Hola!

Bueno este es mi primer fic así que agradecería mucho los reviews, me animan mucho a seguir escribiendo.

En esta historia casi todos los personajes son OC's mios excepto Noctis de Final Fantasy XV y Lightning de Final Fantasy XIII

La historia al principio parece algo confusa, en especial por los nombres y reinos, pero a medida que vas leyendo se va haciendo más clara.

Los personajes principales son 7, que se van presentando a medida de la histora, y todos menos Lightning son OC's míos.

Si hay alguna duda dejarlo en los reviews y yo os responderé.

Los personajes de Final Fantasy que he añadido no me pertenecen, son propiedad de Square Enix (más quisiera yo que fueran míos xD)

Espero que os guste ^^


LA ÚLTIMA BATALLA

A veces, no puedes predecir el destino, simplemente lo deseas, lo quieres alcanzar pero no puedes. Cuando ves que tus esperanzas se desmoronan y tus sueños se ven nublados por las oscuras tinieblas del mañana crees que nunca más verás un rayo de Sol. Cuando te quitan a un ser querido, te hacen llorar o sufrir, sientes tal impotencia ante tus acciones, ante tus emociones que no sabes lo que sentir. Pero siempre, por muy claro y fino que sea, siempre hay un rayo de luz esperándote en algún lugar, ya sea cálido o sombrío. Cada día que pasa, cada momento y experiencia te hacen pensar que quizás ese día no llegará, pero no pierdas la esperanza y mira al futuro, algún día llegará y se hará justicia. Algún día la paz volverá.

Episodio 1: huida a la libertad.

Cuando miro al cielo me vienen recuerdos de cuando un día fui feliz, pero todo se ve borroso y creo que mi esperanza se desmorona. Pero tengo que confiar, confiar en el futuro, en que algún día todo se resolverá y volverá la paz, la paz a las personas indefensas que tuvieron que pasar por tanto dolor como pasé yo antaño. No lo recuerdo bien, mis recuerdos son nulos, solo recuerdo ese nombre, ese nombre que nunca olvidaré. Ni siquiera me viene a la cabeza mi propio nombre, es extraño, pero ese nombre lo recuerdo. No sé de quién puede ser pero lo recuerdo siempre, y siempre lo haré: DAVID- Dhalia Udinov-


Era una mañana cálida y luminosa. Los pájaros cantaban alegremente ante la llegada de la primavera. Una primavera que no traería más que problemas. Durante la primavera, en Empire of Light se celebraban múltiples fiestas en todos los pueblos y ciudades.

Empire of Light es un reino grande y lujoso. No tiene la máxima tecnología como Bhunivelze pero la suficiente para que la gente viva feliz y pacíficamente. Yo vivo en un palacio enorme de la capital del reino, Pure Light. La capital es lujosa y no todo el mundo puede entrar. Normalmente suelen vivir nobles o generales del ejército con el suficiente dinero para permitirse una vivienda en ese lugar. Aunque tener una residencia en la capital cueste mucha plata algunos campesinos y artesanos viven allí por el simple hecho de comerciar con sus bienes ganando así una cantidad considerable de dinero, el suficiente para poder pagar un hogar allí. Aunque parezca todo lujoso y con un alto precio, la capital es una gran ciudad con uno de los números más grandes en cuanto a personas de las ciudades.

Yo soy la princesa del reino, por lo tanto vivo en la capital, en mi lujosa palacio. La gente piensa que yo tengo mucha suerte por el simple hecho de tener hogar y dinero. Aunque el reino parezca en buenas condiciones muchas ciudades han sido totalmente despobladas. Ha habido muchas epidemias en los últimos años que con suerte no llegaron a la capital y mucha gente se ha quedado pobre en la calle. Antes Empire of Light era uno del los mejores, por no decir el mejor de los cuatro reinos, hasta que la guerra comenzó.

Hace más de quince años, comenzó una violenta guerra contra Bhunivelze, nuestro reino vecino y el más próximo.

Recuerdo que era muy pequeña cuando eso sucedió y mis padres me dijeron que me cogieron de un río cercano al pueblo donde supuestamente vivía. Seguramente el pueblo en el que vivía fue el primero en sufrir la guerra contra Bhunivelze. Pero gracias a mi querido padre todo se solucionó, sus tropas consiguieron derrotar al ejército de Bhunivelze y en muchos años no volvió a ver indicios de guerra.

Hasta que esa primera guerra concluyó pasaron cuatro años y muchas ciudades cayeron, por lo que hubo unos años de pobreza en todo el reino, pero pasando los años el reino se repuso y fue el mejor reino de los cuatro. Hasta que hace un año, mi madre, la reina Blight murió de una enfermedad muy grave del corazón y mi padre gobernó solo.

Después de unos meses de eso, unas tropas de Darkness, el reino más lejano a nosotros atacó las ciudades más alejadas del reino provocando muchas muertes y mi padre, solo y triste por la pérdida de su mujer tuvo que lidiar con la guerra hasta ahora. Mi padre planea una alianza que cambiará el destino del reino.

Twilight, nuestro otro reino vecino está firmando un acuerdo con mi padre para la alianza y ayudarnos a derrotar a las tropas de Darkness. Todo de momento parece en orden, la guerra parece que llegará a su fin si mi padre consigue firmar el contrato de alianza con el rey de Twilight, Noctis, y Bhunivelze no ha atacado en todos estos años, por lo que la guerra por fin parece acabarse. Hoy nos daban las respuestas que con tanto temor hemos esperado, si la alianza resultará o no. Mi sueño siempre fue que todos los reinos llegáramos a un acuerdo de paz y no hubiera más guerra, y si esto resulta bien, estoy a un paso más de conseguirlo.

Me levanté de mi luminoso cuarto esperanzada de que ya hubiera llegado el mensajero real con la carta de aprobación de la alianza. Parecía que iba a ser una mañana perfecta, pero algo en mi vida iba a cambiar.

Me desperté y salté de la cama con ilusión. No había dormido gran cosa en pensar en el día de hoy y en las noticias que traerían. Estaba algo adormilada pero me levanté con energía.

Mi cuarto estaba inspirado en la edad media, grande, espacioso y con un decorado medieval como el de una princesa. A la derecha de mi cuarto había un cuarto de baño completo.

Al levantarme, me asee y me vestí rápidamente. Llevaba un vestido abultado con muchas capas y una corona de plata en la cabeza. En realidad odiaba los vestidos, pero la ocasión lo valía. Si mi padre no mentía y habían aceptado la alianza, el mismo rey de Twilight vendría al palacio. Tenía que estar digna de mi rango actual para ver al rey.

Fui caminando con cuidado de no tropezar con mi largo y enorme vestido y llegué al salón principal donde mi padre me esperaba sentado en un extremo de la enorme mesa del centro de la sala. En la mesa había un gran banquete digno de un rey, supuse que era para la ocasión.

Como si mi pare me leyera la mente se levantó, me abrazó y me saludo y me acompañó a la sala del trono. No habló conmigo durante todo el camino, conocía bien a mi padre y lo que menos le gustaba en el mundo es que desobedeciera sus órdenes o fuera demasiado impertinente por lo que preferí ir en silencio. Supuse que en la sala del trono estría esperándome el rey de Twilight con la respuesta por lo que mientras caminaba una gran sonrisa se dibujó en mi rostro.

La puerta enorme que separaba la sala del trono del resto del palacio se abrió de par en par por dos guardias que la empujaron.

Al entrar a la sala vi algo que me sorprendió mucho. Apoyado sobre una columna estaba un hombre de unos veinticinco años aproximadamente, de piel blanca y pelo negro con la mirada perdida en un punto lejano de la ventana de delante de él.

Miré a mi padre con ojos de confusión y mi padre respondió con una gran sonrisa y dio unos pasos adelante. Yo le seguí aun confusa ante la reacción de mi padre. El hombre nos miró como avanzábamos siguiendo apoyado en la columna.

Sus ojos eran de un color azul muy oscuro casi negro que tenían un brillo intenso. Levaba un traje todo negro con una capa de ese mismo color.

Se incorporó dejando de apoyarse sobre la columna y me miró con unos ojos fríos y distantes pero a la vez concentrados. Un escalofrío me recorrió la espalda pero mi instinto como princesa me obligó a acercarme a él. Mi padre me miró y yo, como si leyera sus pensamientos hice una reverencia al rey. Seguidamente el asintió y me dijo con voz firme y segura:

-Encantado, princesa Dhalia.- Su voz hizo eco en las paredes de la gran estancia y yo le contesté con voz segura para evitar el nerviosismo y a la vez confusión de mi corazón.

-Un honor-Dije mirándole a esos ojos oscuros que observaban cada movimiento que hacía.

-Supongo que no me he presentado, Noctis Lucis Caleum, rey de Twilight.- Mi padre nos hizo una señal de que le siguiéramos para hablar mejor en el salón principal y contarme la noticia que tanto había estado esperando.

Nos sentamos en la mesa. El joven rey del reino vecino se sentó justo delante de mí y mi padre a su lado. Yo le miraba con ojos extraños, aun confusa de que ese chico tan joven fuera el rey de todo un reino, solo por un momento me imaginé a mi sola gobernando el reino.

-Dhalia, veo totalmente normal tu reacción. No te esperabas verme tan joven ¿cierto?-Dijo con una pequeña sonrisa en la cara mirándome con los mismo ojos que en la sala del trono.

Yo dude la respuesta pero mi padre me hizo un leve gesto con la cabeza diciéndome que respondiera.

-Sí… yo… mi padre no me habló de ti-Dije algo nerviosa.

-Lo sé, yo le pedí que no lo hiciera, para ver tu reacción. ¿Cuál es tu edad, princesa?

-Yo... diecinueve.-Dije algo más relajada al ver una gran sonrisa en la cara de mi padre.

-Bien. Supongo que todos sabemos por qué estoy aquí, ¿no?- No entendía a dónde quería llegar pero asentí para no decir algo inapropiado delante de ese chico.- El tratado de alianza, ¿Fidus?- El chico miró a mi padre y este asintió. Yo estaba del todo confusa, no sabía lo que estaba pasando. Mi padre comenzó a hablar de un tono serio pero a la vez suave.

-Dhalia, querida, te tengo que contar una noticia importante-Hizo una pequeña pausa en la que miró al chico y continuó.-El tratado de paz está hecho- Un torbellino de emociones positivas me invadieron y una sonrisa inevitable se me dibujó en mi rostro. Pero mi padre continuó y eso me inquietó-Pero hija… hay algo que debería saber, para que el tratado se cumpla es necesaria una cosa…-Mi padre paro un momento y miró a su vaso lleno de vino, luego continuó mirándome a los ojos. Sus palabras sonabas series y frías.- Un acuerdo de paz es una cosa muy grave, y si yo… si a mí me pasara algo, tu tendría no solo que encargarte de Empire of Light, sino también parte de Twilight, por lo que el consejo de Twilight, el rey y yo hemos decidido que para que el tratado de alianza se haga, te casarás con Noctis.

Mi boca se abrió lentamente y la sonrisa se me fue de golpe. Todo mi sueño se veía perturbado por esas palabras. Sentía ganas de ponerme a llorar ahí mismo, de dejar salir toda mi frustración y de salir corriendo pero me quedé paralizada. Pasaron unos minutos silenciosos hasta que mi padre habló.

-¿Dhalia?- Al ver que no respondía mi padre tuvo que intervenir.

El rey era guapo, y esa alianza tenía mucho bien que aportar al reino, pero tan solo tenía diecinueve años, era aun muy joven e inocente como para casarme, y menos con alguien a quien no amaba. El rey fue simpático conmigo, aunque era demasiado misterioso. Al principio creí que él estaba totalmente de acuerdo con la boda pero mis ojos se clavaron en él. Ya no tenía esa sonrisa en su cara como la de antes y sus ojos estaban mirando a un punto de su vaso de agua envuelto es sus pensamientos como cuando entramos a la sala del trono. Ahora no estaba tan segura de que él quisiera casarse. Aunque no hubiera dicho su edad, solo se veía un poco más mayor que ella, unos veintidós o veintitrés años, aun muy joven para casarse también, pero él era rey a tan poca edad y no podrían gobernar él solo si una guerra estallara. El casarse con él no solo dependería el bien de los habitantes de su reino sino también del de Twilight. Aun así, el no tenía esa mirada, notaba como él tampoco estaba muy e acuerdo con esa decisión pero que se negaba a decirlo simplemente por el bien de su reino. Me planteé el casarme por el bien de mi reino pero el solo ver mis planes, mi futuro caerse por la ventana me negué a aceptarlo. Me levanté de golpe de la mesa sorprendiendo a los presentes y dije:

-Lo siento padre, pero no puedo, soy demasiado joven- Dije sin rodeos. Quería ser clara y intentar que mi padre no insistiera en el tema.

-Dhalia, está decidido.

-Padre, soy mayor de edad yo decido si me caso o no.

-Dhalia, es por el bien del reino y tú lo sabes, si no te casas el reino estará en peligro- Dijo subiendo cada vez más el tono.

-Se podría llegar a otro acuerdo pero no me casaré, me niego.

-¡Dhalia!- Mi padre se levantó de golpe y dio un golpe fuerte en la mesa haciendo temblar los vasos de la mesa.

-¡No! Me niego- Puedo ser muchas cosas, pero mi tozudez es una de ellas que a veces me trae bastantes problemas.

-¡Dhalia! ¡Es una orden! Soy tu padre, te lo estoy ordenando.-Dijo con un enfado cada vez mayor.

-¡No! ¡No lo aceptaré! Me niego a casarme, y no me podrás obligar hagas lo que hagas, si hace falta detendré la guerra luchando por mi misma pero me niego a aceptar algo contra mi voluntad-Dicho esto, me fui corriendo hacia mi habitación, decepcionada pero a la vez enfadada.

Noctis, quien había permanecido callado todo el tiempo se levantó y dijo.

-¿La obligará?- Dijo con voz más triste que enfadada.

-Por supuesto, no saldrá de palacio hasta que no acceda.

-Sabes que… yo firmaría aun así.

-Ya hablamos de esto, no permitiré que un día mi hija se haga cargo de dos reinos a la vez solo, ya hablamos, sin el consentimiento del consejo no podrás firmar y aceptarlo, lo sabes-Dijo mi padre seriamente.

-Bien… en ese caso, consiga la aprobación de su hija. Avísenme, de momento, tengo obligaciones en mi reino. Me vuelvo.- Dijo mientras caminaba hacia la puerta.

-Alto... Quédate, Noctis por favor. Lamento todo lo sucedido. Sé que no es manera de tratar a un rey. Quédate en palacio. Estoy seguro que mañana convenceré a mi hija y pronto habrá una boda. No puedo permitir que haga otro largo viaje de ida y vuelta de nuevo.

-Esa es mi decisión. Me vuelvo.- Dijo fríamente el rey de Twilight y salió de la habitación.

Yo solo pensaba en marcharme de allí.

Al llegar a mi habitación, cerré la puerta con llave y me tiré a la cama a llorar. Las lágrimas recorrían mis mejillas sin intención de parar.

Alguien llamo a la puerta y gritó mi nombre. Era mi padre que me amenazaba con que si no me casaba todo el reino sucumbirá en una inmensa guerra.

Yo me sentía egoísta, pero aun así, tenía mi idea en mente. Era demasiado joven y no iba a casarme con alguien a quien no amaba. No podía evitar que mi reino fuera destruido por una estúpida guerra pero tampoco quería casarme.

Una imagen vino a mi mente como un rayo. La imagen de los ojos de Noctis cuando mi padre habló del compromiso. Estaba segura de que alguien había obligado a Noctis a aceptar el compromiso.

Decidí idear mi propio plan. Si conseguía escaparme del castillo y llegar a Twilight para hablar con Noctis, que probablemente ya se había ido podría averiguar qué había pasado e intentar hacer una alianza con él sin compromiso. Era un viaje muy largo, y tenía que ser totalmente de incógnito o me descubriría por lo que tendría que coger simplemente un caballo y provisiones para unos cuantos días.

Rápidamente me cambié de ropa y, cuando dejó de sonar la puerta abría la ventana de par a par y cogí una capa para cubrirme y no ser reconocida. Me la puse y salté por la ventana.

Yo sabía usar magia blanca desde pequeña. Al haber sido recogida por los reyes de la guerra de aquel pueblo con tres años, yo no recordaba nada. Por lo tanto no supe quienes eran mis verdaderos padres ni siquiera sabía mi verdadero nombre, por lo que me pusieron el nombre de Dhalia. Probablemente mis padre fueran magos blancos y heredé su poder.

Al saltar por la ventana, usé la magia para levitar, evitando la caída en el suelo. Vivía en un piso bajo por lo que no fue gran cosa la caída.

Fui hacia el cuarto de armas. En ese lugar estaban todas las armas de los soldados. Yo guardaba, en la última estantería, mi fina espada. La que usaba siempre para luchar. La cogí y salí de allí con la capa de nuevo puesta.

Ensillé a mi caballo y cogí de la despensa algunas provisiones para unos días y agua. Las guardé en las alforjas de mi caballo y me monté.

En ese momento, los guardias ya habían conseguido abrir la puerta de mi habitación, ya qe la había cerrado con llave y comprobar que no estaba allí. Mi padre dio la alerta de buscarme por todo el palacio y unos guardias se percataron de que yo estaba montando a mi caballo las alforjas.

Corrieron hacia mí intentando evitar que me escapara, pero yo, apresuradamente, me monté al caballo y hice que corriera lo máximo posible alejándome cada vez más del palacio. A los guardias les fue imposible pillarme, ya que la velocidad del caballo era superior a la que ellos pudieran alcanzar.

Miré al palacio donde me crié para lanzarle una última mirada, una mirada de despedida.

No volvería a verle durante un buen tiempo. Mi padre ya habría lanzado la alarma de buscarme así que me metí por el bosque para que fuera más difícil pillarme. Tenía que apresurarme antes de que me cogieran.

Me preguntaba cómo sería Twilight. Nunca había salido de Empire of light. Mi reino era una ciudad bonita y lujosa inspirada en la edad media.

Había oído decir que Twilight era reconocido por su naturaleza. Literalmente el reino estaba construido sobre un bosque de dimensiones enormes. Había muchas leyendas de que en Twilight había muchas criaturas diferentes a las de Empire of Light.

Sabía que Bhunivelze era un reino lleno de tecnología, le llamaban la ciudad futurista. Decían que todo era electrónico, que se encontraban las armas más específicas y raras de los cuatro reinos y que había naves con tecnología superior a todos los reinos. Bhunivelze se componía de dos partes. Un paraíso flotante llamado Nido y una terreno enorme de vegetación llamado Paals. En el Nido estaba casi toda la tecnología mientras que en Paals estaban pequeñas aldeas. Pero allí se hallaban la mayor parte de las bases donde se guardaban las armas con multitud de soldados. La capital estaba en el Nido, y su rey se llamaba Cid Raines, que antes fue general de la brigada de caballería.

Por último Darkness era del que menos sabía ya que era el más lejano, pero se sabía que era un reino sombrío que se dedicaba especialmente a la lucha y al entrenamiento. Se dice que tienen la mayor armada de todos los tiempos, mejor que los tres reinos restantes juntos, pero es solo una leyenda. Se sabe que la mayor parte del reino está en ruinas, pero las ciudades principales son lujosas, con mucho oro, con calles recubiertas de oro por todas partes y piedras preciosas. Este reino se centra sobre todo en los soldados y en la minería. Son los trabajos que más predominan. El rey de Darkness murió hace poco de causas reconocidas y su sobrino, Nightmare, fue nombrado nuevo rey, ya que su padre, el hermano del difunto rey, murió en la guerra.

Me centré en mi actual misión, que era llegar sana y salva a Twilight para intentar hacer la alianza sin casarse con el rey y encontrarle para acordarlo. También tenía que evitar a toda costa que los soldados del reino la cojan.

De repente un ruido a mis espaldas me sobresaltó. Bajé lentamente de mi caballo y lo até a un árbol para que no se escapara. Saqué mi fina espada y la puse delante de mí para evitar cualquier ataque de algún monstruo o fiera. Vi que no ocurrió y fui a guardar la espada imaginando que había sido el viento, pero, antes de que pudiera reaccionar, una mujer con una espada más grande que la mía se abalanzó sobre mí. Yo me intenté defender como pude pero como veía que mi espada cedía a la suya decidía usar un hechizo. En realidad no quería hacerla daño. No era soldado del palacio porque no llevaba ningún uniforme, al menos de Empire of Light. Lancé un hechizo de fuego contra la mujer que la hizo apenas resbalar sus pies unos centímetros atrás. Paró casi todo el golpe con su espada. La mujer estaba entrenada de sobra. Pensé que estaba perdida. Hacía tiempo que no luchaba y no quería usar un hechizo más fuerte debido a que no quería lastimarla. Pero si apenas lanzar ningún hechizo, la chica de cabellos rosados dejó caer su espada y soltó un débil gemido.

La miré con cara de preocupación. Hizo un gesto de dolor en su cara y cayó sobre sus rodillas con una mano apretando la parte izquierda de su estómago. La chica tosió y apoyó su otra mano en el suelo. Ella estaba herida y sufriendo. Me agaché a ayudarla y la apoyé contra un árbol. Aquella mujer misteriosa que la atacó tenía un brillo en sus ojos especial…

Estaba temblando, estaba malherida. No sabía que le había pasado, pero no pude evitar preocuparme. No entendía por qué la atacó, probablemente por miedo o por angustia. Sus ojos se abrieron para verme. Sus ojos color azul eléctrico que parecía impenetrable.

- ¿Estás bien?- Le pregunté, preocupada.

-L…lo siento…-La chica tosió levemente. Su voz era ronca, no podía apenas hablar.

Me levanté y fui al caballo a por un poco de agua para ella. Cogí una pequeña cantimplora redonda de color marrón y se la ofrecí a la chica. Ella lo cogió bebió un poco de agua. Parecía más calmada aun así su respiración era acelerada.

-¿Estás bien?- Le pregunté de nuevo a la chica.

Ella asintió -Gracias…- Aun la costaba hablar. Su voz era ronca y baja.

-Soy Dhalia, ¿y tú?-Pregunté aliviada de que se sentía mejor

-Light…Lightning Farron…


Sé que es bastante cortito, pero como es el primero no quería enrollarme mucho.

Espero que os halla gustado, dentro de poco pondré el siguiente.