Disclaimer: Todo pertenece a Jotaká, como de costumbre.
"Este fic participa en el reto "Viñetas de emociones" para el foro de La noble y ancestral casa de los Black"
970 palabras, sin contar con las notas y el pequeño poema del principio.
"Pese a lo que la gente pudiera decir
ella lo quería así
con sus sonrisas de plástico
y sus aventuras en el ocaso."
#admiración.
Cuando era pequeña disfrutaba con las historias que su padre la contaba, muy bajito, porque mamá dormía en la habitación de al lado- y mamá tenía que descansar-
Las historias de su padre narraban la vida de tres chicos, el Trío Dorado, como él solía llamarlos con nostalgia, y los problemas en los que se metían cada vez que sus narices daban con algo que no olía demasiado bien.
A Rose la gustaba escuchar a su padre mientras él se acomodaba más y más en el sillón cercano a su cama. Le gustaba, porque antes de llegar al final, su padre se quedaba dormido, con la boca medio abierta y con un gesto de profunda tranquilidad- le gustaba mirarle-
La mayor parte de las veces Rose se levantaba de la cama y con pasitos de hada recorría el pasillo hasta la habitación de sus padres, donde entraba con el mayor sigilo posible- pero mamá dormía con un ojo abierto. siempre.-
-¿Qué pasa Rose?-preguntaba su mamá siempre que los flameantes rizos de su pequeña hija asomaban por el quicio de la puerta-relajaba la mano y dejaba caer la varita bajo la almohada- mientras se incorporaba en la cama. Sus indomables rizos enmarcaban su rostro en tanto sus ojos, tan sabios como siempre, miraban a Rose, en busca de respuesta.
-Papi se ha quedado dormido-murmuraba encogiendo los pies un tanto avergonzada por haber despertado a su mamá- trabajaba tanto que…-
-Oh. Entonces lo mejor será que lo traigamos a la cama, con mamá, ¿Verdad?-contestaba su mamá, levantándose de la cama. La barriga un tanto abultada- su hermano pronto llegaría- pero el espíritu era el mismo que el de esa chica que pertenecía al Trío Dorado.
Su mamá agarraba la fría mano de Rose y juntas volvían a la habitación de la niña. Allí su mamá metía a Rose en la cama, la arropaba y besaba su frente con cariño.
Luego se acercaba a su padre y con una suavidad que no iba con ella- mamá era dura como el acero- le zarandeaba hasta que él entreabría sus ojos, enturbiados por el sueño. Mamá le sonreía y con palabras dulces guiaba a su padre de vuelta a la cama que le correspondía. –mamá sonreía antes de cerrar la puerta-
Sin embargo había noches en las que Rose no buscaba a mamá, sino que se sentaba en la cama, frente a su padre, y le observaba dormir. Estaba atenta a cada respiración porque sabía que si pasaba algo la respiración de su padre cambiaría, se volvería errática y angustiosa-como aquella vez en el bosque. aunque ella no podía saberlo-
Mirar como dormía su padre era, para Rose, lo mejor que podía hacer en esas eternas noches de pesadillas bajo la cama, mientras mamá gemía por lo bajo en la habitación de al lado, asustada de sus propios fantasmas. Era lo mejor que podía hacer mientras crecía.
Solo que no era tan emocionante como ir con mamá al Ministerio o volar en escoba con la tía Ginny o sentarse en las rodillas del tío Harry mientras este le acariciaba los rizos, con la mirada fija en los labios de mamá, que hablaban de cosas del pasado que solo ellos dos podían entender.
No era tan emocionante- pero era mágico- Porque su padre, su papá, era todo lo que Rose necesitaba en las frías noches de diciembre en las que mamá se volvía más oscura y seria de lo que era normalmente.
Era especial, porque papá la sonreía mientras rememoraba las hazañas de aquellos chicos- sus ojos azules brillando como un cálido cielo azul- antes de que Morfeo le hiciera una visita y le dejara dormido en el incómodo sillón.
Quería ser como su papá y sonreír como si no existiera un mañana. Reír para aliviar la tensión en los momentos en los que mamá parecía perder el control de sus emociones.
Quería ser como su papá porque papá, para Rose, era magia.
…
Solo que la niña creció y dejó de escuchar los cuentos de su padre. Solo que creció tanto que comenzó a ver la realidad tal y como era. Empezó a saber- muchas cosas- y se dio cuenta de que su padre era un cobarde que siempre se ocultaba bajo fachadas de sonrisas falsas.
Y se enfadó. Muchísimo. Tanto que dejó de hablarle. Cerró la puerta y se cubrió los oídos con la almohada para no escuchar sus suplicas- "hablemos Rosie. Por favor"
Pero Rosie ya era mayor, y no quería saber nada de ese tipo que había abandonada a mamá y al tío Harry en un bosque solo porque su mente era débil- Rose odiaba la debilidad de su padre era como un reflejo de ella misma.-
-Rosie tenemos que hablar- tío Harry la miró desde el quicio de la puerta y Rose sacó la cabeza de debajo de la almohada tras pasarse allí días. Asintió y tío Harry, sentado a los pies de su cama, le contó a Rose la otra parte de la historia. Le contó como Ron había vuelto, como se había ofrecido para ser torturado en vez de que tocaran a Hermione, le contó cuan valientemente había luchado en la batalla de Hogwarts, le contó todos y cada uno de los momentos en los que Ron brilló con luz propia- y eran tantos que Rosie volvió a ser una niña..-
Volvió a ser una niña que veía a su papá como un héroe- que lo era, solo que..-
.solo que su papá prefería sentarse en el sillón que había frente a su cama, para contarle viejas historias acerca de un grupo de amigos que habían salvado al mundo antes que alardear de haberlo hecho frente a un grupo de personas desconocidas.
Su papá solo quería ser el héroe de su familia- y lo era, con creces- Y Rose-Rosie aprendió que lo quería así, tal y como era.
primera viñeta, de tres.
sinceramente, no me ha gustado mucho como ha quedado, pero bueno.
nos leemos en la siguiente, que será #arrogancia.
EtherealSighs.
