó con curiosidad mientras caminaba rumbo a la sala de estar y yo la seguía.
— No, solo estaba tomando un vaso de agua cuando sentí el auto en la entrada. —le dije mientras cerraba la puerta y caminaba detrás de ella.
Era la verdad aunque ahora sentía mucha curiosidad por lo que había sucedido. La verdad era que no me interesaba en lo más mínimo como había ido la cena, solo quería saber si aún conservaba mi empleo. Pero le pregunté, solo por cortesía.
— ¿Que tal la cena?— Grace me miró enarcando una ceja.
— ¿De veras quieres conocer sobre la cena, o sobre si aun tienes empleo?—me preguntó mientras se sentaba en el sofá.
Grace me conocía mejor que yo misma.
— La verdad es que quiero saber si aún tengo empleo, aunque no me molestaría saber cómo ha ido la cena. — le dije alzando los hombros mientras ella sonreía y yo me sentaba a su lado.
La compañía era de Grace y ella había insistido en dejarme a mí a cargo al ser su única heredera. Pero decliné la oferta. Ella continuó insistiendo y al final llegamos a un acuerdo. Cuando cumpliera los 30 años me haría cargo yo de la empresa. Mientras continuaría de asistente. Pero eso, nadie lo sabía.
— Ya me lo imaginaba. Bueno la cena ha ido bien y aún tienes empleo, me he asegurado de eso.
¿Qué fue lo que dijo?
— ¿Cómo? No te entiendo. —le pregunté intrigada removiéndome en el sofá a su lado.
— Pues él quería traer a su propia asistente, pero logre convencerlo de que no lo hiciera. — dijo mientras se levantaba y caminaba rumbo a la cocina.
La seguí mientras procesaba lo que me acababa de decir. Grace se sirvió un vaso de agua que comenzó a beber lentamente haciendo más larga la espera.
— ¿No me piensas contar lo que le dijiste para convencerlo? — pregunté con determinación haciendo que ella dejara de beber el agua por un momento y me mirara fijamente.
— No mucho solo le dije que antes que tomara una decisión sobre el personal, o sea sobre ti, debía leer tu currículo y verte en acción.
— Eso fue todo, con eso lo convenciste.
— No, no fue todo, le entregué una copia del currículo para que lo leyera. — me dijo como si no tuviera la más mínima importancia.
— ¡Que! Dime que de verdad no lo hiciste.
— Lo hice. ¿Porque crees que llego a esta hora? Se puso a leer el currículum en la cena…y quedo impresionado. Llegó a la conclusión que eras mejor que su asistente actual. En conclusión, que te iba a conservar.
— No lo puedo creer. — dije mientras me sentaba en una banqueta pasando mis manos por mi rostro.
— No me agradezcas, aún no, primero quiere verte trabajando.
— ¡Qué!— eso que quería decir.
— Te va a poner a prueba. — me dijo mirándome fijamente.
— Genial, eso era lo que me faltaba. — dije exasperada.
— No te preocupes Anastasia, lo harás estupendamente cariño, solo tienes que hacer lo mismo que has hecho los últimos dos años conmigo. — dijo mientras pasaba una mano cariñosamente por mi rostro y mi cabello.
— Si, eso es lo que tengo que hacer. — dije no muy convencida mientras su caricia me relajaba.
Solo quedaba esperar a que comenzara y conocerlo a ver qué tal nos íbamos a llevar. Por ahora no pensaría en ello, aún me quedaba una semana. Después me preocuparía por mi nuevo jefe.
— Creo que mejor voy a dormir. —dije mientras me levantaba de la banqueta. — Buenas noches mamá, que duermas bien. — le dije dándole un beso en la mejilla para después dirigirme rumbo a las escaleras.
— ¿No tienes curiosidad por saber cómo es él? — me preguntó haciendo que me detuviera y me girara nuevamente hacia ella con un pie en los primeros escalones.
La verdad era que había tenido mucha curiosidad desde que me había enterado que mi madre se retiraba y que alguien que ella misma había elegido la sustituiría. Si que tenía mucha curiosidad por saber cómo era, pero a esta hora no me importaba la verdad. Debía ser muy bueno para que mi madre lo hubiese escogido entre la lista de candidatos que me había mostrado. Creo que había más de diez nombres en aquella lista. Ya lo conocería en algún momento de la próxima semana o de la otra.
— Si, pero al final lo conoceré igual. — dije encogiéndome de hombros mientras continuaba subiendo escalones.
—Pienso terminar de mostrarle la compañía entre el lunes y el martes, todo depende de él. — dijo mientras yo me quedaba parada por un momento en los escalones, congelada.
Solo dos días para conocerlo. Eso solo hizo que mi nerviosismo aumentara.
— De acuerdo. — le dije mientras reanudaba mis pasos y terminaba de subir los escalones dirigiéndome hacia mi habitación.
No vivía con Grace, tenía un apartamento cerca del parque Lake Shore. Solía venir por aquí algún que otro fin de semana al mes para quedarme con ella. Y este era uno de esos fines de semana.
Me tumbé en la cama, me quité los espejuelos y me puse a pensar en cómo sería mi nuevo jefe. Y lo imaginé de unos cuarenta años, pelo negro entrando en canas, mirada penetrante y una voz aguda y fría con acento británico. Sí, creo que esa sería la descripción perfecta teniendo en cuenta el auto que manejaba cuando dejó a mi madre. Me reí yo sola. Un auto cómodo y eficiente. Perfecto para alguien no muy joven. Ahora que lo pensaba se parecía al auto de mi madre. Tal vez él le había llamado la atención por eso. Alguien mayor, pero no tanto, con experiencia en el trabajo. Parecido a ella. Perfecto para ocupar el puesto. Me preguntaba si a mi madre le había gustado tanto como para salir en una cita con él.
Eso era ridículo tan sólo de pensarlo, a mi madre no se le ocurriría salir con la persona que la sustituiría. Aunque por otra parte tal vez él le había pedido salir a cambio de que no me despidiera. No podía ser, ella me dijo que le había mostrado mi currículum y lo había impresionado. —Ana deja de pensar idioteces a esta hora, lo que tienes es falta de sueño. — Me reprendí a mí misma. Lo mejor era acostarme a dormir.
Me acomodé en la cama mientras me tapaba con el edredón y acomodaba mi cabeza en la almohada. Mañana sería un día interesante, tal vez, si tenía suerte conocería a Ryan Chasting en persona, mi nuevo jefe, y se acabaría el misterio de cómo era en realidad.
Mis ojos poco a poco comenzaron a ceder ante el sueño y el cansancio del día y se cerraron lentamente, haciéndome caer en un sueño profundo.
